RÉGIMEN LEGAL DE BOGOTÁ D.C.

Se entiende como Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD), el apoyo técnico acordado por el sector público de un país con el objeto de promover acciones concretas a favor de Estados en vías de desarrollo. Esta ayuda puede canalizarse por medio de organizaciones internacionales o supranacionales (ayuda multilateral) o directamente entre Estados. Tiene que cumplir tres características, a saber: 1) Poseer un grado de concesionalidad, 2) ser de origen oficial y 3) tener como objetivo el desarrollo.

Por su parte, la Cooperación Internacional Descentralizada es la que se realiza desde las administraciones autónomas (gobiernos regionales), las ONG, empresas, universidades y otros actores de países desarrollados, hacia los países en vía de desarrollo.

El origen de la Cooperación, como le conocemos en la actualidad, tiene por fuente un conjunto de interesantes acontecimientos históricos que merecen resaltarse en esta oportunidad, especialmente los más relevantes dentro del pasado siglo XX¹:

El proceso de descolonización en territorios ocupados por países considerados en su época, como potencias dominadoras.²

El fin de la segunda guerra mundial influenció el inicio de la cooperación internacional, con el impulso de procesos que propugnaban por la indemnización y la reparación de los perjuicios causados a naciones y pueblos víctimas de la conflagración, como lo particularmente sucedido entre Alemania e Israel.

Además de lo anterior, el mismo acontecimiento también consolidó la creación de Naciones Unidas, institución sucesora de la Sociedad de las Naciones: "(...) la Sociedad de Naciones, organización concebida en similares circunstancias durante la primera guerra mundial y establecida en 1919, de conformidad con el Tratado de Versalles, "para promover la cooperación internacional y conseguir la paz y la seguridad""³. De este modo, el surgimiento de la ONU permitió la creación de instituciones y programas de ayuda internacional: "En 1945, representantes de 50 países se reunieron en San Francisco en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Organización Internacional, para redactar la Carta de las Naciones Unidas. (...) La Carta fue firmada el 26 de junio de 1945 por los representantes de los 50 países.⁴"

En 1947, en Estados Unidos, el Plan Marshall surgió como un apoyo a la reconstrucción de Europa después de la segunda guerra mundial, bajo la administración de Harry Truman. Este presidente norteamericano, en el punto cuarto de su discurso del 20 de enero de 1949, habló del éxito del mencionado Programa de Reconstrucción de Europa, Asistencia al Desarrollo, y trató por primera vez la posibilidad de extender esta ayuda a los países "subdesarrollados". De esta forma, la cooperación internacional inició oficialmente como una política, fortalecida por organismos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial creados en procura de la estabilidad de las economías, durante la convención de Brettons Woods.

Durante la Guerra Fría, la cooperación se manejó por mucho tiempo como un instrumento de posicionamiento político de los grandes bloques en conflicto. En el ámbito de la ONU se hace lobby para que se establezca como horizonte de la cooperación de los países industrializados el 1% del Producto Nacional Bruto, posteriormente, la ONU plantearía el 0,7%.

En la década de los sesenta, se desarrolló la institucionalidad de la cooperación internacional, con la OECD (Organization for Economic Cooperation and Development) y el DAC (Development Assistance Committee), creado en 1961. Bajo estas instituciones, se incluyó el término DESARROLLO en la cooperación, como un problema económico, un proceso técnico de competencia del Estado; por ello cobra importancia el intervencionismo. De este modo, el crecimiento económico apoyaría la democracia en las naciones.

En estos años, la cooperación se centró en el aprovisionamiento de la industria y de infraestructura urbana, como vías para lograr el objetivo propuesto.

En esa misma década se formaron las agencias multilaterales y bilaterales; el Ministerio de Cooperación (Francia), la AID, los Cuerpos de Paz, la Alianza para el Progreso (EE.UU.), OTCA que luego sería JICA (Japón), entre otros.

En 1969 se define ODA "Official Development Assisstant" (o AOD, por sus siglas en español), separándolo de "Other Official Flows" OOF. Las preocupaciones por la ayuda atada⁵ surgen a finales de los sesenta e inicios de los setenta, cuando países como Suecia, Japón, Alemania, Holanda y Noruega, proponen la desatadura como acuerdo multilateral. Ello fue objetado por Francia, Italia, Canadá y EE.UU.

En 1972 se consagra la "Norma del DAC", considerando "cooperación para el desarrollo" todo apoyo que tenga como objetivo la promoción del mismo en los países beneficiarios, que posea un carácter concesional y finalmente, que alcance un componente del 25% de donación.

Para 1975, el DAC comienza a integrar el tema de género en los procesos de desarrollo, con ocasión del año internacional de la mujer, proclamado por la ONU.

De igual modo, para ese entonces se registra por primera vez la presencia de la Opinión Pública, en relación con la Cooperación Internacional. Ante las críticas generalizadas de quienes pagan impuestos en los países desarrollados, se enfatiza la necesidad de darle un giro a la cooperación para aliviar las necesidades humanas básicas.

Ya en 1986, durante el balance de sus primeros 25 años de cooperación, el DAC plantea la necesidad de coordinar la ayuda para mejorar la organización de la misma y de responsabilizar al país receptor, basándose, de ser necesario, en nuevas políticas o reformas de las ya existentes. Por tal razón, la ayuda se canaliza a programas articulados y ya no a proyectos sueltos.

En esta década de los ochenta, nace la necesidad de evaluar la efectividad de la ayuda, abriendo paso a la preocupación por la evaluación de los proyectos a lo largo de todas sus fases. Se observa la necesidad de una mejor valoración y selección de los proyectos, donde el compromiso de los beneficiarios es fundamental. Así, cobra importancia la mayor participación de la comunidad en la producción y equidad en la distribución de sus beneficios.

En 1992, según el Tratado de Maastricht⁶, la Unión Europea enfatiza la coordinación y coherencia de políticas, el desarrollo económico y social, la lucha contra la pobreza, la integración de los países a la economía global, la defensa de los derechos humanos, la democracia y la gobernabilidad. En ese mismo año, en la Cumbre de la Tierra realizada en Río de Janeiro, aparece el re-enfoque del concepto de desarrollo, estableciendo que un país se desarrolla cuando es capaz de crecer y distribuir con equidad intergeneracionalmente, es decir, tiene la capacidad de crear procesos de desarrollo humano sostenible.

Aunque la década de los noventa arrojó resultados poco satisfactorios respecto al Programa o Agenda 21, acordado en la Cumbre de la Tierra de 1992, éste "sigue ofreciendo una poderosa visión de largo alcance que, hoy en día, continúa siendo válida"⁷

El desarrollo de la Cooperación Internacional ha hecho imperante, en este marco, la vinculación de la ciudadanía como beneficiaria en los países receptores. La preocupación sobre la efectividad de la ayuda, implica que ésta debe llegar a quienes realmente la necesitan y que es imprescindible medir su impacto en el mejoramiento de la calidad de vida para determinar su eficacia.

Adicionalmente, los proyectos deben ser sostenibles, ello se traduce en que al enfrentarse al retiro de la ayuda, la comunidad tiene que encontrarse en capacidad de generar sus propios procesos que continúan y mejoran su desarrollo. Por ello, la vinculación de la sociedad Civil es necesaria, desde la fase misma de formulación del proyecto, hasta los procesos de evaluación y control.

La Oficina Distrital de Cooperación Internacional será un mecanismo en pro de la generación de confianza en los agentes cooperantes, al disminuir los riesgos de corrupción con base en la exigencia de la rendición de cuentas ante la ciudadanía, aumentando la gobernabilidad y el desarrollo participativo.

El beneficio de articular la ayuda en la ciudad permitiría profundizar su impacto y la pertinencia de sus líneas a lo largo del tiempo. Con la creación de la oficina de cooperación internacional, el distrito contará con una herramienta para impulsar el plan de desarrollo, atrayendo los recursos de cooperación y, coordinando la acción social con las políticas públicas y necesidades prioritarias locales.

En suma, podemos afirmar que la Cooperación internacional al desarrollo debe usarse como una herramienta útil para reactivar el Comercio y las inversiones, lo cual fortalece el potencial para el desarrollo sostenible, colabora con los procesos de reducción de pobreza y sustenta la creación de soluciones encaminadas a la satisfacción de las necesidades básicas. Por ello, se hace necesaria la creación de una Oficina que canalice la gestión de recursos de cooperación técnica y ayuda Oficial.

Adicionalmente, la sociedad civil ha tomado gran importancia en estos últimos tiempos como capital social de acceso⁸ que permite validar la confianza generalizada en las instituciones que median las relaciones entre los cooperantes y los beneficiarios tomando un papel incrementalmente más activo que en otros tiempos, frente a gran variedad de procesos nacionales. Su intervención, hace necesaria la rendición de cuentas o accountability, como un mecanismo de evaluación y control a las ayudas internacionales.

Por las anteriores consideraciones, presentamos al Honorable Concejo de Bogotá el presente Proyecto de Acuerdo que contiene, entre otros, los siguientes aspectos:

• Establecimiento de la Oficina Distrital de Cooperación Internacional (ODCI), en articulación con el Sistema Nacional de Cooperación Internacional para mejorar la eficiencia en la asignación de recursos, evitando la atomización por entidades.
• Montaje de Sistemas de Evaluación Permanente de la Gestión: en términos de tiempo, recursos gestionados, eficiencia social de los proyectos y productividad de los recursos.
• Rendición de cuentas de la ODCI ante el Concejo Distrital sobre la gestión realizada a nivel local y las determinaciones que en este ámbito hubiere asumido.
• Valoración Eficiente de las Necesidades Sociales con procesos de planeación participativa de la ciudadanía, con el objeto de priorizarlas y satisfacerlas de forma coherente, permitiendo un manejo eficiente de los recursos de cooperación internacional.

El propósito del presente Proyecto de Acuerdo concuerda con la intención de la Administración para incluir dentro de su estructura administrativa una política generadora de recursos de orden internacional concernientes a la Cooperación Técnica y ayuda oficial al desarrollo.

Por medio del presente Proyecto de Acuerdo, el Concejo de Bogotá será partícipe activo de los nuevos espacios que se pretenden crear para el desarrollo de la Ciudad.

Concejal de Bogotá

Movimiento MIRA