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Proyecto de Acuerdo 133 de 2015 Concejo de Bogotá, D.C.

Fecha de Expedición:
--/ 00/2015
Fecha de Entrada en Vigencia:
Medio de Publicación:
Anales del Concejo
La Secretaría Jurídica Distrital aclara que la información aquí contenida tiene exclusivamente carácter informativo, su vigencia está sujeta al análisis y competencias que determine la Ley o los reglamentos. Los contenidos están en permanente actualización.


 
 

Proyecto de Acuerdo No. 133 de 2015

Ver Acuerdo Distrital 598 de 2015 Concejo de Bogotá, D.C.

POR EL CUAL SE MODULA LA POLÍTICA PÚBLICA DE PRIMERA INFANCIA, MEDIANTE  EL PROGRAMA PADRES Y MADRES CUIDADORES DE LA PRIMERA INFANCIA, EN EL DISTRITO CAPITAL Y SE ADOPTA OTRAS DISPOSICIONES

1. ANTECEDENTES

“Todo niño viene al mundo con cierto sentido del amor, pero depende de los padres, de los amigos, que este amor salve o condene.” Graham Greene

 

El maltrato infantil tiene registros desde los inicios de la humanidad. Hoy la asumimos como una problemática; de acuerdo con Arturo Loredo en 1990 “la historia de maltrato a menores ocurre desde que el ser humano se encuentra en la faz de la tierra. Por lo tanto, debe entenderse […] que éste es un fenómeno tan antiguo como la humanidad misma y no una característica peculiar de la sociedad moderna".

 

En el caso colombiano, los reportes de maltrato son cifras y noticias que evidencia crueldad y un aparente abandono estatal; sin embargo, intentaremos apoyar este proyecto con el recuento hecho por algunas fuentes secundarias que demuestran acción estatal en el tema. A principios del siglo XX en Colombia, el cuidado y la atención de los niños estaban a cargo de hospicios1 y asilos que dependían de comunidades religiosas y albergaban menores de 7 años en condiciones de orfandad, abandono y pobreza.

 

 En 1939 se definió la educación infantil por primera vez como “aquella que recibe el niño entre los cinco y siete años de edad, cuyo objetivo principal es crearle hábitos necesarios para la vida, juntamente con el desarrollo armónico de la personalidad” (Cerda, 1996: 12).

 

En mitad del siglo XX había apenas un inicio de la preocupación de la política pública por el reconocimiento de los niños y niñas más pequeños, por lo que en 1968 se crea el Instituto Colombiano de Bienestar familiar –ICBF, integrando la División de menores del Ministerio de justicia y el Instituto Nacional de Salud dando con ello lugar a la primera expresión política para proteger a los menores en situación irregular y procurar la estabilidad y bienestar de la familia.2

 

Con los resultados de esta integración y el desarrollo de actividades del ICBF, permitió que se hicieran reflexiones en cuanto al papel de la mujer en la sociedad y al cuidado y atención requerido para sus hijos.

 

Dentro de sus programas el ICBF creo los centros comunitarios para la infancia, destinados a la población menor de 2 años y los centros de atención integral al preescolar, para menores de 7 años, el objetivo era proteger a las madres trabajadoras y a la familia, mediante el cuidado de niñas y niños mientras trabajaban.

 

En 1979 se priorizo la participación de las familias por lo que se reemplazaron los centros de atención integral al preescolar por hogares infantiles. Cabe resaltar, que en 1974, los recursos no solo iban destinados a los hijos  de las madres trabajadoras, sino también, a los hijos de las familias más necesitadas.

 

Se entendió que el desarrollo infantil estaba estrechamente relacionado con los entornos de socialización de las niñas y los niños y las interacciones cotidianas eran reconocidas por su potencial educativo, por lo que se crearon los hogares comunitarios.

 

En 1988 ya existían mil hogares comunitarios, en donde las madres buscaban atender niños y niñas, y recibir apoyo económico y capacitación pedagógica, por lo que en este mismo año, el valor que debían pagar las empresas por los parafiscales aumento de un 2% a 3%, dinero destinado al ICBF.

 

Como parte del esfuerzo de articulación del MEN- ICBF-Minsalud se crearon programas orientados a ofrecer mejores condiciones para el desarrollo de las niñas y niños no cubiertos por el sistema educativo formal. El Plan Nacional para la supervivencia y desarrollo infantil, se desarrolló con el objetivo de promover mejores condiciones de salud y nutrición, reducir la mortalidad y morbilidad por causas controlables, y atender a la mujer gestante en edad fértil. Para la consecución del programa bachilleres que prestaban el servicio social apoyaban en la identificación de riesgos de enfermedades o muertes de niños menores de cinco años o cualquier riesgo inherente que afectara al menor o a la madre gestante3.

 

Así mismo, en 1985 se creó el Programa de Educación familiar para el Desarrollo Infantil PEFADI, que buscaba proporcionar educación familiar para el desarrollo intelectual y emocional de las niñas y niños de 0 a 7 años en zonas rurales, saneamiento ambiental y mejoramiento de las prácticas de los adultos responsables de la atención y el cuidado de los niños y niñas.

 

Desde la puesta en marcha de la Convención Internacional de los derechos de los niños (1990), se han venido haciendo esfuerzos en materia de legislación y por lo tanto, en protección de niños y niñas.4 Esto con la finalidad de la garantía plena de los derechos de los niños y niñas.

 

2. JUSTIFICACIÓN

 

Bogotá D.C, invierte el mayor porcentaje de sus recursos en atención en educación, programas asistenciales y se ha propuesta la creación de hogares infantiles para atender a niños  y niñas en edad de cero a cinco, como prioridad. Estos programas y sus líneas de acción buscan que la ciudad entregue suplementos  que incrementen la formación de capital humano  bogotano. Sin embargo, el carácter asistencialista de los programas distritales parecieran haber descuidado la formación a los padres y la reducción de la violencia doméstica, hechos que se reflejan en el alto índice de denuncias de violencia intrafamiliar en la ciudad.

 

Los análisis de programas que desarrolla en Distrito5, demuestran que la ciudad ha prestado asistencia alimentaria y educativa a los menores, sin embargo ha descuidado la educación de los padres, quienes son los primeros cuidadores de los niños, tanto en la etapa prenatal como desde su más temprana edad.

 

Para algunos expertos, la familia se concibe como la principal responsable de los niños durante la primera infancia6. Esta apreciación, indicaría que los programas distritales y del nivel nacional que han centrado su objetivo en la atención directa a la primera infancia, han descartado la preparación de los padres como principales y primeros llamados a estar capacitados para el ejercicio de las actividades parentales.

 

En efecto, la presencia del padre y la madre del menor, esta vital para el desarrollo del menor dentro de una comprensión holista del ser humano. Esto es, el desarrollo cognitivo, social, educacional, la seguridad frente a las formas de enfrentar la vida y la igualdad respecto de otros niños y niñas. Es así, que durante la primera infancia, las inversiones que los padres realizan en sus hijos, o el Estado a través de sus programas de atención, tienen una tasa de retorno de 32centavos por cada centavo invertido. En Consideración de Bernal y Camacho, la inversión en esta etapa es crucial para el desarrollo integral de los niños entre 0 y 5 años.

 

El ambiente familiar y las inversiones de los padres en tiempo, monetarias y de otro tipo se documentan […] como determinantes cruciales del desarrollo integral de los niños entre los 0 y 5 años.

 

En últimas, el padre y la madre son los principales responsables del desarrollo de sus hijos especialmente durante la infancia temprana antes del ingreso al sistema de educación formal. Sin embargo, las inversiones de algunos hogares pueden ser insuficientes y las inequidades sociales que conllevan a inversiones de diferente tipo y nivel pueden exacerbar las diferencias socioeconómicas entre grupos. Por tal motivo, el bienestar de la primera infancia también es una responsabilidad social en sentido que el Estado puede entrar a garantizar inversiones más igualitarias y utilizar la política de primera infancia como un mecanismo de redistribución de oportunidades.

 

Aun cuando se recomienda que la atención a la primera infancia se debe prestar por profesionales calificados que puedan suministrar al menos el apoyo integral que requiere, los padres y la familia cumple una función muy particular derivada del hecho de ser el primer contacto con los niños y niñas, así como porque en todos los casos, están con los menores más tiempo del que podría estar un profesional de instituciones de cuidado para niños. Estas y otras razones de tipo cultural y practico en la vida cotidiana de la parentela y de la familia, lleva a la conclusión de que la atención de niños de 0 a 3 años, se realiza en el hogar y por los padres de familia, principalmente; al respecto señala el estudio Primera Infancia PI.

 

“[…] en el escenario ideal recomendado una fracción de los niños de 0 a 3 años estaría atendida tanto en hogar (sus padres y familias) como en centros de desarrollo infantil. Esto se debe a que se considera la atención directamente a padres a través de la modalidad de hogar como una etapa indispensable de la implementación idónea de una estrategia para la primera infancia, pero a su vez, dadas las altas tasas de participación femenina en el país, es indispensable pensar en un esquema de atención en centro aún para una fracción de los niños más pequeños [..]”.7

 

En efecto, la participación femenina ha incrementado la necesidad de demanda de instituciones de cuido para niños pequeños, pero esta dinámica es limitada si se considera que en los promedios de población con ingresos más bajos, los niveles de desempleo femenino son mayores y la calificación de los padres en la dirección de promover conductas como la lectura, el desarrollo motriz, el canto y otras actividades propias del desarrollo en la edad de o a 5 años, es muy reducida. Los datos estimados por la Universidad de los Andes, así lo demuestran, y ratifican la necesidad de promover programas de atención indirecta a la primera infancia, pero cuya ejecución corresponda a la cotidianidad de los padres, incluso en escenarios en que la parentela está ocupada laborando y el niño recibe atención en instituciones de cuidado.

 

La PI, es la es la única etapa de la vida que permite la intervención directa en el comportamiento humano. La reflexión fundamental de la atención a la primera infancia, radica en que es esta etapa la que permite al ser humano aprender el mundo así como recibir la mayor cantidad de información, costumbres, comportamientos y aptitudes para el desempeño en el resto de la vida y puede ser influenciado.  De este axioma surgió en el país, la estrategia “De cero a siempre”, que involucra una variedad de instrumentos de atención que se espera representen modificaciones estructurales del comportamiento ciudadano, sus capacidades cognitivas, motrices, la representación del mundo y la formas con se prepara para la vida.  Se recomienda que la intervención del Estado sea significativa n esta edad para logar modificar conducta como la violencia, a través de buenas prácticas de cuidado.

 

En este contexto del análisis y ante la evidente ausencia de programas para formar padres cuidadores, la formación a los padres es un instrumento adicional  a la política nacional de atención y a la distrital, pues existe carencia de estos instrumentos y una creencia cultural de que los niños pequeños no necesitan ir a instituciones educativas, ni cuidados especiales de formación, se señala al respecto:

 

“[…] existe poca conciencia en la sociedad colombiana sobre la importancia de las inversiones en la primera infancia. Los datos indican que los padres no ven la necesidad de programas especiales de atención para niños tan pequeños (por ejemplo, según la Encuesta de Calidad de Vida, cerca de 73% de los padres de niños que no son atendidos en ningún centro para la primera infancia reportan que no mandan a sus niños porque es suficiente con que sean cuidados en casa). Es indispensable crear conocimiento y divulgar y promulgar la importancia del desarrollo adecuado durante la primera infancia y las maneras como se logra esa promoción apropiada. Las estrategias de comunicación masivas son indispensables para crear la conciencia necesaria para generar la demanda de estos servicios por parte de las familias […]”.8

 

Crear instrumentos de formación para los padres es una necesidad que puede cumplir el Distrito y que se puede direccionar hacia el objetivo principal de  reducir los índices de violencia intra familiar que tiene la ciudad, así como los niveles de agresividad que pueden provenir de la ausencia de instrucciones sobre cómo cuidar y educar a los niños, y en particular como ejercer la autoridad en el hogar.

 

En síntesis, los programas de atención a PI, son necesarios y retribuyen la mayor cantidad de beneficios que cualquier otro tipo de inversión pública puede entregar, en palabras de Camacho y Bernal, “Los programas de PI son más rentables que cualquier otro programa de inversión en capital humano durante etapas posteriores de la vida […] en adición al hecho de que existe un horizonte más amplio de tiempo para que los beneficiarios disfruten de los beneficios”.9

 

Los programas de atención como suplementos alimentarios en etapa prenatal, la atención en salud, el servicio de cuidado y la educación escolar, más los aportes en desarrollo Psicomotriz, han dado buenos resultados generales en el país, con una desventaja del sector rural.

 

Ahora bien, dentro de las recomendaciones del estudio de la Universidad de los Andes,  se recomendó al gobierno incrementar los programas de atención a PI, así como fijar la atención en los rangos poblacionales de menores ingresos, y complementar las políticas de asistencia y atención con campañas de divulgación para motivar a los padres a un cambio de cultura en el cuidado de sus hijos, principalmente para que sean atendidos en instituciones.

 

Una estrategia de asistencia y atención, requiere de la organización de sistemas de seguimiento y apoyo a la gestión, con el fin primordial de evaluar la intervención; el seguimiento a los beneficiarios permite establecer si el proyecto debe continuar, se modifica o se extingue. Estas posibilidades de modulación de las políticas públicas debe ser un instrumento permanente en la acción estatal, para evitar el gasto ineficiente.

 

El sistema de información consiste de un aditivo que permite el seguimiento permanente del niño desde su entrada al sistema de atención integral. Esto tiene el objetivo principal de facilitar la coordinación entre sectores, el seguimiento adecuado de beneficiarios y por tanto, la atención pertinente y eficiente. El sistema tiene el potencial de reducir la duplicación de servicios y gastos, a la vez que permite que la identificación de casos de riesgo10

 

El Presente proyecto busca afianzar la atención y asistencia que presta el distrito capital a la PI, mediante la institucionalización de un programa de formación a futuros padres y/o padres de familia en los niveles poblacionales de escasos recursos, con el fin de mejorar sus habilidades como cuidadores de los niños y niñas, reducir los niveles de violencia intrafamiliar y reducir los niveles de desigualdad en el desarrollo de los niños, para lo cual se creara un sistema de monitoreo que registre los beneficios entregados a los beneficiarios.

 

3. PROBLEMA A RESOLVER

 

La violencia, generadora de conflictos sociales, se relaciona automáticamente con brusquedad,  rudeza y agresividad física, desconociéndose que hay diversos tipos de violencia que afectan el diario vivir. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), "la violencia es una de las principales causas de muerte, a nivel mundial, para las personas de entre 15 y 44 años",  tanto así que por cada persona fallecida por un acto violento, se presentan numerosas personas con secuelas física o psicológica.

 

Como problema público, debemos señalar que es una situación que no hace distinción de clase social, nivel económico o educativo; y se califica como problemática social y de salud. La violencia es un medio de expresión de poder, por ello refleja una forma de solución de conflictos entre las personas; sin embargo, es preciso diferenciarla por ámbitos para obtener diferentes calificaciones de violencia, por ejemplo: La violencia de género, la violencia doméstica, la violencia armada, la violencia por motivos políticos, religiosos o ideológicos y la violencia social.

 

El comportamiento agresivo hace parte de una perspectiva con que múltiples generaciones hemos crecido y es preocupante ver como se ha hecho parte del diario vivir de la sociedad, tanto así que no se logra diferenciar e identificar los comportamientos violentos cotidianos que se padecen regularmente como el no respetarlas reglas, el no respetar una fila, el insulto en el transporte público, el grito del padre a su hijo, el insulto del jefe a su emplead, etc. Todo esto es una expresión  de agresión  que va desde lo verbal a lo físico  y emocional (psicológico).

 

El concepto de Maltrato infantil para mucho se resume únicamente a la agresión física, lo cierto es que va más allá, según la OMS (Organización Mundial de la Salud) el maltrato infantil  se define como: Maltrato o abuso infantil con cualquier forma de daño físico y/o emocional, sexual, comercial u explotación, que ponga en riesgo la salud física, psicológica y la integridad del menor.

 

El maltrato infantil se divide en dos partes según el Instituto colombiano de bienestar familiar ICBF:

 

1). Pasivo:

 

Comprende el abandono físico, que ocurre cuando las necesidades físicas básicas del menor no son atendidas por ningún miembro del grupo que convive con él. También comprende el abandono emocional que consiste en la falta de respuesta a las necesidades de contacto físico y caricias y la indiferencia frente a los estados anímicos del menor.

 

2) Activo:

 

Comprende el abuso físico que consiste en cualquier acción no accidental por los padres o cuidadores que provoquen daño físico o enfermedad al menor. La intensidad puede variar desde una contusión leve hasta una lesión mortal. También comprende el abuso sexual, que consiste en cualquier tipo de contacto sexual con un menor por parte de un familiar, tutor o cualquier otro adulto. La intensidad del abuso puede ir desde el exhibicionismo hasta la violación. El abuso emocional también entra en esta categoría de abuso activo y se presenta bajo la forma de hostilidad verbal, crónica (insultos, burlas, desprecios, críticas, amenazas de abandono, etc.) y el bloqueo constante de las iniciativas infantiles (puede llegar hasta el encierro o confinamiento) por parte de cualquier miembro adulto del grupo familiar.

 

Es lugar común, señalar que las estadísticas sobre violencia en Colombia y en Bogotá son alarmantes.  Constituyen un patrón de estudio de diferentes disciplinas y hasta el momento hay disparidad de criterios sobre las causas por las que se presenta este tipo de conductas. Ahora bien, en el caso de Bogotá, de todos los tipos de violencia que se presentan, el maltrato infantil es el que provoca mayor preocupación,  sin desconocer que el resto de modalidades.

 

Bogotá no es la excepción en el registro de comportamiento violento contra los menores, de igual manera existe un patrón de conducta que señala a los adultos como los principales responsables del maltrato infantil; en este sentido se requiere indagar por las causas del maltrato infantil a manos de los adultos y conocer como es la socialización que el infante maneja dentro de su grupo familiar y entorno escolar, para así identificar las causas que generan el maltrato infantil con el fin de proponer soluciones que finalicen con éste comportamiento.

 

¿Cuál es el efecto del maltrato en los menores?. Los menores nacidos en hogares donde se los maltrata suelen mostrar desordenes postraumáticos y emocionales; reflejan baja autoestima, depresión y ansiedad lo que generalmente los conlleva al consumo de drogas o alcohol buscando mitigar sus tensión psicológico y emocionales, siendo éste la plataforma para futuros criminales, convirtiéndose esta situación en un círculo vicioso ya que estos serán el ejemplo que recibirán las nuevas generaciones (violencia social). Muestra de ello se daría en el caso del maltrato infantil por parte de los padres quienes seguramente en su infancia recibieron agravio y lo reflejan en sus hijos convirtiéndose en una cadena generacional teniendo en cuenta que el creer que los castigos físicos “corrigen el comportamiento del menor”, llevando en muchas ocasiones a finalizar la vida del niño.

 

Los reportes estadísticos precisan que en la mayoría de casos, es un adulto cercano el que agrede al menor, de tal forma que resulta pertinente establecer si esta causalidad está relacionada con ausencia de formación para la paternidad y para ejercer la autoridad y/o para preparar a los menores para el desarrollo Pisco motriz y para la vida.

 

En este contexto, los registros estadísticos de violencia en la ciudad de Bogotá para el año 2013, pese a que muestran algunas reducciones se ven oscurecidos por hechos de alto impacto.

 

En la ciudad, la tasa de mortalidad disminuyo a un 9.6 % (986 casos) en el 2013, la tasa de mortalidad por causas externas de niños y niñas entre 0-5 fue del 3.33% en acto violento para el mismo año, en donde el 55% de los casos fue por hecho accidental, el 25% por tránsito y el 20% por homicidio en el cual, se presentaron 20 casos de niños y niñas fallecidos causas externas, en las localidades de Kennedy, Bosa, Suba, Ciudad Bolívar, Engativá, La candelaria, Rafael Uribe Uribe, San Cristóbal; la  desnutrición registrada en menores de 5 años alcanzó un 4.9%.

 

Si bien las conductas que reflejan violencia física o maltrato son preocupantes, campo que preocupa por su alto impacto en la criminalidad es el abuso sexual. Según estudio de la OMS ha establecido que el abusos sexuales en la infancia es el causante aproximadamente un 6% de los casos de depresión, un 6% de los casos de abuso/dependencia del alcohol y las drogas, un 8% de los intentos de suicidio, un 10% de los casos de trastorno de pánico y un 27% de los casos de trastorno de estrés postraumático.

 

Entonces, el maltrato infantil es uno de los mayores problemas que debe enfrentar la sociedad moderna, se ha convertido en un conflicto de talla mundial en el cual se ven comprometidos el campo social, salud, económico, político, y cultural.

 

Por qué la Primera infancia debe tener especial protección?. El  Ministerio de Educación, afirma que el desarrollo de un niño o niña en la primera infancia puese ser intervenido positivamente  para cambiar la trayectoria de la sociedad y de las familias y/o del la persona en su edad adulta. Este cambio depende esencialmente de los estímulos que se den al menor y de las condiciones en que ellos se desenvuelvan, sin olvidar que es esencial el espacio donde se desarrolle, su entorno familiar y las conductas que aprendan en la edad de cero a seis años, durante la cual el ser humano adquiere los elementos para el desempeño en el resto de la vida. Por tales razones, entender que entre los cero y los cinco años de edad es ineludible atender a los niños y las niñas de manera armónica, acompañado del componente de salud, nutrición, protección y educación inicial, contribuirá a la supervivencia, crecimiento y aprendizaje de los niños para un futuro triunfante en el desarrollo económico, social y cultural.

 

Ahora bien, nada de estos podrá ser posible sin la participación y compromiso de los padres y cuidadores de los menores, es necesario trabajar en la formación psicología y emocional quienes son los principales influyentes y guías de los menores: los padres.

 

Como primeros cuidadores y responsables de los hijos, la sociedad debe entender que hay difíciles situaciones que enfrentar como la falta de empleo, el estrés diario del transporte, los comportamientos violentos a los que se tienen que enfrentar los adultos, las crisis económicas; son factores detonantes que generan fatiga, rabia y frustración que termina desencadena en el maltrato infantil.

 

Si bien la Administración cuenta con programas de prevención y escuelas de padres, es evidente que se requiere mirar y reforzar los programas, ya que la tasa de maltrato infantil sigue en aumento cuando debería ser lo contrario.

 

La ciudad requiere modular el presupuesto destinado a la primera infancia el cual  los padres o tutores de los niños reciban especial capacitación para ser cuidadores y padres; en la primera etapa de la infancia entre (0-6), se requiere concientizar a la población en el cuidado y la prevención del abuso al menor.

 

4. FUNDAMENTO LEGAL

 

La Constitución, establece en su Art. 44, los derechos de los niños dentro de los que se resaltan el CIUDADO Y EL AMOR, de igual manera la protección  contra toda forma de abandono y violencia. Señala además el texto constitucional que la familia, la sociedad y el Estado, tienen el deber de asistir y proteger al niño para garantizar su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos.

 

De esta norma se resalta el deber  que el constituyente le asignó a entes privados como  la familia y la sociedad, esta norma es concordante con el deber de cuidado que establece el Art. 42 a los padres, obligación que es un derecho para los menores.

 

Estas normas y su carácter vinculante para los particulares imponen el deber de facilitar a la familia y a los padres el cumplimiento del deber de cuidado con sus hijos, obligación a la que puede  ayudar el Estado en cumplimiento de sus deberes de garantía, establecidos en el Art. 2 de la Constitución, mediante la creación de programas especiales de capacitación a los primeros cuidadores de los niños y niñas, como son los padres.

 

Los lineamientos de política pública en PI, fueron establecidos en la Ley 1098 de 2006, en esta norma se estipula la responsabilidad parental, y uno de sus componentes  es la obligación de cuido, acompañamiento y crianza. Dice el Art. 14:

 

“ARTÍCULO 14. LA RESPONSABILIDAD PARENTAL. La responsabilidad parental es un complemento de la patria potestad establecida en la legislación civil. Es además, la obligación inherente a la orientación, cuidado, acompañamiento y crianza de los niños, las niñas y los adolescentes durante su proceso de formación. Esto incluye la responsabilidad compartida y solidaria del padre y la madre de asegurarse que los niños, las niñas y los adolescentes puedan lograr el máximo nivel de satisfacción de sus derechos.

 

En ningún caso el ejercicio de la responsabilidad parental puede conllevar violencia física, psicológica o actos que impidan el ejercicio de sus derechos. (Resaltado agregado)”.

 

En relación con la atención integral a la PI, la Ley 1295 de 2009, establece los criterios generales de atención a la niñez; esta norma ordena de manera general las estrategias y destinaciones que la nación y los entes territoriales deben hacer para la atención a PI.

 

Por su parte, los documentos técnicos y políticos de la estrategia de CERO A SIEMPRE, señala que este plan es producto de la inversión proyectada en el Plan Nacional de Desarrollo del gobierno nacional, Ley 1550 de 2011.

 

El decreto Ley 1421-1993, Art. 1, establece como atribución del concejo de Bogotá, “dictar las normas necesarias para garantizar  el adecuado cumplimiento de las funciones y la eficiente prestación de los servicios a cargo del Distrito.

 

En el caso del Distrito capital, el Plan Distrital de Desarrollo PDD,  Acuerdo 489 de 2012, destinó la suma de 210 mil millones para la formación de cuidadores, incluyendo padres, madres, maestros, familiares, madres comunitarias sustitutas, FMAI del ICBF y otros agentes. Esta propuesta del PDD, tiene como objetivo primordial la reducción del maltrato infantil, un direccionamiento claro pero que deja de lado otros componentes del cuidado a la PI, como puede ser la promoción de la parentela como cuidadora con alguna experticia que complemente el cuidado institucional, en particular en los casos en que el niño o niña no va al preescolar o, como una conducta permanente que los padres deben asumir cuando tienen el cuidado de sus hijos, y particularmente, en las formas de ejercer autoridad.

 

En el caso del PDD, la propuesta se estructura como una acción de corresponsabilidad del cuido. Este enfoque denota una ausencia de comprensión de la dimensión holística del cuidado a la PI, y por ello se hace necesario intervenir en la fórmula que se adopte en los programa y proyectos futuros para que sean complementarios, coherentes y completos, en el caso de la promoción de los cuidadores; una parentela con experticia en el cuido y con capacidad de comprender los momentos y efectos de la formación del menor en su edad temprana de cero a cinco años seis meses, como se ha calificado en los diferentes estudios es el momento en que se forma la conducta y se prepara para la vida al ser humano.

 

En conclusión, el Distrito ha iniciado un proceso de capacitación de los cuidadores de los niños y niñas en PI, pero se requiere de la institucionalización del programa así como de un cambio de enfoque que propicie la comprensión holística del ser humano y de la formación del niño para que la intervención del Estado, la Familia y el entorno sea eficaz en el propósito de reducir la violencia y el maltrato.

 

5. IMPACTO FISCAL

 

El Distrito Capital, estableció en el Acuerdo 489 de 2012, Plan Distrital de Desarrollo, PDD, la destinación de 210 mil millones para la formación de cuidadores, incluyendo padres, madres, maestros, familiares, madres comunitarias sustitutas, FMAI del ICBF y otros agentes, con el fin primordial de evitar el maltrato contra los niños y niñas.

 

Esta estrategia que debería operar en Bogotá con una línea de base que responsa a la meta de formar 300 mil personas –adultos- en habilidades para el cuidado de los niños y niñas de la ciudad deber ser fortalecido en dos sentidos; de un lado, haciéndolo permanente en el plan de Inversión de la ciudad, y en segundo lugar, dotándolo de un adecuado sistema de monitoreo tanto para los beneficiaros como del funcionamiento del programa.

 

EL rubro que podría generar este proyecto de acuerdo, está contemplado como parte del programa de inversiones de la ciudad y al hacerlo una regla de la inversión en primera infancia que realice la ciudad  no se genera erogaciones pues se debe considerar que el actual programa ya está contemplado, mientras los futuros planes distritales de Desarrollo solo deberán incluir un programa de atención a la primera infancia que contenga las líneas de acción que se establecen por este acuerdo, sin que se fije en este proyecto monto de inversión, pues la línea de base y los beneficiarios del programa será variable cada año con ingreso y egreso del mismo cada cinco años que es el periodo de asistencia que se pretende con esta norma.

 

Entonces, el impacto fiscal del proyecto se debe considerar solo como un contenido normativo que debe tenerse en cuenta para la formulación de los planes de desarrollo posteriores, inversión que es obligatorio, no solo por virtud del presente proyecto sino por mandato de la Ley que obliga a las administraciones territoriales a destinar recursos específicos para Primera Infancia, y dentro de ese rubro se halla este proyecto, sin causar afectación a los demás aspectos financiables de la inversión social de la ciudad.

 

AUTORES:

 

MARÍA CLARA NAME RAMÍREZ

 

Concejal de Bogotá

EDWARD ANIBAL ARIAS RUBIO

 

Vocero de la Bancada

BORYS DE JESÚS MONTESDEOCA

 

Concejal De Bogotá

 

CARLOS VICENTE DE ROUX R

 

Concejal De Bogotá

YEZID RAFAEL GARCÍA ABELLO

 

Concejal De Bogotá

 

DIEGO RAMIRO GARCÍA BEJARANO

 

Concejal De Bogotá

CARLOS ROBERTO SAENZ VARGAS

 

Concejal De Bogotá

 

HOSMAN YAITH MARTÍNEZ MORENO

 

Concejal De Bogotá

MARÍA FERNANDA ROJAS MANTILLA

 

Concejal De Bogotá

 

WILLIAM CÉSAR MORENO ROMERO

 

Concejal De Bogotá

DIANA ALEJANDRA RODRÍGUEZ C

 

Concejal De Bogotá

LUCIA BASTIDAS UBATE

 

Concejal De Bogotá

 

ANTONIO E SANGUINO PAEZ

 

Concejal de Bogotá

 

Proyecto de Acuerdo

POR EL CUAL SE MODULA LA POLÍTICA PÚBLICA DE PRIMERA INFANCIA, MEDIANTE  EL PROGRAMA PADRES Y MADRES CUIDADORES DE LA PRIMERA INFANCIA, EN EL DISTRITO CAPITAL Y SE ADOPTA OTRAS DISPOSICIONES

EL CONCEJO DE BOGOTÁ

En uso de sus facultades legales y en especial las conferidas en Art.     Del Decreto ley 1421 de 1993.

ACUERDA:

Artículo Primero: Modular la Política Pública de Primera Infancia, estableciendo como requisito de este componente, la inclusión de un programa destinado a padres y madres cuidadores de la primera infancia.

 

La Secretaria Distrital de Integración Social, formulará el programa de atención a la primera infancia  el que tendrá por nombre “PADRES y MADRES CUIDADORES DE LA PRIMERA INFANCIA”, caracterizado como un beneficio orientado a los padres de familia. Su objetivo será prepararlos a los padres y madres, desde la etapa prenatal para cuidar a sus hijos y deberá contener módulos de formación sobre: crecimiento, soporte alimenticio, estimulación temprana, preparación para la escuela y ejercicio de autoridad en el hogar.

 

Parágrafo: La asistencia al programa de formación será condición de acceso a los programas de beneficio y asistencia que otorgue el Distrito Capital, excepto Salud.

 

Artículo Segundo: La Secretaria Distrital de Integración Social, definirá la línea de base de ejecución de este programa, priorizando a parentela de estratos 1, 2 y 3 del Sisben, asegurará el acceso progresivo hasta cumplir un nivel próximo a la universalidad de formación de padres y madres de la ciudad que están preparados para cuidar a sus hijos.

 

Artículo Tercero: El programa tendrá un componente de seguimiento a los beneficiarios e investigación de la eficacia de la política pública a partir del primer lustro de ejecución; este componente deberá suministrar insumos de evaluación para la continuación, modificación o supresión del programa.

 

Artículo Cuarto: El presente Acuerdo rige a partir de su publicación y deroga las disposiciones que le sean contrarias.

 

GUSTAVO PETRO URREGO

 

Alcalde Mayor  de Bogotá D.C

NELLY PATRICIA MOSQUERA MURCIA

 

Presidenta Concejo de Bogotá

 

NOTAS DE PIE DE PÁGINA

1 Casas públicas mantenidas a costa de la beneficencia pública.

 

2 Fundamentos políticos, técnicos y de gestión. Programa de cero a 5 siempre.

 

3 Fundamentos políticos, técnicos y de gestión. Programa de cero a 5 siempre.

 

4 Ramírez Herrera, Clemencia, (2006), El impacto del maltrato en los niños y las niñas en Colombia, Volumen 1 No. 2, Bogotá-Colombia, Universidad de San Buenaventura.

 

5 Acuerdo 489 del 12 de junio de 2012. Plan Distrital de Desarrollo 2012 -2016, en el cual se estableció el programa Corresponsabilidad de las familias, maestros, maestras cuidadores y cuidadoras [..] en  la generación de condiciones para el desarrollo integral de los niños y las niñas.

 

6 En: Documentos CEDE, La política de primera infancia en el contexto de la equidad y movilidad social en Colombia. Berna Raquel, Camacho Adriana. Uniandes No. 33. Oct.2012.  En igual sentido puede verse Estrategia de atención integral a la Primera Infancia. Documentos políticos técnicos y de Gestión Pag.39.

 

7 Ibid. Pag. 36

 

8 Ibíd. Pag 56.

 

9 Ibíd. Pag. 64

 

10 Ibíd. Pag. 52