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Proyecto de Acuerdo 328 de 2005 Concejo de Bogotá, D.C.

Fecha de Expedición:
20/09/2005
Fecha de Entrada en Vigencia:
20/09/2005
Medio de Publicación:
Anales del Concejo
La Secretaría Jurídica Distrital aclara que la información aquí contenida tiene exclusivamente carácter informativo, su vigencia está sujeta al análisis y competencias que determine la Ley o los reglamentos. Los contenidos están en permanente actualización.


 
 

Bogotá, la principal ciudad de Colombia era antes de la llegada de los españoles el territorio del Zipa, jerarca de los primer

PROYECTO DE ACUERDO No. 328 DE 2005

"POR EL CUAL SE MODIFICA EL ACUERDO 31 DE 1917, SE EXALTA LA LABOR DEL INDÍGENA SAGIPA Y SE DICTAN OTRAS DISPOSICIONES"

ATI SEYGUNDIBA QUIGUA IZQUIERDO

CONCEJAL DE BOGOTA

BOGOTA D.C. SEPTIEMBRE DEL 2005

EXPOSICION DE MOTIVOS

SUSTENTO JURÍDICO

  1. CONSTITUCION POLITICA DE COLOMBIA
  2. Artículo 7º. El estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de la Nación colombiana.

    Con lo que sin duda se reconoce específicamente la protección de la identidad de cada uno de los grupos humanos y sus manifestaciones culturales conforme a razones antropológicas, circunstancias históricas y diferencias regionales.

    Artículo 8º. Es obligación del Estado y de las personas proteger las riquezas culturales y naturales de la Nación.

    Sin lugar a dudas, el Articulo 8 de la Constitución Política es el sustento de la obligatoriedad que tenemos todos los colombianos de proteger nuestras riquezas culturales dentro de las cuales se encuentra el rescate de nuestra historia.

    Artículo 72º. El patrimonio cultural de la Nación está bajo la protección del Estado. El patrimonio arqueológico y otros bienes culturales que conforman la identidad nacional, pertenecen a la Nación y son inalienables, inembargables e imprescriptibles. La ley establecerá los mecanismos para readquirirlos cuando se encuentren en manos de particulares y reglamentará los derechos especiales que pudieran tener los grupos étnicos asentados en territorios de riqueza arqueológica.

  3. DECRETO LEY 1421 DE 1993

Con plena observancia de las atribuciones conferidas al Concejo de Bogotá, por el Decreto 1421 de Julio 21 de 1993, Por el cual se dicta el régimen especial para el Distrito Capital de Santafé de Bogotá, es competencia de la corporación, regular la preservación y defensa del patrimonio cultural, tal y como lo establece el numeral 13 del Articulo 12 de dicho régimen.

ANTECEDENTES HISTORICOS

  1. BOGOTA PRECOLOMBINA
  2. Las investigaciones arqueológicas realizadas en el territorio muisca han demostrado que la Cultura Chibcha tiene aquí una antigüedad no inferior a 2.000 años, situando tentativamente el asentamiento de los Muiscas entre 310 y 1537 (fecha de llegada de los españoles).

    No se tiene certeza de la totalidad de la población Chibcha; las investigaciones adelantadas afirman que esta ascendía entre los 2 millones 300 mil habitantes y los 300 mil habitantes; En cualquiera de los casos esta población hacia que la zona del altiplano cundiboyacense fuera la zona mas densamente poblada del todo el territorio colombiano de hoy.

    La población se distribuía desde los alrededores de Fusagasugá hacia los 4 grados de latitud norte y llegaba hasta las comarcas de los Guanes, en los contornos de la actual San Gil. La extensión del territorio Chibcha se calcula en 30 mil kilómetros cuadrados. La Sabana de Bogotá con sus 150 mil hectáreas fue el asiento de la más poderosa de las organizaciones chibchas o Muiscas.

  3. LOS MUISCAS
  4. Antes de la llegada del Fundador Gonzalo Jiménez de Quesada en 1538, Bogotá estaba habitada por la cultura Chibcha o Muisca, cuyos habitantes fueron llamados Muisca, Moxca o Mosca por los conquistadores (se trata de un vocablo Chibcha que significa hombre o persona), se extendían sobre las cuencas hidrográficas de los ríos Suarez, hacia el occidente; Funza ¿ Bogotá (vocablo de cual también se especula que viene del término Bacatá, que significa final de los campos; y otros dicen que viene de Bogote que era uno de los títulos dados al Zipa), hacia el sur; Garagoa y Lengupa, Hacia el oriente y Chicamocha, afluente del Suarez, hacia el noreste y norte.

    Rodeando a los chibchas vivían tribus primitivas de cazadores y recolectores, culturalmente mucho más atrasados. Ocupaban las vertientes que desde el territorio Chibcha bajaban por el occidente al valle del Magdalena y por el levante a las llanuras orientales. Estas tribus constituían grupos independientes que mantenían continuas relaciones con los chibchas. Las de las vertientes que miran hacia el Magdalena eran de índole belicosa y muy celosas de su libertad e independencia. Sus relaciones con los chibchas eran ora acciones bélicas mediante invasiones de su territorio(especialmente los muzos y panches), o bien, comerciales, intercambiando el algodón silvestre y el oro en bruto por mantas, esmeraldas y artículos manufacturados de oro; pero más que todo por la sal, que los chibchas explotaban en las minas de Zipacon, Nemocon, Tausa y Sesquile.

    2.1. ORGANIZACIÓN POLITICA Y SOCIAL

    En la cumbre de la escala estaba el Zipa, monarca absoluto, seguido por el estrato religioso de los jeques y mohanes (llamados sacerdotes en la actualidad). El tercer escalón lo ocuparon los guerreros o guechas. Estos eran los sectores improductivos mantenidos por los estratos sociales inferiores: los tributarios o pecheros Muiscas, integrados por artesanos, mercaderes, orfebres, tejedores, alfareros, campesinos y trabajadores de las minas de sal.

    2.2. REGIMEN POLITICO MUISCA

    La cultura muisca a la llegada de los españoles constituía un Estado incipiente basado en federaciones de aldeas. Tenemos noticia de su organización socio ¿ política a través de los escritos dejados por los cronistas, quienes presentan la población organizada en dos Cacicazgos principales: El Zipa en Bogotá y el Zaque en Tunja.

    Los cacicazgos se basaban en sociedades estratificadas políticamente bajo jefes locales, en los cuales el cacique asumía ocasionalmente las funciones de jefe guerrero; así mismo, un cacique no era un gobernante arbitrario, debido al consenso que debe existir entre los que están en los niveles debajo de él; por ese consenso el cacique era reconocido como autoridad legitima, su poder era reconocido como legitimo y cualquier orden que fuera contra los intereses del resto de la sociedad encontraba oposición.

    Cada uno de los caciques (Zipa y Zaque), luchaba por alcanzar la supremacía sobre el otro y para conquistar nuevas tierras, sometiendo otros pequeños cacicazgos, que a su vez trataban de mantener su independencia; El Bogotá era quien aparentemente estaba mas cerca de erigirse como suprema autoridad y dueño absoluto del pueblo y territorio Muisca.

    Según la Etnohistoria Muisca, El cacique de Bogotá o Zipa tenia ciertos privilegios: Este ejercía un poder muy amplio orientado por sus xeques y en, cierto grado, teocrático; era jefe único y tenia a su cargo la dirección de todos los negocios del Estado, tanto en tiempo de paz como de guerra; daba y hacia cumplir las leyes; se le obedecía y aun reverenciaba como si fuera un dios y hasta los sacerdotes le estaban sometidos; igualmente, era el único que podía transportarse en andas y/o decidir quien y en que circunstancia podía hacer uso de estas en premio a sus servicios.

    Así mismo los indios pertenecientes a las capitanías del Zipa, tengan obligación de hacer las labranzas, cercado y casas de su cacique, como también pagarle tributos ordinarios que hacían muchas veces al año y otros donativos sin numero, eran absolutos y desolutos dueños de las haciendas y vidas de sus vasallos; estos tributos pagaban en matas y oro especialmente. Es así como el Zipa aparece como un redistribuidor que retiene parte de la producción y la almacena por largos periodos, igualmente puede verse que la contribución no es voluntaria sino que esta sujeta a tasas establecidas, lo cual según Harris caracteriza el Estado propiamente dicho.

    La forma de heredar tanto caciques como capitanes era por línea materna, es decir sucedía el sobrino mayor hijo de la hermana; cuando faltaba el sobrino heredaba el hermano mayor de edad; si el cacique no tenía hermano antes de su muerte podía nombrar heredero sacado de otras familias o pueblos Muiscas, siendo acogida con gusto su decisión.

    No obstante lo anterior, según un estudio adelantado por Silyva Broadbent en 1968, se deduce que entre los Muiscas coexistían tanto la matrilocalidad como la patrilocalidad; sin hacer una estadística exhaustiva parece que predominaba la patrilocalidad; sin perjuicio de que los hombres salieran de sus aldeas y las mujeres asumieran el cuidado del patrimonio las mismas.

    Los sucesores de caciques y capitanes recibían una educación especial ya que eran recluidos por espacio de 2 a 10 años en unos bohíos denominados "Cucas"; en donde recibían la educación especial para acceder a tal alta dignidad; cuando salían de allí se les preparaba una gran fiesta que era el inicio de su vida profesional.

    Cuando se posesionaba como nuevo cacique, las fiestas duraban 16 días; acudían el Zipa y los principales de la región, quienes llevaban valiosas coronas de oro adornadas con caricuries de Santa Marta, hechas para tal ocasión, engalanados con orejeras y narigueras de oro, chágualas en el pecho y medias lunas en la frente, de las cuales regalaban también al cacique, quien era vestido por los caballeros

    El Zipa debía confirmar a todos los caciques de la región de Bogotá, por esto iban donde él para que los reconociese y luego volvían a su pueblo donde sus vasallos lo esperaban con grandes presentes para así todos juntos agradecer los favores del Zipa; luego de todo esto podían entrar en posesión de su Estado a la muerte de su tío.

    2.3. CACIQUE SAGIPA

    Según las crónicas y en especial las de Fray Pedro Simón; a nuestros días tenemos conocimiento de que el último Cacique Muisca a la llegada de los conquistadores españoles fue el cacique Sagipa.

    2.3.1. SAGIPA

    Huyendo de los conquistadores se refugio Tisquesusa, soberano indígena, a inmediaciones de Facatativa, donde murió a un golpe de ballesta, dado por el oscuro soldado Alonso Domínguez.

    Desde aquel día la raza Chibcha, sojuzgada por la española, fue degenerando en número y en fuerzas; dominada por las armas, privada de cargos militares y civiles, excluida de los santuarios religiosos, quedo viviendo en servidumbre, trabajando en el comercio y en la industria para enriquecer a los conquistadores. Perdió pronto su religión, su idioma y su nombre, los tres lazos más fuertes de una nacionalidad y careciendo de cultivo su inteligencia, sin conciencia de su fuerza, humillada hasta el servilismo, vegeto en el mismo territorio que la había pertenecido, en condición muy semejante a la esclavitud.

    2.3.4.1. PERFIL POLITICO DE SAGIPA

    Muy pronto surgió un nuevo Zipa entre los indios. Se trataba de Sagipa o Saxagipa, que significas en lengua Chibcha "¿si no es el jefe, entonces quien?" El cual, de acuerdo con los cronistas, fue elegido por haber sido el principal lugarteniente de Tisquesusa. Sagipa se mostró no menos beligerante que su antecesor e inauguro una guerra de guerrillas que si bien no ocasiono bajas en el ejercito cristiano, fue un elemento de inquietud que impedía la total sujeción de los aborígenes a los invasores.

    Según el autor Juan Friede en su obra Gonzalo Jiménez de Quesada a través de Documentos Históricos, tras la muerte de Tisquesusa, Jiménez de Quesada reunió a los caciques amigos en una especie de asamblea a la cual asistió el cacique de Chía, quien reclamaba el titulo de Zipa de Bogotá, porque según las leyes hereditarias de los chibchas le correspondía la sucesión del zipazgo por cuanto era sobrino de Tisquesusa e Hijo de una de sus hermanas. Sostenía además que, en virtud de las mismas leyes de herencia, el Zipa de Bogotá tenia que ser necesariamente un cacique de chía, como él lo era.

    No obstante lo anterior, si bien es cierto que la ley de sucesión hereditaria fue frecuente y sé regia por el parentesco entre un cacique y un hijo de la hermana del mismo; cabe anotar que la posesión de Sagipa contó con la legitimidad requerida para adelantar un proceso político basado en la oposición al régimen autoritario español.

    La reclamación del cacique de chía por este concepto, fue una noticia que regocijo a los españoles ya que estigmatizaba a Sagipa como usurpador del poder. Con lo cual podían exigirle el tesoro de Tisquesusa; el cual se constituía en el mayor interés de los conquistadores, que consideraban que dicho tesoro estaba en manos de Sagipa.

    Según Juan Friede, en su libro Documentos Históricos de la Historia de Colombia, el tesoro fue clasificado como bienes personales de un enemigo y rebelde que por el derecho consuetudinario español pertenencian al rey. Pero por capitulación con Pedro Fernández de Lugo el rey de España había cedido a los conquistadores de Santa Marta las cinco sextas partes del botín si el cacique era prendido vivo, o la mitad si era muerto. De ahí que los cristianos no les importara librar una guerra justa contra los indios la cual era la condición básica para que rigiese aquel derecho.

    Varias veces se emprendieron inútiles expediciones para apresar a Sagipa. Al fin, viéndose acorralado por los cristianos y cuando ya muchos caciques habían sido subyugados, Sagipa apelando a una estrategia política con el fin de poder derrotar a los pueblos indígenas belicosos de los alrededores a Bogotá y sumarlos a las filas del conflicto contra los españoles entablo conversaciones de paz con Jiménez se traslado al campamento de este en donde fue recibido con todas las consideraciones atinentes a su dignidad.

    Fue así como unos días después el cacique rogó a Jiménez la ayudase en su guerra contra los panches, comunidad belicosa que amenazaba con destruir el cacicazgo muisca de Bogotá. Con el propósito de demostrarle amistad, Jiménez salió con un contingente de soldados acompañando el ejercito indígena al mando del cacique. La expedición tuvo éxito y los panches fueron rechazados. Fue entonces esta la ocasión propicia para pedir a Sagipa la entrega del tesoro de Tisquesusa explicándole los derechos de los cristianos y amenazondolo con prisión en caso de una negativa.

    Sagipa fue apresado mientras se esclarecía el paradero del tesoro, el cual explicó el reo, se había repartido entre los suyos y necesitaba un tiempo para reunirlo nuevamente; no obstante transcurrieron varios meses y la privación de la libertad no surgió el efecto deseado.

    Se inicio un proceso formal contra el cacique al cual se acuso del encubrimiento del tesoro, el cual se había avaluado sin siquiera conocerlo por los españoles en diez millones de pesos oro y diez mil esmeraldas. Como era costumbre entre los españoles, los conquistadores eligieron como a su procurador a Gonzalo de Inza quien exigió que se infligiera tormento al cacique con el fin de que revelara el lugar donde tenia escondido el tesoro.

    La sentencia al proceso adelantado, fue la del tormento de cuerda, no obstante esta sentencia fue apelada por Hernán Jiménez de Quezada hermano de Gonzalo Jiménez de Quezada quien fue designado el defensor en el caso. Por sentencia definitiva se sometió a Sagipa al tormento, subiéndolo de los brazos por una viga con las manos atadas atrás. Como este castigo tampoco sirvió para que el cacique entregara el tesoro.

    Según José Bojaca Acosta en su libro El Grito del Cóndor; Quezada como fiscal acusador lee cinco cargos contra Sagipa: Primero: desobediencia al Rey nuestro señor; (Sagipa es consciente que la piedra del poder pertenece a el como Zipa). Segundo: burla a la doctrina de nuestro señor Jesucristo; (Sagipa ha sido fiel a la religión solar de su pueblo y no ha deshonrado religión alguna). Tercero: terquedad en negarse a revelar el sitio secreto del tesoro; Sagipa guarde el secreto como héroe en defensa del patrimonio del pueblo Muisca).Cuarto: usurpación de poder por corresponderle legalmente el cacicazgo de Usaque Tegua; (Sagipa heredo el mando directo de Tisquesusa pues Usaque Tegua es prisionero de los "pájaros blancos"). Quinto: subversión guerrillera, incendios, rebelión contra la autoridad española; (Sagipa lucha por los derechos de los Muiscas).

    En enero o febrero de 1539 estallo el gran incendio del pueblo indígena Bogotá donde moraban los españoles. Fue, como vimos, la segunda vez que los indios intentaron desalojar a los invasores. El siniestro fue atribuido con o sin razón a la incitación de Sagipa. Y fue un pretexto oportuno para que los españoles exacerbados por lo que consideraban un engaño, exigieran perentoriamente mayores tormentos para el cacique; quien accedió a conducirlos al lugar en donde se escondía el tesoro.

    Acompañado de un destacamento de soldados al mando de Juan de San Martín y Juan de Céspedes, se traslado el cacique a la "casa de los montes" y mando a cavar hoyos en varias partes aunque inútilmente, pues no se encontró oro alguno. Considerando que habían sido víctimas de un engaño los conquistadores le aplicaron un tormento que consistía en rayarle las plantas de los pies hasta hacer manar sangre y luego ponerlas al fuego; posteriormente azotaron con ortiga su lengua, aplicaron carbones encendidos en sus nalgas desnudas y testículos, pringaron sus testículos con un alfiler de plata; y por ultimo le es asestado un martillazo por el mismo San Martín en la frente; ya moribundo y con los pies retorcidos, el cuerpo del cacique fue abandonado y posteriormente fue encontrado por su gente que le dio sepultura.

    Posteriormente el fiscal del Rey acusó a Jiménez de la muerte de Sagipa. Los testimonios adversos señalaron al licenciado como autor material e intelectual del tormento aplicado al cacique. Por su parte Jiménez se defendía insistiendo en que solo ordeno el primer tormento, el cual fue leve y no pudo provocar la muerte del reo. Declaraba que fue el segundo tormento el que ocasiono el desenlace fatal y este no había sido ordenado no asistido por él.

    El adverso ambiente imperante por entonces en la corte contra Jiménez, a quien además se acusaba de otros delitos, tales como fraude, engaño a sus compañeros y otros cargos de igual repercusión ética y moral, obligo al licenciado a huir de España para sustraerse de las manos de la justicia. Cuando en 1545 regreso a la península, el ambiente ya era distinto. Solo se le condeno a pagar una multa de cien pesos por considerársele el presunto autor intelectual de la muerte del cacique; multa que posteriormente fue rebajada a cincuenta pesos. Esta suma fue el único castigo infligido por este hecho y lo que termino costando la vida del último Zipa del pujante cacicazgo de Bogotá.

  5. LA AVENIDA GONZALO JIMENEZ DE QUEZADA

Desde tiempos inmemorables hasta principios del siglo XX, la Avenida Jiménez de Quesada era el curso del río Vicacha; nombre dado por los Muiscas al mismo, que luego fue cambiado por San Francisco al fundarse el convento franciscano en sus riveras.

El Río San Francisco nacía en el páramo de Choachí y luego recibía el caudal de las quebradas de San Bruno y Guadalupe. Según la Historia de Bogotá, fue el mayor río con que contó la ciudad y el que suministró él más considerable abastecimiento de agua a esta capital hasta los años finales del siglo XIX, cuando aun nutria el acueducto de Aguanueva. Era el río más caudaloso y el que, según los cronistas, proveía las aguas más "dulces", vale decir, más puras. Bajaba con notable fuerza hacia la ciudad, asomándose a la misma por el barrio de Las Aguas y siguiendo el curso de la actual Avenida Jiménez de Quesada hasta la carrera 10 de hoy.

En razón de lo anterior, el primer paso transitable sobre la actual Avenida Jiménez se constituyó en un puente, el primero de ellos fue el puente de San Francisco que estuvo ubicado en la actual Avenida Jiménez de Quesada con carrera séptima. Conforme a la Historia de Bogotá, La verdad es que allí no hubo un solo puente sino varios que fué preciso reconstruir o volver a levantar del todo como consecuencia de las frecuentes e impetuosas crecientes del río. Fue este puente vital para la ciudad y la vía de acceso que enlazó el sector central con el norte de la capital. El primer puente, conocido como San Miguel, se construyo entre 1551 y 1558 en madera, y, debido a la fragilidad de su estructura, sucumbió ante los embates del río antes de comenzar el siglo XVII. En 1602 la Real Audiencia se pronuncio sobre la necesidad apremiante de construir un puente de cantería, a fin de afrontar con buen suceso las avenidas del río. Se ordeno la construcción y se dispuso que se proveyera todos los indios necesarias para llevar a feliz termino la obra. Sin embargo esta se termino en fecha no determinada y el puente volvió a sucumbir. Otro puente iniciado por el presidente Juan de Borja, tampoco resistió a las crecientes. Finalmente, fue bajo el gobierno de Don Diego Egues Beaumont, cuando se construyo, venciendo grandes dificultades financieras el puente definitivo, en cantería sólida y con arco gótico, el cual comunicó el centro y sur de la ciudad con el norte hasta la canalización del río. La obra fue posible gracias a un impuesto de sisa que se fijo entonces y que ascendió a la suma de dos reales por cada botija de vino que ingresara a Santafé. El puente fue terminado en 1664.

A mediados del Siglo XIX se empezaron a construir todas las edificaciones que le perfilaron su silueta de avenida importante.

A comienzos del siglo XX se construyeron elegantes edificios de ocho y diez pisos. Edificaciones imponentes con fachadas suntuosas como el palacio de San Francisco que sirvió por varias décadas de sede de la Gobernación de Cundinamarca o el edificio Pedro A. López actual sede del ministerio de Agricultura. Esta avenida durante toda su historia ha visto aparecer y desaparecer maravillosas obras arquitectónicas como el Hotel Granada, que quedaba donde hoy esta el Banco de la República.

Resulta evidente que en el encuentro entre el modelo de ordenamiento utilizado por los españoles en la fundación de la ciudad, ¿ el damero colonial -, y la geografía del lugar, surgió la particularidad de Bogotá. Por tal razón los espacios conformados por los cauces de los ríos antes mencionados no llegaron a formar parte activa de la ciudad, sino hasta cuando se canalizaron y se convirtieron en avenidas a comienzos del siglo pasado.

Es así como en Junio de 1917 el Concejo de Bogotá, promulga el Acuerdo N° 31, el cual tuvo el siguiente epígrafe "¿Por el cual se da nombre a una avenida (Jiménez de Quesada¿)", la cual estaba recientemente construida sobre el cauce del Río San Francisco; lo que se constituye en el antecedente legal para el nombre de la avenida, concluyendo y soportando el proceso de formación y legalización de la misma, con su articulo único, el cual a la letra dice así:

"¿Articulo único. La calle o avenida que se forme sobre el cauce del río San Francisco, se denominará Avenida Jiménez de Quesada¿"

Resulta evidente que con la promulgación del acuerdo N° 31 de 1917 no se consideraron aspectos como el legado de las comunidades indígenas que actualmente son derechos constitucionales exigibles; por lo cual vale la pena sean estos reivindicados.

Así mismo, en décadas mas recientes, frente al tratamiento dado a la Avenida Jiménez; el Concejo Distrital promulga el Acuerdo N° 02 de 1980, "Por el cual se adopta el plan vial para el Distrito Especial de Bogotá y se clasifican sus vías según capacidad, función y uso". Dicho acuerdo clasificó a la Avenida Jiménez como una transversal secundaria con la signatura V-3, T-22, que comienza en la avenida circunvalar al oriente de la estación del funicular que conduce a la cima del cerro de Monserrate, continua por el costado norte de la Quinta de Bolívar y toma por su trazado actual hasta la avenida Caracas.

En la dedada de los 90 se realizo una consulta a los ciudadanos bogotanos para convertir a la avenida Jiménez en eje ambiental y fue así como desde 1996, el gobierno distrital consciente de la necesidad de recuperar el espacio público para el ciudadano en especial el del centro de la ciudad se ha transformado a la Avenida Jiménez, en "el eje ambiental de la Avenida Jiménez".

Posteriormente y hasta la actualidad; se dio paso dentro del trazado de la avenida a la troncal de transmilenio, con lo cual se doto a la misma de las estaciones de Las Aguas, Museo del Oro y Avenida Jiménez; combinando un área de para el transporte de pasajeros y un área peatonal enmarcados por el eje ambiental.

ATI SEYGUNDIBA QUIGUA IZQUIERDO

ACUERDO No. _____DEL 2005

Por el cual se modifica el Acuerdo 31 de 1917, se exalta la labor del indígena Sagipa y se dictan otras disposiciones.

El ONCEJO DE BOGOTÁ D.C.

En uso de sus atribuciones constitucionales y legales, en especial las consagradas en el numeral 13 del artículo 12 del Decreto Ley 1421, y;

CONSIDERANDO

1.- Que conforme a lo establecido en numerosos documentos de carácter histórico el pueblo Muisca habita en la sabana de Bogotá desde hace más de 2000 años.

2.- Que el sacrificado indígena Sagipa debe convertirse en ejemplo para los bogotanos y ser recordado por las generaciones futuras, por su tenacidad e inquebrantable voluntad en defensa de ideales dentro de un compromiso con el bienestar de la población indígena de la Sabana de Bogotá

3.-Que el Estado garantiza a los grupos étnicos y lingüísticos, a las comunidades negras, raizales y a los pueblos indígenas el derecho a conservar, enriquecer y difundir su identidad y patrimonio cultural, a generar conocimiento de las mismas según sus propias tradiciones y a beneficiarse de una educación que asegure sus derechos

4.-Que teniendo en cuenta los invaluables valores aportados por Sagipa en bien de la comunidad indígena, el Concejo de Bogotá le rinde homenaje a esa loable influencia de trascendental importancia cultural

5.- Que la Avenida Jiménez de Quesada es desde la época precolombina un lugar importante histórica y culturalmente en la ciudad y en particular para los pueblos originarios de la Sabana de Bogotá; amerita cambiarle el nombre por el de un importante personaje de la historia precolombina colombiana

ACUERDA

ARTÍCULO PRIMERO. El Concejo de Bogotá mediante el presente Acuerdo honra la memoria del indígena Sagipa, eximia figura nacional por haber sido un intérprete y defensor del sentir de la raza indígena.

ARTÍCULO SEGUNDO. Modificar el Acuerdo 31 de 1.917, en su artículo único, el cual quedará así:

A partir de la vigencia del presente Acuerdo, se denominará Avenida Sagipa, la Avenida Jiménez de Quesada en toda su extensión, la cual comienza en la vía circunvalar, al oriente de la estación funicular, continúa por el costado norte de la Quinta de Bolívar, y toma su trazado actual hasta la avenida Caracas, como homenaje póstumo al ilustre indígena y como recordación y ejemplo para las generaciones futuras.

ARTÍCULO TERCERO. Erigir una estatua del cacique indígena Sagipa en un lugar de especial recordación dentro del tramo que comprende la avenida que en adelante llevara su nombre y colocar una placa conmemorativa, para honrar su memoria, las cuales serán descubiertas en la fecha y hora que determine el Concejo de Bogotá D.C., y con cargo al presupuesto del Fondo Rotatorio del Concejo de Bogotá D.C.

ARTÍCULO CUARTO. Las entidades de la administración Distrital, tomarán las medidas pertinentes, para dar cumplimiento a lo dispuesto en el presente Acuerdo.

ARTÍCULO QUINTO. El presente Acuerdo rige a partir de la fecha de su publicación y deroga todas las disposiciones que le sean contrarias.

Dado en Bogotá a los _____________ días del mes de ___________ de 2004.

PUBLÍQUESE Y CÚMPLASE

PRESIDENTE

SECRETARIO GENERAL

ALCALDE MAYOR