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Proyecto de Acuerdo 12 de 2013 Concejo de Bogotá, D.C.

Fecha de Expedición:
--/ 01/2013
Fecha de Entrada en Vigencia:
Medio de Publicación:
La Secretaría Jurídica Distrital aclara que la información aquí contenida tiene exclusivamente carácter informativo, su vigencia está sujeta al análisis y competencias que determine la Ley o los reglamentos. Los contenidos están en permanente actualización.


 
 

PROYECTO DE ACUERDO 012 DE 2013

PROYECTO DE ACUERDO 012 DE 2013

"POR EL CUAL SE MODIFICA PARCIALMENTE LA ESTRUCTURA ADMINISTRATIVA DEL DISTRITO CAPITAL EN EL SECTOR CULTURA, Y SE CREA EL INSTITUTO DISTRITAL DE CULTURA CIUDADANA"

EXPOSICIÓN DE MOTIVOS:

I. OBJETIVO:

Este proyecto de acuerdo tiene como objetivo la creación del Instituto de Cultura Ciudadana en Bogotá para la formulación, implementación, monitoreo, evaluación y coordinación de una política pública de cultura ciudadana para Bogotá.

II. JUSTIFICACIÓN:

En 1997, la cultura ciudadana en Bogotá fue una de las iniciativas más importantes de la administración de Antanas Mockus. Esta pretendió reducir las tasas de victimización de la ciudad, mejorar la convivencia ciudadana, así como motivar un mayor respeto a las normas y a los recursos públicos de la ciudad. Los logros que obtuvo la ciudad gracias a la implementación de una serie de estrategias de cultura ciudadana fueron evidentes. La reducción en la tasa de homicidios, el aumento en el pago de impuestos, la reducción del consumo de agua, y la reconstrucción de lo público, tanto en los espacios físicos de la ciudad como en las relaciones con el gobierno, son algunos ejemplos de las acciones de esa administración que se constituyeron en paradigmas de política pública para administraciones posteriores.

Después del primer gobierno Mockus, algunas ideas y estrategias de la cultura ciudadana se mantuvieron, otras se reinterpretaron, como también otras no se continuaron. Esto conllevó a que en la ciudad la cultura ciudadana careciera de continuidad en sus acciones y de un riguroso seguimiento y retroalimentación, que fuera transversal e integral como se había realizado en los primeros años en los que ésta se desarrolló.

Fueron varios los factores que incidieron en la falta de continuidad de las estrategias en torno a la cultura ciudadana. Estas iban desde la falta de permanencia de un equipo técnico de trabajo que liderará y mantuviera las estrategias formuladas, como también la incidencia de intereses e improntas políticas que cada administración quiso imprimirle a la idea, debido a la interpretación y reinterpretación que cada gobierno de la ciudad le dio a esta idea. En un principio, para Mockus, el eje conceptual clave fue el divorcio entre ley, moral y cultura. Para Enrique Peñalosa (1998-2000), la cultura ciudadanía se daba en una ciudad que debía mejorar las condiciones físicas y de oportunidades en la ciudad como parte de construcción de lo público. Para la administración de Luis Eduardo Garzón (2004-2008) fue la construcción de una cultura de deberes y derechos, centrada en la participación ciudadana. Para Samuel Moreno (2008-2011), la cultura ciudadana buscó sintetizar los enfoques representativos de las previas administraciones en el programa "Amor por Bogotá" y, actualmente, el gobierno de Gustavo Petro buscar darle el un giro a la cultura ciudadana a través de la "Cultura Democrática" con el fin principal de establecer nuevas formas del relacionamiento ente el gobierno y los ciudadanos de éstos entre ellos, que potencie sus capacidades y libertades.

No obstante, los esfuerzos de la administración Garzón y Moreno no tuvieron el impacto deseado en el imaginario colectivo, en parte por la debilidad institucional y la falta de constancia de los técnicos tuvieron las primeras tres administraciones distritales en llevar a cabo las estrategias propuestas en torno a la cultura ciudadana. La carencia de una institucionalidad cuya única responsabilidad fuera la de diseñar y hacer seguimiento de las metas y estrategias fue también un factor importante en la discontinuidad de los procesos y acciones que buscaban fortalecer la cultura ciudadana en Bogotá. Es por ello que el presente proyecto de acuerdo busca la modificación parcial del sector de Cultura, Recreación y Turismo con el fin de abrir espacio al Instituto de Cultura Ciudadana como una entidad cuya función sea diseñar, coordinar, evaluar, desarrollar e implementar acciones y estrategias transversales en torno a la cultura ciudadana en el Distrito Capital.

Si bien el nuevo Instituto de Cultura Ciudadana por sí mismo no es una garantía de que se mantenga una política de ciudad sobre la cultura ciudadana, pues ello depende más de la voluntad de cada administración, esta entidad si permitirá mantener y generar las condiciones suficientes para construir y hacer seguimiento a estas políticas en el corto, mediano y largo plazo. En este sentido, esta nueva institución deberá ser un garante de estabilidad y de congruencia de que las múltiples estrategias y acciones que se realicen sean articulas y coordinadas entre sí.

La actual administración esta diseñando una serie de estrategias en tono a la cultura ciudadana. Pero vale la pena recordar cuál fue el contexto y las acciones realizadas en previas administraciones para tener en cuenta su importancia, rol y necesidad en el momento de consolidar la nueva estrategia, más aun frente a la iniciativa que se plantea en este proyecto de acuerdo de crear el Instituto de Cultura Ciudadana.

1. El contexto

En los años noventa Bogotá era percibida por su habitantes como una ciudad caótica, violenta y con un sin número de problemáticas sin solución. Por ejemplo las tasas de homicidio de la Capital, durante la década de los años setenta a hasta los inicios de los años noventa mostraban un aumento paralelo e inferior a las tasas nacionales. Para 1993, estas fueron de 80 homicidios por cien mil habitantes, las más altas en toda su historia y superando el promedio nacional (Ver gráfica 1)

Gráfica 1 - Comportamiento del Homicidio en Bogotá y Colombia, 1962-2008

Tasa por 100.000 habitantes[1]

Fuente: Jorge Orlando Melo (2009) a partir de los censos de 1964, 1971,1985,1993 y 2005 conciliados por el DANE, proyecciones intercensales del DANE, y número de casos de homicidios por la Policía Nacional 1962-2006

Del mismo modo, otros índices, como los atracos, hurtos, hurtos de automóviles y robo, también empezaron a aumentar en la ciudad desde 1989 alcanzando los niveles más altos en los años de 1991 y 1992.[2] Entre 1989 y 1992, la tasa de victimas de  atracos aumentó de 80 a 115; para el mismo periodo, la tasa de victimas de hurtos fue de 125 y aumentó a 180, así como la tasa robos pasó de 140 a 230 entre 1989 a 1992; finalmente la tasa de hurto de automóviles venia en aumento desde 1987, pasando de 45 a 70 en 1992.[3]

Estos factores determinaron la percepción negativa de los bogotanos. Las primeras mediciones al respecto se hicieron en 1997 por la Alcaldía Mayor, la cual adelantó una encuesta de una muestra de 1.225 personas en donde se evidenció que el 53% de los encuestados tenían un visión negativa de la ciudad, de los cuales el 24% se consideraba como "indiferente" hacia los principales problemas da la ciudad y a la "aceptación de mecanismos de regulación" por parte de la administración distrital.[4] Adicionalmente, el 70% de los entrevistados opinaba que las grandes urbes, como Bogotá, eran escenarios que se caracterizan como "fuentes de "vicio y depravación" y como lugares que podrían "corromper a las personas de bien". [5]

Estas percepciones ciudadanas también configuraron un imaginario pesimista de la ciudad y de sus gobernantes. Por ejemplo, el mismo ex alcalde Jaime Castro argumentó sobre el gobierno Distrital los siguientes:

"La ciudad en el 92, 93 estaba colapsada, no había ninguna credibilidad y no había confianza ni en las autoridades ni en el distrito como entidad pública (...) no solo en el tema de seguridad, en el tema de salud, en el tema de educación, en el tema de inversión. La administración estaba desaparecida, desprestigiada… desgastada."[6]

Por su parte Lariza Pizano, en el libro Bogotá y el cambio, mediante el estudio de grupos focales de diversas poblaciones y condiciones socioeconómicas de bogotanos pudo concluir que los alcaldes de finales de los años ochenta eran descritos como "...ineficientes, populistas, poltiqueros e, incluso, corruptos."[7] Complementaria a esta percepción, los ciudadanos se sentían indefensos, como lo muestra la encuesta de 1997 realizada por la Alcaldía Mayor, en donde se señala que el 50% de los encuestados y de las autoridades de policía sondeadas estuvieron de acuerdo con que las llamadas "personas de bien" hicieran "el ejercicio de la ley por sus propias manos" cuando las instituciones y los funcionarios responsables no adoptaran las medidas necesarias para ello.[8]

En suma, la baja legitimidad institucional conllevó a una debilidad en el cumplimiento de la ley, en un desprestigio de la clase política y en un contexto en el que la inseguridad y los problemas de convivencia propiciaron la percepción ciudadana de la incapacidad de las instituciones distritales para dirimir los conflictos de violencia entre los ciudadanos. Sumado a lo anterior la poca voluntad de los bogotanos para cumplir la ley y los pactos entre sí llevaron a que aumentarán los índices de intolerancia y violencia. Este divorcio entre la ciudadanía y el funcionario se extrapoló a los aspectos públicos de la ciudad, como el espacio público. En torno al espacio público no existía una cultura en la que autoridades y ciudadanos contribuyeran a su mantenimiento, como tampoco un cumplimiento estricto de las reglas establecidas. La baja legitimidad institucional también permitió que estas instituciones no operaran como autoridad.

En este contexto el alcalde Antanas Mockus, formuló en 1995 la política de "Cultura Ciudadana" como estrategia central del Plan de Desarrollo Formar Ciudad. En éste se estableció que: "Por cultura ciudadana se entiende el conjunto de costumbres, acciones y reglas mínimas compartidas que generen sentido de pertenencia, facilitan la convivencia urbana y conducen al respeto del patrimonio común y al reconocimiento de los derechos y deberes ciudadanos"[9]

La cultura ciudadana en este gobierno se materializó en un conjunto de programas y proyectos que expresaron la prioridad de un gobierno local, orientado hacia la convivencia ciudadana por la vía de un cambio comportamental consciente. En este contexto, el reto de la convivencia se dirigió a mitigar las causas que generaban los conflictos, que derivaban en acciones de violencia. Es por ello que la convivencia depende de reglas comunes: reglas culturales compartidas, marco constitucional y legal explícitamente adoptado, convenciones internacionales y de la capacidad y disposición compartidas por la gran mayoría para celebrar y cumplir acuerdos. Para el ex alcalde Mockus la implementación de esta política tuvo un enfoque educativo y comunicacional fundamentado en dos supuestos: Divorcio entre ley, moral y cultura; y la reducción de este divorcio mediante estrategias de comunicación.

1.1 Mockus-Bromberg (1995-1997)

Las acciones más representativas de la alcaldía Mockus-Bromberg fueron las siguientes:[10]

* La "Ley zanahoria": impuso el cierre de estancos y de establecimientos nocturnos que vendían licor a la 1:00 a.m. Esta medida se apoyó con otras que buscaban generar regulación cultural, autorregulación y sanción como la propuesta por "ser zanahorio", es decir, según Mockus esta pretendía  reivindicar la vida sin excesos y en la que, ante el conflicto, busca la solución pacífica y acorde a al ley. Las campañas publicitarias del fondo de prevención vial de "Entregue las llaves" y "El conductor elegido" ayudaron a fortalecer la regulación ejercida hacia los ciudadanos. En 1995 los homicidios comunes con presencia de alcohol en la sangre se redujeron en 9.5%, así como las muertes en accidentes de tránsito con personas embriagadas involucradas, disminuyeron 24.2%. Esta estrategia también influyó en que en diciembre de 1996 los homicidios descendieron un 26.7%. En 1997 y en comparación con el año anterior, se redujeron 15% los homicidios comunes y 13% las muertes en accidentes de tránsito.

* Prohibición al uso de la pólvora: para la Navidad de 1995, el Distrito hizo una restricción parcial del uso de la pólvora anunciando que sería total si llegase a presentarse algún caso de niño quemado en la ciudad. Esto sucedió, por lo cual se restringió y autorizó la venta sólo a los fabricantes y distribuidores en períodos muy limitados y en sitios definidos y controlados por el gobierno Distrital. A los padres que permitieran que sus hijos jugaran con pólvora se les impuso sanciones pedagógica, con trabajos cívicos. Estos controles llevaron a que las muertes de niños y los heridos bajaron de 127 a 46 en 1995. Así mismo, en la Navidad de 1996 no se presentaron muertos y los heridos fueron de 41 personas.[11]

* El plan desarme y la campaña de "desarme voluntario": enseñaban a las personas a resolver ciertos conflictos que estas creían que no se podían solucionar en forma pacífica. Para ello se les pedía que invitaran a alguien con quien tuvieran un conflicto, disputa o desavenencia y le propusieran el camino más corto para resolverlo: el diálogo. Se definieron 9 puntos de la ciudad en los que se enseñaba a resolver disputas; en esos nueve puntos, comisarios de familia y personal de los centros de conciliación daban a conocer técnicas y habilidades para resolver conflictos e informaban sobre instituciones que prestaban asesoría en estos campos. Se recaudaron 2.538 armas, las cuales se convirtieron en materia prima de cucharas para alimentos de bebe. Además, estas acciones contribuyeron en la reducción de las tasas de homicidios comunes, las cuales pasaron de 70 por cien mil habitantes en 1994 a 60 en 1995 y posteriormente a 48 en 1997.[12]

* Jornadas "Re"(conciliación): en estas jornadas se enseñaron a las personas a resolver ciertos conflictos que estas creían que no se podían solucionar en forma pacífica. Para ello se les pedía a través del dialogo con quien tuvieran conflictos o disputas se resolvieran las diferencias. Se definieron 9 puntos de la ciudad en los que se enseñaba a resolver estos problemas, apoyados con comisarios de familia y personal de los centros de conciliación.[13]

* Jornadas de "vacunación contra la violencia": consistieron en un rito breve, asistido por un psiquiatra o un psicólogo en el cual las personas que participaron recordaron la agresión sufrida y liberaron emocionalmente su sufrimiento a través de una descarga verbal o física contra un muñeco en cuyo rostro habían dibujado los rasgos de la cara del agresor. Se realizaron dos jornadas, en las que participaron cerca de 45.000 personas.[14]

* Tarjetas ciudadanas y campañas de mimos y cebras: estas buscaban que los mismos ciudadanos fueran capaces de autorregular su comportamiento y regular el de los otros, las cuales fueron repartidas masivamente y, se utilizaron para censurar o aprobar los comportamientos de peatones o de conductores de vehículos en el espacio público. Las campañas de mimos y cebras, buscaban promover y ejercitar la convivencia entre peatones y conductores de vehículos para generar más conciencia de la conveniencia de las reglas de convivencia y de la importancia de cumplirlas en los espacios comunes. Los mimos, se ubicaban en importantes vías de alto flujo vehicular, especialmente en el centro de la ciudad, tratando de persuadir de forma lúdica sobre el respeto a las convenciones del tránsito peatonal y vehicular a los conductores que ocupaban con sus automóviles los espacios demarcados para el paso de los transeúntes o "cebras". Así mismo estas campañas buscaban que los bogotanos aprendieran y afianzaran la utilización de espacios como los paraderos y las "cebras". Los resultados de estas campañas fueron que en 1996 el 76,46% de los conductores y el 72,25% de los peatones respetaban la cebra. [15]

* "Rock al parque", "Rap al parque", entre otros eventos al parque buscaron motivar la autorregulación y la tolerancia de los jóvenes en las actividades que tenían lugar en el espacio público. Así mismo, buscaban mejorar la apropiación de ellos por parte de la ciudadanía.[16]

* Carta de Civilidad o reformulación y actualización del Código Distrital de Policía de Bogotá. El proyecto buscó convertir el código de policía como un manual de convivencia ciudadana. Aunque la reforma fue archivada por el Concejo de Bogotá casi al finalizar la administración Mockus-Bromberg, se involucró en ésta su realización la participación de grupos de trabajo convocados por la misma alcaldía, los cuales fueron llamados como "semilleros de convivencia". La participación ciudadana en estos grupos se enfocó en problemas específicos de convivencia y buscó integrar la presencia y el intercambio de roles de infractores, autoridades y ciudadanos afectados por la transgresión.[17]

En conclusión, la estrategia de cultura ciudadana en la administración Mockus-Bromberg fue una alternativa de cambio y renovación en un contexto de una institucionalidad desprestigiada y permeada por factores de corrupción y el desencuentro de lo público y lo privado. La virtud de esta estrategia fue que surgió como una alternativa para Bogotá, que desde la Alcaldía impulsó la transformación institucional como una vía posible de orientar a los ciudadanos en el aprendizaje colectivo.

1.2 Enrique Peñalosa (1997-2000)

Aunque la alcaldía de Enrique Peñalosa no desarrolló una estrategia concreta de cultura ciudadano no puede negarse que en esta administración se continuaron acciones en torno a su construcción y enriquecimiento a partir del terreno abonado en la administración Mockus-Bromberg. En el gobierno de Peñalosa se continuó con la "Ley Zanahoria", con  las campañas de recuperación y aprovechamiento de espacios públicos, como los festivales de "Rock al Parque", el inicio al cambio de uso del transporte público particular por el sistema TransMilenio, la implementación de las ciclorutas y el incremento en la renovación de espacios deteriorados como San Victorino y el parque Tercer Milenio, entre otros.[18] Estos procesos contribuyeron a un aumento progresivo en la percepción positiva de los ciudadanos de su ciudad, a mejorar la interacción de las relaciones cotidianas entre los bogotanos.

Según Lariza Pizano, el compromiso político que plantea el Plan de Desarrollo de Peñalosa está claramente relacionado con la existencia de una visión de Bogotá que busca superar las ideas que caracterizan a la ciudad como la "Bogotá desvertebrada, Bogotá abandonada, el Sahara Bogotano. Bogotá caótica, monstruo, desastrosa, inmanejable, ingobernable, invivible".[19] Por consiguiente, el Plan establece una relación entre la existencia de unos nuevos principios organizativos y estéticos del espacio urbano bogotano, así como la formación de un nuevo ciudadano, que se caracterice por poseer un sentido de responsabilidad con el planteamiento de propuestas de acción política para solucionar los problemas comunes.

En este sentido, para Peñalosa la manera de construir y de organizar la vida urbana es un mecanismo fundamental para lograr la construcción de ciudades más igualitarias, integradas y dispuestas a realizar en ellas el ejercicio del interés general.[20] Por lo tanto, para Peñalosa: "El espacio público no se crea espontáneamente sino que hay que hacerlo: comprar tierras, diseñar y construir aceras, parques alamedas, campos deportivos, ciclorrutas y bibliotecas. En todos sus detalles, la ciudad debe expresar que el ser humano es sagrado y debe tratarlos como tal. Una ciudad así, genera comportamientos ciudadanos. La educación de ciudadanos civilizados, respetuosos con los demás y con la ciudad depende, en gran medida, del entorno. La cultura ciudadana cambia cuando el entorno cambia."[21]

En síntesis, la construcción física de los espacios públicos se consolida en una estrategia para construir "lo Público" en la ciudad, es decir, la forma de fortalecer y crear relaciones entre los ciudadanos, de manera que ello redundará también en generar un sentido de pertenencia entre los bogotanos con los en tornos y recursos de la ciudad, así como mejorar y facilitar la convivencia entre los ciudadanos y las relaciones de estos con las autoridades distritales. En esta construcción la idea de cultura ciudadana tuvo asidero y continuidad.

En este sentido, dos programas contribuyeron a hacer del espacio público un escenario para la construcción de la convivencia como ejes de formación e integración ciudadana. El primero fue "Obras con Saldo Pedagógico", el cual se creó en la administración Mockus-Bromberg y se continuó por esta alcaldía. El programa premiaba a los mejores proyectos de barrios y comunidades organizadas con la financiación de sus obras. Los proyectos debían mejorar la calidad de los entornos comunes o de espacios considerados como inseguros o abandonados, para convertirlos en lugares de encuentro, tales como parques, plazoletas, alamedas y andenes. En segundo lugar, el programa de "Acciones para la Convivencia", creado por la administración Peñalosa, ejecutó proyectos de desarrollo comunitario como clubes deportivos, infantiles o de abuelos; festivales barriales y culturales; jornadas de arborización y jardinería y frentes de seguridad local.[22] Ambos proyectos tuvieron como fin fortalecer las capacidades de las organizaciones comunitarias para diseñar, contratar, ejecutar y evaluar proyectos que tuvieran como objetivo el rescatar las relaciones de convivencia entre los vecinos y fomentar la apropiación de lo público.

Finalmente, es importante subrayar el papel de la gestión de los guías cívicos del programa "Misión Bogotá". Estos guías adelantaron trabajos cívicos, concentrados en promover e inculcar el respeto a las normas de convivencia. La idea que subyace en la labor de este guía es la siguiente: quien fuera en su pasado transgresor de la convivencia en un menor grado, ahora es el promotor y el pedagogo de comportamientos que promovieran el respeto por las normas, el cuidado por la ciudad y el guía de la misma. En este caso, el guía cívico fue un replanteamiento de esta administración del papel del "mimo" de la administración Mockus-Bromberg. La labor de los guías cívicos se desenvolvió también en ámbitos como la asistencia en las obras de mantenimiento de entornos públicos, como guías turísticos, como promotores del respeto a las normas de tránsito por conductores y peatones, para nombrar tan sólo algunos de ellos.[23]

1.3 Antanas Mockus (2001-2003)

En la segunda administración de Antanas Mockus la Cultura Ciudadana siguió siendo en tema estructural del plan de Desarrollo, salvo que esta de estructuró de forma distinta que en el primer gobierno de Mockus. En el Plan de Desarrollo, "Bogotá para vivir todos el mismos lado", la Cultura Ciudadana aparece compuesta de tres estrategias principales: [24]

1) Impulsar el cumplimiento de normas

2) Propiciar la cultura democrática

3) Fomentar la comunicación y la solidaridad entre las personas mediante el uso de los espacios públicos.

Cada una de ellas desarrolló diversos sub-campos de acción que estaban comprendidos en distintos programas, seis en total, los cuales se pueden clasificar así: [25]

a) Cultura Cívica: programas de "Apreciar las normas y admirar lo bueno" y "Aportar de buena gana";

b) Protección de la vida: programa de la "Vida Sagrada"

c) Cultura Democrática: programas y "Procedimientos para decidir" y "organizarse para influir y aprender"

d) Cultura simbólica: programa "Comunicar vida y jugar limpio"

De las acciones realizadas en esta administración para concretar estos objetivos, se destacan las siguientes:

* La Vida Sagrada: el objetivo central de este programa fue el de fomentar los modos de vida saludable y generar confianza, seguridad y tranquilidad para que las personas ejercieran sus derechos y libertades, disfrutaran de la ciudad, cumplieran sus deberes y construyeran confianza en la justicia y en el buen uso de la fuerza por parte del Estado."[26] Las más destacadas fueron continuar con el desarme general por la vía jurídica y mediante campañas de disuadían del uso de armas. Además, se continuó con el fortalecimiento de la policía, en su capacitación y dotación de equipamientos, junto con el de los instrumentos de solución pacífica y concertada de conflictos (inspecciones de policía, unidades de mediación, comisarías de familia y casas de justicia y la implementación de los jueces de paz).[27]

* La hora optimista: en 2003 la hora zanahoria fue transformada por la "hora optimista", la cual extendía el horario de venta de alcohol en establecimientos públicos de 1 a.m a 3 a.m. Este cambio se motivó debido a que el cierre de establecimientos nocturnos y de expendio de alcohol propició el surgimiento de sitios ilegales de rumba. La apuesta mediante este programa fue construir confianza entre los ciudadanos de que fueran capaces de autorregular su consumo de alcohol y su comportamiento. Estas acciones estuvieron acompañadas de campañas de prevención de accidentes de tránsito (ejemplo: "Campaña entre las llaves al conductor elegido")[28]

* Las jornadas de resistencia civil: se definieron por parte del gobierno distrital como "una protesta directa, con argumentos, de carácter político y público que se expresa a través de protestas y denuncias para lograr los cambios"[29] y fueron respuesta masiva de la ciudadanía, liderada por el Alcalde, a los actos terroristas de que fue objeto la ciudad. Se apoyaron en varios símbolos que expresaban un "estado de alerta ciudadana" y fueron de amplio reconocimiento tanto local como internacional.

* La campaña tributaria 110% con Bogotá: ésta buscó que los bogotanos aportaran un 10% adicional de sus impuestos locales para que fueran invertidos en proyecto sociales priorizados y escogidos por la ciudadanía. Es importante tener en cuenta que esta campaña se sustentó en la percepción positiva del manejo de los recursos públicos por parte del Distrito. El resultado de esta campaña fue que 110 mil contribuyentes pagaron el 10% adicional de sus aportes

* Código de Policía y de Convivencia: en la segunda administración de Mockus finalmente logró aprobar la reforma al Código de Policía para Bogotá. Éste fue desarrollado como un instrumento decisivo para el logro de cambios en el comportamiento ciudadano y para el mejoramiento de la convivencia cotidiana. El código fue la formalización de un conjunto de normas ajustadas a los cambios, sociales, políticos y urbanísticos que venía experimentado la ciudad en los últimos diez años.[30] Una vez éste estuvo listo, la Alcaldía emprendió una serie de campañas de divulgación y pedagogía sobre el mismo que buscaban que, tanto los funcionarios como los ciudadanos, lo apropiaran y lo utilizaran. Además de las campañas y jornadas relativas al Código de Policía, la Administración Distrital se concentró en la divulgación de las normas correspondientes a los sectores de tránsito, urbanismo, espacio público, ambiente y tributación, con el fin de promover su conocimiento y su acatamiento. Para lo cual se utilizaron distintos métodos como las campañas intensificadas de divulgación en medios de comunicación masiva y cursos o jornadas de pedagogía que enseñaban y reforzaban el cumplimiento de estas regulaciones a manera de sanción o castigo cuando se incumplía alguna de estas normas.

En síntesis, las prácticas llevadas a cabo en el marco de la Cultura Ciudadana durante los dos gobiernos de Mockus podrían resumirse así: fueron multisectoriales e interinstitucionales, orientadas hacia la rendición de cuentas, la generación y divulgación de información y el desarrollo de conocimientos, actitudes, comportamientos y sentimientos morales por parte de los ciudadanos que permitiera una mejor convivencia e interaccione entre ciudadanos y autoridades. Esto llevó a que en los dos gobiernos se definiera que la función de fortalecer la cultura ciudadana constituía un ejercicio de responsabilidad compartida entre el gobierno y los ciudadanos y su propósito central era la armonización entre lo moralmente válido para el individuo, lo culturalmente aprobado y lo legalmente permitido.

1.4 Luís Eduardo Garzón (2004 -2007)

El enfoque del gobierno de Luis Eduardo Garzón se centró en la construcción de una "cultura de derechos" como el enfoque que buscaba darle continuidad a la Cultura Ciudadana de las administraciones Mockus, haciendo énfasis y un llamado a visibilizar grupos marginalizados y diversos como indígenas, afros, desmovilizados, Población LGBTI, entre otros. Para Garzón "La cultura ciudadana de Mockus hacía énfasis en los deberes, pero en mi gobierno tuvo énfasis en los derechos: como el derecho a la educación, al trabajo, a la seguridad... Y eso también genera cambios enormes en el comportamiento ciudadano"[31]

En este sentido esta administración trató de desarrollar un enfoque complementario a las acciones realizadas en torno a la cultura ciudadana de los previos gobiernos. La principal pretensión fue la de reforzar la promoción de instancias en las que los bogotanos reconocieran sus derechos y deberes como ciudadanos. Es por ello que la administración Garzón hizo de la participación ciudadana un eje central en su interpretación de la cultura ciudadana, con el fin de que ésta fuera el conducto de la toma de decisiones públicas, así como el mecanismo natural del ejercicio pleno de los derechos políticos de los ciudadanos, de fomentar la corresponsabilidad ciudadana, y de fortalecer el actuar colectivo frente a los asuntos públicos. "En ese sentido, la participación ciudadana se constituye como una dinámica del Estado en la que éste le otorga al ciudadano un lugar central de intervención ciudadana en los procesos de toma de decisiones." [32]

Conforme a lo anterior, la administración Garzón buscó que la Inclusión Social, eje central de su Plan de Desarrollo, tuvo una perspectiva de derechos, la cual tuvo como fin que la administración distrital fuera garante del desarrollo de las capacidades de los ciudadanos, el ejercicio efectivo de sus derechos, el cumplimiento de sus deberes y la construcción colectiva de lo público.[33] Es por ello que esta administración, a través del IDPAC buscó asegurar espacios de participación en 3 modalidades:

1. "De la forma como se habite, se vive en la ciudad, surgen modalidades de participación y organización". Esto es a partir de las relaciones de vecindad que generan en las Juntas de Acción Comunal, asociaciones de vecinos, consejos de administración, etc.[34]

2. "Se participa al reconocer social, política y culturalmente a nuevos actores y poblaciones tradicionalmente no reconocidas ("invisibilizadas")" mediante procesos participativos comunidades como las afrodescendientes, los grupos LGBT, las mujeres o los jóvenes, entre otros sectores que necesitan que se les permitan el reconocimiento de integrarse con sus agendas propias como condición para que  sean considerados como sujetos activos, constructores y beneficiarios de políticas públicas específicas y particulares.

3. La participación en temas sectoriales específicos,  que interesan a determinados grupos de ciudadanos, como jornadas de recuperación ambiental de una quebrada o humedal, o de un acto simbólico contra el maltrato, el maltrato animal, es decir, a través de la organización o movilización cívica ciudadana.

Finalmente, la administración Garzón busco estructurar estas formas de participación. Para la cual desarrolló el decreto 448 de 2007 en el que se ordena implementar el Sistema Distrital de Participación Ciudadana. No obstante, estas acciones no recogieron de manera explícita y directa los elementos que se habían configurado sobre la cultura ciudadana en previas administraciones

1.5 Samuel Moreno Rojas (2008-2011)

La administración de Samuel Moreno buscó continuar con el énfasis del anterior gobierno en la construcción de una ciudad de derechos. La cultura ciudadana fue enmarcada en un programa denominado "Amor por Bogotá" que tenía como objetivo promover la creación de una ciudad que se cuida y construye colectivamente mediante una relación corresponsable y emotiva[35]. Amor por Bogotá tenía cuatro ejes de trabajo:

1) Culturas de Paz: busca promover acciones que propicien la interiorización y el cumplimiento de las reglas de convivencia, de manera que se fortalezca el sentido de pertenencia a la ciudad y se genere un mayor aprecio por el patrimonio colectivo. Es por ello que el escenario de acción del objetivo es el espacio público, buscando mejorar las interacciones entre desconocidos y armonizar los intereses individuales con metas colectivas.[36]

2) Ciudad Segura: este enfoque busco la resolución de conflictos de convivencia desde la prevención de las violencias intencionales y no intencionales, la protección frente a la vulnerabilidad y la corresponsabilidad y organización ciudadana en torno a los problemas de seguridad en el territorio. En este sentido se partió por entender, como uno de sus principios centrales de acción que "la persona es el fin de la seguridad, es decir que la seguridad encarna una preocupación no por las armas, el control, la homogeneidad o la represión, sino por la vida y la dignidad humana"[37]

3) Ciudadanía Activa: se dirigió a promover el ejercicio político del ciudadano desde un conjunto de "saberes, valores, actitudes y comportamientos que facilitan e incentivan la participación en la construcción de la ciudad." De manera que con ello se motivara "el respeto a los acuerdos y normas, y conciencia de la capacidad individual y colectiva para transformar las condiciones sociales, políticas y económicas" [38]

4) Culturas cívicas: buscó promover  que los ciudadanos interiorizarán el cumplimiento de las reglas de convivencia, fortalezcan el sentido de pertenencia a la ciudad y generen un mayor aprecio por el patrimonio colectivo.[39]

Algunas de las acciones realizadas en la administración Moreno Rojas para dar cumplimiento con los objetivos y propuestas anteriormente formuladas fueron las siguientes:

Semanas de Cultura Ciudadana "Amor por Bogotá": estas buscaron Incentivar la adopción de actitudes, comportamientos y acuerdos colectivos que contribuyan a la convivencia, el respeto por las demás personas y al cuidado de la ciudad. Estos espacios propiciaron la reflexión colectiva sobre los temas de ciudad que pueden ser tramitados mediante cultura ciudadana. [40]

"Actúa con Amor por Bogotá": el proyecto buscó "Promover los valores de convivencia, solidaridad, respeto al otro/a, reconocimiento de la diversidad, a partir de un ejercicio desde el arte dramático que propone una reflexión de ciudad sobre la Cultura Ciudadana". Se realizó mediante acciones orientadas a sensibilizar a la ciudadanía en dos niveles: por un lado mediante el posicionamiento de la campaña y su mensaje de cultura ciudadana a través de medios masivos de comunicación; y segundo mediante la transformación e intervención en el espacio público en la manera cómo interactúan y los ciudadanos y construyen procesos de convivencia y solidaridad en 10 situaciones concretas representadas en una propuesta escénica de teatro invisible.[41]

Convocatorias Amor por Bogotá: estas buscaron otorgar apoyos financieros y técnicos a organizaciones sociales para el desarrollo de proyectos y el reconocimiento de experiencias en materia de cultura ciudadana. Se realizaron dos convocatorias: a) apoyos concertados (2009-2010-2011) y b) estímulos (2010, 2011).[42]

Programa de Pedagogía Ciudadana: desde el año 2009, el Instituto para la Investigación Educativa y el Desarrollo Pedagógico -IDEP- y la Secretaria Cultura Recreación y Deporte vienen desarrollando este programa que consiste en una investigación que busca identificar e implementar estrategias pedagógicas innovadoras, para formar en cultura ciudadana a niñas, niños y jóvenes de Bogotá que involucre a padres y maestros con el fin de transferir el saber educativo a la formación de ciudadanos. Los objetivos específicos de este programa fueron:

1). Identificar, crear e implementar un proyecto pedagógico para formar en cultura ciudadana a niños, niñas y jóvenes.

2) Crear un sistema de medición en cultura ciudadana.

3) Evaluar y sistematizar la experiencia de la investigación.

Conforme a esto, el proyecto se orientó desarrollar los "derechos colectivos", agrupados en derechos de connotación económica indirecta (medio ambiente, moralidad administrativa, patrimonio cultural, espacio público y desarrollo urbano) y de connotación económica directa (libre competencia y derechos de consumidores y usuarios). Teniendo en cuenta este enfoque y la naturaleza de la cultura ciudadana se identificaron 5 componentes de la cultura ciudadana, a saber: Sentido de Pertenencia, Convivencia Urbana, Respeto por el Patrimonio Común, Reconocimiento de Derechos y Deberes, Participación en temas colectivos. [43]

Finalmente, durante la administración de Samuel Moreno, se aplicó la Encuesta de

Cultura Ciudadana en 2008 y 2011 y la Encuesta Bienal  de Culturas en 2009[44].

La administración de Moreno, en suma, adelanto varios programas intersectoriales que buscaban abarcar varias dimensiones y enfoques que se habían desarrollado en los gobiernos anteriores. No obstante, los resultados de las políticas no tuvieron un impacto sustancial debido a la crisis de legitimidad que experimentó esta administración, conllevando a que en el imaginario ciudadano se interpretara que esta administración no hubiera adelantado ninguna política en torno a la construcción de la cultura ciudadana.

1.6 Gustavo Petro (2012-2015)

En el marco de los tres ejes sobre los cuales se ha estructurado el Plan de Desarrollo 2012-2015, Bogotá Humana, esta administración plantea darle una nueva dirección a la cultura ciudadana de manera que ésta contribuya a "reducir la segregación social, espacial, económica y cultural y de sentar las bases de una ciudad que se organice alrededor del agua y responsable con el medio ambiente, así como integrar la población al crecimiento económico, redescubrir el centro de la ciudad y renovarlo, erradicar las mafias enquistadas en la administración local, hacer transparente la gestión pública, mejorar la calidad de vida y reducir las brechas sociales en la ciudad"[45]

De acuerdo a la Secretaria de Cultura, Recreación y Deporte (SCRD), la administración Petro busca darle un nuevo enfoque a la cultura ciudadana:

"Esta nueva dirección de la cultura ciudadana, propone un avance en su conceptualización en un giro hacia lo que se denomina CULTURA DEMICRÁTICA, en tanto se inscribe a la apuesta del actual gobierno de crear nuevas formas de gobernar, y por tanto de formar y comunicar. Parte de una concepción positiva del ejercicio del poder estatal y del que ejercen los ciudadanos entre sí: nuevas formas del relacionamiento ente el gobierno y los ciudadanos de éstos entre ellos, que potencie sus capacidades y libertades. Le apunta, por tanto a formas productivas, más que restrictivas y regulatorias, de gobernar y formar."[46]

La estrategia planteada por la SCRD consiste en realizar una serie de actuaciones intensivas e intersectoriales de formación y comunicación que involucren la ampliación de las capacidades tanto del ciudadano y del funcionario, dirigidas a fomentar la "Cultura Democrática". Esta estrategia de la ampliación de las capacidades tiene 3 grandes propósitos:[47]

1. La superación de la segregación y la discriminación.

2. La generación de comportamientos sostenibles y sustentables de ordenación y de planeación del territorio.

3. Defender el fortalecimiento de lo público.

De acuerdo con la SCRD, la "Cultura Democrática" privilegia 3 tipos de acciones a desarrollar:

a) Eventos de formación y diálogo presenciales (cabildos talleres, conversatorios, encuentros, seminarios)

b) Acontecimientos e intervenciones menos formalizadas sobre la población en espacio públicos y que incidan e sus actividades cotidianas.

c) Productos y programas comunicativos-formativos desterritorializadas en los medios masivos de comunicación: televisión, radio, prensa, medios electrónicos.

Estas acciones buscarán desarrollar las siguientes características:[48]

Confluir desde la diferencia

Fomentar el diálogo de saberes

Apelar a la memoria y creación

Desarrollar formas de comunicación con capacidad de convencer y afectar

Lograr la conexión con los ritmos y actividades cotidianas de la población

Lograr la integración pedagógica de grupos diversos

Articular acciones comunicativas, pedagógicas y creativas

Para materializar estos objetivos y acciones, la estrategia intersectorial de la SCRD ha planteado un ambicioso plan que se apalanca en los 22 proyectos de inversión formulados por cada sector del gobierno distrital, especialmente de 10 de las entidades cabezas de sector, 2 institutos y Transmilenio SA como ente gestor del SITP por un valor total de 65 mil millones de pesos.

2. Consideraciones

Los avances que tuvieron las estrategias de cultura ciudadana en las dos alcaldías de Antanas Mockus y en la de Peñalosa se constituyeron no sólo en paradigmas del quehacer de la política pública de la ciudad sino en acciones que buscaron mejorar la convivencia entre los ciudadanos y de estos con los funcionarios, buscando la construcción colectiva de lo público, en el sentido de generar un cambio consiente en los comportamiento de los ciudadanos que los llevara a tener sentido de pertenencia con su ciudad, de respeto con los recursos públicos y de las normas como pactos dirigidos a proteger y mantener el interés general sobre el particular.

La política de cultura ciudadana no debería estar delimitada a un gobierno y sus decisiones particulares al respecto sino que debería ser una política de ciudad. En ese sentido, el ex alcalde Paul Bromberg afirma que "parecería conveniente conseguir un enfoque menos dependiente de la administración de cada momento, que piense más en el habitante urbano común, aquel que está constantemente en ejercicio del hecho de existir, que se mueva en ese océano de interacciones propias de la ciudad"[49] Construir estabilidad y continuidad de las propuestas y programas de en torno a la cultura ciudadana se pude dar con un arreglo institucional que genere estas condiciones, al mismo tiempo que haga un control y evaluación de los avances, retrasos, aciertos y desaciertos de las medias que se implementen.

La necesidad de que la ciudad cuente con una entidad cuya única finalidad sea la construcción e implementación de una serie de estrategias en torno a la cultura ciudadana es evidente en la medida en que muchos de los avances de las políticas implementadas en distintos gobiernos se han perdido por causa de una falta de continuidad de las propuestas, de los equipos y por el deseo de diferenciación del gobierno de turno.

Así mismo, es importante considerar que la cultura ciudadana al ser una idea de múltiples dimensiones y de diversos actores que se requieren para su puesta en marcha, requiere de un equipo y de una institucionalidad que coordine y lidere la puesta en marcha de sus acciones, reduciendo de esta manera los riesgos de inestabilidad, discontinuidad en las propuestas y acciones, así como la falta de coordinación interinstitucional al que es susceptible una política multidimensional y sectorial como lo es la cultura ciudadana.

III. MARCO NORMATIVO

Dado que el tema de cultura ciudadana se refiere a la transformación de actitudes y comportamientos a largo plazo, no es abundante la normatividad sobre este tema.Sin embargo, presentamos a continuación el avance normativo en la materia:

Constitución Política de 1991:

"ARTICULO 2o. Son fines esenciales del Estado: servir a la comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución; facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y cultural de la Nación; defender la independencia nacional, mantener la integridad territorial y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo.

Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares.

ARTICULO 7o. El Estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de la Nación colombiana.

ARTICULO 8o. Es obligación del Estado y de las personas proteger las riquezas culturales y naturales de la Nación.

ARTICULO 67. La educación es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una función social; con ella se busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica, y a los demás bienes y valores de la cultura.

La educación formará al colombiano en el respeto a los derechos humanos, a la paz y a la democracia; y en la práctica del trabajo y la recreación, para el mejoramiento cultural, científico, tecnológico y para la protección del ambiente. (…)

ARTICULO 313. Corresponde a los concejos:

(…) 9. Dictar las normas necesarias para el control, la preservación y defensa del patrimonio ecológico y cultural del municipio. (…)

Ley 115 de 19941

ARTÍCULO 1o. Objeto de la ley. La educación es un proceso de formación permanente, personal, cultural y social que se fundamenta en una concepción integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y de sus deberes. (…)

ARTÍCULO 5o. Fines de la educación. De conformidad con el artículo 67 de la Constitución Política, la educación se desarrollará atendiendo a los siguientes fines:

1. El pleno desarrollo de la personalidad sin más limitaciones que las que le imponen los derechos de los demás y el orden jurídico, dentro de un proceso de formación integral, física, psíquica, intelectual, moral, espiritual, social, afectiva, ética, cívica y demás valores humanos.

2. La formación en el respeto a la vida y a los demás derechos humanos, a la paz, a los principios democráticos, de convivencia, pluralismo, justicia, solidaridad y equidad, así como en el ejercicio de la tolerancia y de la libertad.

3. La formación para facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan en la vida económica, política, administrativa y cultural de la Nación.

4. La formación en el respeto a la autoridad legítima y a la ley, a la cultura nacional, a la historia colombiana y a los símbolos patrios.

5. La adquisición y generación de los conocimientos científicos y técnicos más avanzados, humanísticos, históricos, sociales, geográficos y estéticos, mediante la apropiación de hábitos intelectuales adecuados para el desarrollo del saber.

6. El estudio y la comprensión crítica de la cultura nacional y de la diversidad étnica y cultural del país, como fundamento de la unidad nacional y de su identidad.

7. El acceso al conocimiento, la ciencia, la técnica y demás bienes y valores de la cultura, el fomento de la investigación y el estímulo a la creación artística en sus diferentes manifestaciones.

8. La creación y fomento de una conciencia de la soberanía nacional y para la práctica de la solidaridad y la integración con el mundo, en especial con Latinoamérica y el Caribe.

9. El desarrollo de la capacidad crítica, reflexiva y analítica que fortalezca el avance científico y tecnológico nacional, orientado con prioridad al mejoramiento cultural y de la calidad de la vida de la población, a la participación en la búsqueda de alternativas de solución a los problemas y al progreso social y económico del país.

10. La adquisición de una conciencia para la conservación, protección y mejoramiento del medio ambiente, de la calidad de la vida, del uso racional de los recursos naturales, de la prevención de desastres, dentro de una cultura ecológica y del riesgo y la defensa del patrimonio cultural de la Nación.

11. La formación en la práctica del trabajo, mediante los conocimientos técnicos y habilidades, así como en la valoración del mismo como fundamento del desarrollo individual y social.

12. La formación para la promoción y preservación de la salud y la higiene, la prevención integral de problemas socialmente relevantes, la educación física, la recreación, el deporte y la utilización adecuada del tiempo libre, y

13. La promoción en la persona y en la sociedad de la capacidad para crear, investigar, adoptar la tecnología que se requiere en los procesos de desarrollo del país y le permita al educando ingresar al sector productivo.

Acuerdo No. 308 de 20082. Plan de Desarrollo, "Bogotá Positiva"

Artículo 11. Programas:

14. Amor por Bogotá. Propiciar mayores niveles de convivencia, solidaridad, respeto a las diferencias, sentido de pertenencia e identidad, al igual que una mayor articulación, confianza, respeto y comunicación con las instituciones públicas mediante la implementación de políticas de concientización y cultura ciudadana.

Acuerdo 454 de 2010

ARTÍCULO 1º.- Incentívese a los establecimientos educativos públicos y privados del Distrito Capital, para que incluyan en el Proyecto Educativo Institucional (P.E.I.) la temática de Cultura Ciudadana, como proyecto pedagógico transversal, dentro de sus planes de estudio, en los niveles preescolar, básico y medio.

ARTÍCULO 2°.- En cumplimiento del artículo anterior del presente Acuerdo, el Alcalde Mayor y la Secretaría Distrital de Educación establecerán los lineamientos para incentivar la inclusión en el plan de estudios de los Establecimientos Educativos públicos y privados del Distrito, la temática de Cultura Ciudadana.

Además, se debe tener en cuenta que se han presentado iniciativas de proyectos de acuerdo relacionados con el tema como el proyecto 122 de 2010 por medio del cual se buscaban establecer los lineamientos para la formulación de la política pública, 507 de 2007 que promovía campañas de cultura ciudadana y el 331 de 2007

IV. IMPACTO FISCAL:

Atendiendo lo establecido en el artículo 7 de la Ley 819 de 2003, el proyecto de creación del Instituto de Cultura Ciudadana genera un impacto fiscal que puede acercarse al presupuesto de un instituto de similar naturaleza, como por ejemplo el Instituto Distrital de las Artes que tiene un presupuesto de funcionamiento para el año 2013 que asciende a 7120 millones de pesos o al Instituto Distrital de Patrimonio Cultural que tiene un presupuesto de 4646 millones de pesos.

La estructura organizacional de dicha entidad contiene tanto dependencias básicas y transversales a toda entidad pública (p.e. oficinas de planeación, jurídica, comunicaciones y subdirección administrativa y financiera) como misionales que son específicas a sus funciones. Dado que el ejercicio de las actividades de este tipo de entidades se da en un ámbito similar, es posible pensar que el presupuesto puede ser similar al menos, en la estructura básica. En el componente misional pueden presentarse diferencias tanto en funcionamiento como en inversión.

En el presupuesto aprobado para 2013 se tienen contemplados recursos por $65.061 mil millones para proyectos susceptibles de inclusión en una estrategia de cultura ciudadana, distribuidos en 13 entidades y 22 proyectos. De esta manera, consideramos que se cuenta con recursos destinados para financiar las actividades a desarrollar por esta entidad y solo es necesaria la modificación presupuestal que traslade recursos a los gastos de funcionamiento e inversión del nuevo instituto.

V. COMPETENCIA DEL CONCEJO DE BOGOTÁ, D.C.

El Concejo Distrital de Bogotá, D.C. es competente para expedir este proyecto de conformidad con los numerales 1º y 9º del artículo 12 del Decreto Ley 1421 de 1993, que expone:

"ARTICULO 12. ATRIBUCIONES. Corresponde al Concejo Distrital, de conformidad con la Constitución y a la ley:

1. Dictar las normas necesarias para garantizar el adecuado cumplimiento de las funciones y la eficiente prestación de los servicios a cargo del Distrito.

9. Crear, suprimir y fusionar establecimientos públicos y empresas industriales y comerciales y autorizar la constitución de sociedades de economía mixta y la participación del Distrito en otras entidades de carácter asociativo, de acuerdo con las normas que definan sus características."

Respecto del análisis fiscal, es pertinente precisar que la Corte Constitucional  en sentencia C – 502 de 2007 se ha expresado en el sentido de que es posible tramitar un proyecto con impacto fiscal, y que es al Ministerio de Hacienda en el caso nacional o a la Secretaría de Hacienda en el evento territorial al que le corresponde hacer el ejercicio de compara dicho impacto con el marco fiscal de mediano plazo.

Así lo expresó el alto tribunal:

"Por todo lo anterior, la Corte considera que los primeros tres incisos del art. 7° de la Ley 819 de 2003 deben entenderse como parámetros de racionalidad de la actividad legislativa, y como una carga que le incumbe inicialmente al Ministerio de Hacienda, una vez que el Congreso ha valorado, con la información y las herramientas que tiene a su alcance, las incidencias fiscales de un determinado proyecto de ley. Esto significa que ellos constituyen instrumentos para mejorar la labor legislativa.

'Es decir, el mencionado artículo debe interpretarse en el sentido de que su fin es obtener que las leyes que se dicten tengan en cuenta las realidades macroeconómicas, pero sin crear barreras insalvables en el ejercicio de la función legislativa ni crear un poder de veto legislativo en cabeza del Ministro de Hacienda. Y en ese proceso de racionalidad legislativa la carga principal reposa en el Ministerio de Hacienda, que es el que cuenta con los datos, los equipos de funcionarios y la experticia en materia económica. Por lo tanto, en el caso de que los congresistas tramiten un proyecto incorporando estimativos erróneos sobre el impacto fiscal, sobre la manera de atender esos nuevos gastos o sobre la compatibilidad del proyecto con el Marco Fiscal de Mediano Plazo, le corresponde al Ministro de Hacienda intervenir en el proceso legislativo para ilustrar al Congreso acerca de las consecuencias económicas del proyecto. Y el Congreso habrá de recibir y valorar el concepto emitido por el Ministerio. No obstante, la carga de demostrar y convencer a los congresistas acerca de la incompatibilidad de cierto proyecto con el Marco Fiscal de Mediano Plazo recae sobre el Ministro de Hacienda.

'Por otra parte, es preciso reiterar que si el Ministerio de Hacienda  no participa en el curso del proyecto durante su formación en el Congreso de la República, mal puede ello significar que el proceso legislativo se encuentra viciado por no haber tenido en cuenta las condiciones establecidas en el art. 7° de la Ley 819 de 2003. Puesto que la carga principal en la presentación de las consecuencias fiscales de los proyectos reside en el Ministerio de Hacienda, la omisión del Ministerio en informar a los congresistas acerca de los problemas que presenta el proyecto no afecta la validez del proceso legislativo ni vicia la ley correspondiente.'

De acuerdo con lo anterior corresponde a la administración el estudio fiscal de la presente iniciativa y el otorgamiento del aval respectivo durante su trámite.

Cordialmente,

ANGÉLICA LOZANO CORREA

Concejal de Bogotá

Movimiento Progresistas

Elaboró: Camilo Urbano, Rodrigo Sandoval, Elkin Pardo y Mónica A Barrios – UAN

PROYECTO DE ACUERDO No. de 2013

"POR EL CUAL SE MODIFICA PARCIALMENTE LA ESTRUCTURA ADMINISTRATIVA DEL DISTRITO CAPITAL EN EL SECTOR CULTURA, Y SE CREA EL INSTITUTO DISTRITAL DE CULTURA CIUDADANA"

EL CONCEJO DE BOGOTÁ, DISTRITO CAPITAL,

En ejercicio de sus atribuciones constitucionales y legales, en especial las conferidas en los numerales 1º y 10º del artículo 12 del Decreto Ley 1421 de 1993,

ACUERDA:

Artículo 1. Creación, naturaleza, objeto y funciones del Instituto Distrital de Cultura Ciudadana. Créese el Instituto Distrital de Cultura Ciudadana como un establecimiento público, con personería jurídica, patrimonio independiente y autonomía administrativa y financiera que tiene por objeto la formulación, coordinación, ejecución y evaluación de políticas, planes y proyectos para la consolidación de la cultura ciudadana en el Distrito Capital.

El Instituto Distrital de Cultura Ciudadana tiene las siguientes funciones básicas:

a. Realizar el diagnóstico de la situación de cultura ciudadana en Bogotá.

b. Formula de manera concertada la política pública de cultura ciudadana en el Distrito.

c. Implementar y evaluar los planes, programas, proyectos y acciones que materialicen la política pública de cultura ciudadana en el Distrito.

d. Asesorar técnicamente y apoyar las entidades distritales que requieran la formulación y ejecución de planes, programas, proyectos y acciones de cultura ciudadana para el cumplimiento de sus objetivos sectoriales.

e. Realizar el monitoreo y la evaluación de la gestión, los resultados y el impacto de la política pública de cultura ciudadana en el Distrito y realizar recomendaciones para mejorar su implementación.

Parágrafo: El observatorio de culturas pasará a formar parte del Instituto de Cultura Ciudadana y tendrá entre sus funciones la de recolectar la información de la ciudadanía necesaria sobre temas relacionados con cultura ciudadana establecidos e identificados en el Plan Distrital de Desarrollo del Distrito Capital.

Artículo 2. Dirección del Instituto Distrital de Cultura Ciudadana. La Dirección del Instituto Distrital de Cultura Ciudadana está a cargo de la Junta Directiva y de la Directora o Director General.

La Junta Directiva estará conformada por el Alcalde o Alcaldesa Mayor o su delegado, quien la presidirá y cuatro (4) miembros, designados por el Alcalde o Alcaldesa Mayor.

a. La Directora o Director General del Instituto formará parte de la Junta, con voz pero sin voto.

b. Los miembros de la Junta Directiva tomarán posesión ante el Alcalde o Alcaldesa Mayor y su actuación se regirá por lo dispuesto en el artículo 57 del Decreto Ley 1421 de 1993.

c. La Junta Directiva será presidida por el Alcalde o Alcaldesa Mayor o su delegado y sesionará cuando la convoque su Presidenta o su Presidente o la Directora o Director General del Instituto.

d. El quórum para las reuniones y decisiones de la Junta se constituirá con tres (3) de los miembros que la integren.

Parágrafo. Los actos que expida la Junta se denominarán Acuerdos.

Artículo 3. Funciones de la Junta Directiva del Instituto Distrital de Cultura Ciudadana. Son funciones de la Junta Directiva del Instituto Distrital de Cultura Ciudadana:

a. Formular la política general de la entidad en concordancia con el Plan de Desarrollo Económico, Social y de Obras Públicas del Distrito Capital.

b. Aprobar anualmente los planes, programas y proyectos, y el presupuesto del Instituto, así como las modificaciones que se hagan a los mismos, de acuerdo con las disposiciones distritales vigentes sobre el tema y que sean de su competencia, según su reglamento.

c. Adoptar y modificar los Estatutos del Instituto.

d. Evaluar la gestión con base en los informes que le presente la Directora o Director General.

e. Determinar la estructura interna del Instituto, señalar las funciones básicas de cada una de sus dependencias.

f. Fijar la planta de cargos, la nomenclatura y la clasificación de los empleos, la escala de remuneración de las diferentes categorías de empleos, y los emolumentos de los servidores y servidoras de la entidad de acuerdo a la política que para el efecto establezca el CONFIS; con base en esta facultad, no podrá crear obligaciones que excedan el monto global fijado para gastos de personal en el presupuesto inicialmente aprobado para la entidad.

g. Darse su propio reglamento; y

h. Las demás que le sean asignadas por normas legales o estatutarias vigentes.

Artículo 4. Directora o Director General del Instituto Distrital de Cultura Ciudadana. El Director o Directora General para todos los efectos será el representante legal del Instituto. Su cargo es de libre nombramiento y remoción, y será designado por el Alcalde o Alcaldesa Mayor. Tiene las siguientes funciones:

a. Dirigir, coordinar y controlar las actividades de la entidad, en concordancia con las políticas que trace la Junta Directiva y con los objetivos del Instituto.

b. Expedir los actos administrativos, realizar las operaciones y celebrar los contratos que se requieran para el buen funcionamiento del Instituto, de acuerdo con las normas vigentes.

c. Aprobar los proyectos, planes de gestión interna presentados por las dependencias y presentarlos para aprobación de la Junta Directiva.

d. Crear grupos o áreas de trabajo cuando así se requiera por la especialización de las funciones y para un mejor cumplimiento de las mismas.

e. Expedir las reglamentaciones y establecer las funciones y procedimientos que requieran las dependencias y cargos de la entidad.

f. Evaluar y controlar las actividades realizadas y velar por la buena marcha de la organización y sus dependencias.

g. Distribuir a los servidores y servidoras en las diferentes dependencias de la entidad de acuerdo a sus necesidades, asignar las funciones de coordinación a servidores y servidoras de carrera y designar responsables de áreas o grupos.

h. Someter a la Junta las modificaciones de los estatutos que considere pertinentes para el normal funcionamiento de la entidad.

i. Presentar a la Junta Directiva, informes sobre la ejecución presupuestal, financiera y de gestión de la entidad.

j. Presentar un informe anual de labores al Concejo, al Alcalde o Alcaldesa Mayor, a la Junta Directiva y a los organismos de control y suministrar los informes periódicos u ocasionales que éstos soliciten.

k. Las demás que le señalen los Acuerdos, los Estatutos, el Alcalde o Alcaldesa Mayor y las que refiriéndose a la marcha del Instituto no estén atribuidas expresamente a otra autoridad.

Parágrafo. Los actos administrativos del Director General se denominarán Resoluciones.

Artículo 5. Patrimonio del Instituto Distrital de Cultura Ciudadana. El presupuesto del Instituto se sujetará en lo relativo a su elaboración, tramitación, aprobación y ejecución a las normas del Estatuto Orgánico de Presupuesto del Distrito.

Son ingresos del Instituto:

a. Los provenientes de la venta o rentas de sus bienes, de la prestación de servicios y las actividades propias de su objetivo institucional.

b. Los provenientes de convenios institucionales a nivel nacional e internacional y todos aquellos que le transfiera la Administración Distrital.

c. Los ingresos y participaciones provenientes de los distintos bienes que se le traspasen, adquiera, o se le asignen en el futuro.

d. Los aportes oficiales.

e. Las donaciones de cualquier orden.

f. Las participaciones en tasas o impuestos que sean autorizados por normas específicas.

El patrimonio del Instituto está constituido por:

a. Todos los bienes que hayan sido aportados a esta entidad por el Distrito Capital o adquiridos con recursos provenientes del Distrito.

b. Los bienes muebles e inmuebles que como persona jurídica haya adquirido o adquiera a cualquier título.

Artículo 6. Vigencia y derogatorias. El presente Acuerdo rige a partir de su publicación y deroga todas las disposiciones que le sean contrarias, en especial modifica parcialmente el  Acuerdo 257 de 2006

PUBLÍQUESE Y CÚMPLASE.

Dado en Bogotá a los ___ días del mes de _______ de dos mil trece (2013)

BIBLIOGRAFIA

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* Secretaria Distrital de Cultura, Recreación y Deporte. (2012) En http://www.amorporbogota.gov.co/cultura-civica/cultura-civica. Consultado el 12 de diciembre de 2012.

NOTAS DE PIE DE PÁGINA:

[1] Gráfica tomada de: Alcaldía Mayor de Bogotá. (2002), Política pública de seguridad y convivencia, Bogotá 1995-2002, Documento elaborado para el PNUD Foro Internacional de Gobernabilidad Local. Alcaldía Mayor de Bogotá. Bogotá. Pág. 11.

[2].Datos tomados de: Misión Siglo XXI y Cámara de Comercio de Bogotá. (1996) Estudio prospectivo de seguridad: Misión Siglo XXI. Santa Fe de Bogotá. Pág. 58-63.

[3] Misión Siglo XXI. (1996) Estudio prospectivo de seguridad. Santa Fe de Bogotá: Cámara de Comercio de Bogotá. Bogotá. Tasa por 100 mil habitantes.

[4] Alcaldía Mayor de Bogotá, Instituto Distrital de Cultura y Turismo. (1997) Seguridad y Violencia en Santa fe de Bogotá. Bogotá: Instituto Distrital de Cultura y Turismo.

[5] Ibidem

[6] Entrevista a Jaime Castro 2006. En: Camilo Urbano. (2006) Continuidades, rupturas e interpretaciones de la idea de Seguridad Ciudadana en Bogotá. 1992-2003. Universidad e los Andes, CESO. Bogotá. Entrevista realizada por el autor.

[7] Esta última idea se sustenta se sobre la percepción dada por distintos grupos de discusión que calificaban a estos como "partidistas", "viejos y aburridos", "clientelistas", "desconocidos", "poco innovadores", "ineficientes", "politiqueros", "burócratas" y "corruptos. (Ver: Lariza Pizano. (2003), Bogotá y el cambio. Percepciones sobre la ciudad y la ciudadanía. Universidad Nacional de Colombia, IEPRI y Universidad e los Andes, CESO. Bogotá p.147).

[8] Ibíd.

[9] Alcaldía Mayor de Bogotá. (1995) "Formar ciudad", Proyecto de Plan de Desarrollo Económico social y de Obras Públicas para Bogotá, D.C. 1995-1998. Alcaldía Mayor de Bogotá. Bogotá. Articulo. 6.

[10] Antanas Mockus (2004), Armonizar ley, moral y cultura. Cultura ciudadana, prioridad de gobierno con resultados en prevención y control de violencia en Bogotá, 1995-1997, Marzo 3 de 2003. En: <http://www.iadb.org/sds/doc/2102spa.rtf> (mayo 2 de 2004).

[11] Ibid.

[12] Ibid

[13] Ibid

[14] Ibid

[15] Ibid

[16] Ibid

[17] Ibíd.

[18] Rocio Londoño. (2009) De la Cortesía a la Cultura Ciudadana. En ; Cultura Ciudadana en Bogotá. Nuevas perspectivas. Alcaldia Mayor. Página 173

[19] Lariza Pizano. (2003) Nota 66, p. 47.

[20] Ibidem.

[21]Enrique Peñalosa. (2005) "Espacio Público, Igualdad y Civilización". En redefinición de espacio público .eslabonamiento conceptual y seguimiento de las políticas públicas en Colombia. Gabriel Murillo y Victoria Gómez (Comp). Universidad de los Andes. Bogotá. Pág. 72.

[22] Ibid.

[23] Alcaldía Mayor de Bogotá. (2000) Misión Bogotá (Disco compacto). Alcaldía Mayor de Bogotá. Bogotá.

[24] Alcaldía Mayor de Bogotá. (2001), Plan de Desarrollo Económico, Social y de Obras Públicas para Bogotá D.C. 2001 - 2004 "BOGOTA para VIVIR todos del mismo lado" Alcaldía Mayor de Bogotá. Bogotá. Art. 9.

[25] Alcaldía Mayor de Bogotá (2003) Bogotá para vivir 2001-2003. Informe de cumplimiento de compromisos del Plan de Desarrollo. Alcaldía Mayor de Bogotá Bogotá.

[26] Ibid

[27] Ibíd.

[28] Ibid

[29] Alcaldía Mayor, 2003,pag 38

[30] La realización del código en esta administración decantó la experiencia de los previos gobiernos y siguió con su dinámica de que su elaboración fuera un espacio de discusión e interacción de participación ciudadana. Para ello, en este proceso, participaron 86 organizaciones no gubernamentales, 56 organizaciones gremiales y sindicales, 122 colegios distritales y no distritales, 15 universidades, 50 miembros de la Policía Nacional y las 42 entidades que componen la Administración Distrital. En total, se consultaron 917 entidades y organizaciones sociales. (Ibid)

[31] El Tiempo. "Bogotanos enterraron en una década la cultura ciudadana de Mockus" (15 de Septiembre del 2012) En: http://www.eltiempo.com/colombia/bogota/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12225158.html. Consultado el 12 de diciembre de 2012

[32] Secretaria Distrital de Cultura, Recreación y Deporte. (2012) Respuesta a la proposición 515 de 2012, Concejo de Bogotá. Secretaria Distrital de Cultura, Recreación y Deporte. Bogotá.

[33] Ibidem

[34] Alcaldía Mayor de Bogotá. (2007) POLÍTICA PÚBLICA DE PARTICIPACIÓN Por una ciudadanía activa. Alcaldía Mayor de Bogotá. Bogotá

[35] Antanas Mockus Et Al. (2009) Cultura Ciudadana en Bogotá: nuevas perspectivas. Tangrama, Bogotá. P. 234

[36] Secretaria Distrital de Cultura, Recreación y Deporte. En http://www.amorporbogota.gov.co/cultura-civica/cultura-civica. Consultado el 12 de diciembre de 2012.

[37] Ibid

[38] Ibid

[39] Ibid

[40] Secretaria Distrital de Cultura, Recreación y Deporte. (2012)

[41] Ibid

[42] Ibid

[43] Ibíd. pp. 240-243

[44] Secretaria Distrital de Cultura, Recreación y Deporte. (2012) Y Amor por Bogotá, (s. f.) Encuesta.[en línea] disponible en http://www.amorporbogota.gov.co/encuestas/encuestas Recuperado 30 de noviembre de 2012

[45] Secretaria Distrital de Cultura, Recreación y Deporte. (2012) Respuesta a la proposición 515 de 2012, Concejo de Bogotá. Secretaria Distrital de Cultura, Recreación y Deporte. Bogotá.

[46] Ibíd.

[47] Ibíd.

[48] Ibíd.

[49] Antanas Mockus, Et Al. (2009) Cultura Ciudadana en Bogotá: nuevas perspectivas. Tangrama, Bogotá. Pág. 211.