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Proyecto de Acuerdo 383 de 2005 Concejo de Bogotá, D.C.

Fecha de Expedición:
27/10/2005
Fecha de Entrada en Vigencia:
27/10/2005
Medio de Publicación:
Anales del Concejo
La Secretaría Jurídica Distrital aclara que la información aquí contenida tiene exclusivamente carácter informativo, su vigencia está sujeta al análisis y competencias que determine la Ley o los reglamentos. Los contenidos están en permanente actualización.


 
 

PROYECTO DE ACUERDO N

PROYECTO DE ACUERDO No. 383 de 2005

"Por medio del cual se establece una campaña para acabar con la "doctoritis" en el Distrito Capital."

EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

En Colombia con la diversificación de carreras y la importancia de los títulos de doctor, el pueblo se fue acostumbrando a decirle así a toda persona importante, no como la máxima distinción, sino como una distinción popular para la persona importante, por esta razón este proyecto de acuerdo pretende incluir un programa en el distrito capital tendiente a acabar con el "doctoritis" en nuestro país.

En nuestro país proliferan los 'doctores' sin título, incluso a la mayoría de estos doctores verdaderos les molesta que los llamen así, pues prefieren escuchar sus nombres, sin embargo, mientras esto sucede con los doctores que se han ¿quemado las pestañas¿ para alcanzar la máxima distinción académica, que han gastado tiempo y dinero, doctores sin doctorado, se disgustan y miran mal a sus sub alternos o conocidos y les exigen que los llamen doctores para satisfacer su ego.

El término "doctor" históricamente ha tenido diversas connotaciones, pero la dominante ha sido casi siempre la que lo identifica como el título académico más alto que confieren las universidades a sus graduados. La diversidad semántica es tan grande en este sentido que inclusive en la Biblia se hace frecuente referencia a algunos "doctores" y los primeros sacerdotes cristianos eran identificados con tal calificativo.

Según la Real Academia Española de la Lengua, doctor significa:

Doctor, ra. (Del lat. doctor, -ōris).

1. m. y f. Persona que ha recibido el último y preeminente grado académico que confiere una universidad u otro establecimiento autorizado para ello.

2. m. y f. Persona que enseña una ciencia o arte.

3. m. y f. Título que da la Iglesia con particularidad a algunos santos que con mayor profundidad de doctrina defendieron la religión o enseñaron lo perteneciente a ella.

4. m. y f. En lenguaje usual, médico, aunque no tenga el grado académico de doctor.

Según el doctor en Historia de la Universidad de México Javier Ocampo, el título de doctor fue dado inicialmente a los médicos, porque los abogados, en España y sus alrededores, eran licenciados. Los únicos doctores eran los médicos. Posteriormente, dice el Presidente de la Academia Boyacense de Historia, en el siglo XX, vino una diversificación de las carreras y surgieron las de Economía y Arquitectura, aún así la única que seguía el doctor era para los médicos. En la segunda mitad del siglo XX, en los años 50 y 60, a nivel mundial se establecieron los títulos de magíster o maestrías, a nivel de posgrados, y se establecieron los doctorados PHD, a partir de los 60 . En Europa, se establecieron los doctorados a mitades del siglo XIX como los mayores títulos de las Universidades.

¿¿Entre la burocracia es más frecuente escuchar eso de doctor¿¿, dice este doctor en Historia, quien asegura además que en este país, casi no hay doctores verdaderos y que para llegar a serlo, se debe estudiar 12 o 13 años más, luego de obtener el título de bachiller. ¿¿En la Universidad, por ejemplo, no dicta un doctorado sino el que tiene el doctorado legalizado¿¿, dice Ocampo a quien le gusta que sus amigos lo llamen por el nombre. ¿¿Me choca que me digan ¿profe¿ que tiene un sentido cantinflesco¿¿.

El tiempo Boyacá 7 Días, publico el 13 de octubre de 2005 una columna en la cual habla de la "doctoritis" en Boyacá:

"El costo de ser doctor. El doctorado es hoy no solamente el título académico más alto que otorga la mayoría de las universidades sino también un símbolo de status social.

Este tratamiento generalizado de respeto destronó al ¿Señor¿ , ¿Don¿, ¿Misia¿ y hasta al Sumercé. En el departamento hay pocos doctores con título.

Y es que a pesar del déficit histórico de personal capacitado al más alto nivel académico y científico que indica, por ejemplo, que en el país apenas el dos por ciento del profesorado universitario cuenta con título de doctorado, en tanto que el promedio en América Latina es el 6 por ciento, con Chile y Argentina a la cabeza con 12 por ciento, Venezuela 6 por ciento, México 3 por ciento, la tendencia de la mayoría de las gentes es la de dirigirse a los demás con el término de doctor, esperando que estos a su vez le devuelvan el halago. Este intercambio de llamados les excita y les hace sentirse mejor.

Olmedo Vargas, ex rector de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, UPTC, quien tiene un doctorado en Economía, adelantado en Rusia, cree que la ¿doctoritis¿ es parte de una cultura que denota subordinación mental y cultural. ¿¿En parte se relaciona con lo que nos enseñaron en la época colonial de no mirar a los ojos al señor o al patrón. A él había que saludarlo con la cabeza gacha y diciéndole Don, Señorito o Doctor. Eso porque nos da más que miedo y vergüenza llamar a la otra persona por su nombre propio que es más que respetuoso. Esa herencia obviamente hay que combatirla¿¿, dice.

Dolly Camacho, doctora en Teoría Económica de la Universidad de Barcelona, docente de la UPTC, por su parte, asegura que "se ha generalizado el tema de doctor, doctor, doctor. Es un equívoco de los verdaderos valores. Es más importante ser señor, persona, ciudadano, que ser doctor¿¿.

Según ella, cuando se ve a la persona bien vestida, que lleva corbata, se asume que es doctor y a ésta le gusta que le digan doctor, pero cuando se vislumbran los verdaderos valores, se hace notoria la equivocación. ¿¿Yo me siento mejor cuando me dicen profesora que doctora. Pido que no me digan doctora, porque se ha vulgarizado. El término de doctor es más para el médico, ni siquiera para el abogado que es un licenciado¿¿

En eso está de acuerdo Vargas, quien afirma que: ¿¿En Boyacá es grotesca la generalización de la ¿doctoritis¿. Yo creo que los que de verdad somos doctores por estudios, jamás hemos reclamado que se nos denomine de esa forma. Eso se volvió casi que una forma tradicional de relacionarse los subordinados con el superior y eso es perverso, niega la posibilidad de un diálogo de iguales entre ciudadanos¿¿.

Los doctorados como la ¿doctoritis¿ no son nada nuevos. El otorgamiento o asignación de tal título a una persona que no tiene un trabajo académico especial respondía, y responde aún, más a la búsqueda o afán de prestigio social y status que a necesidades, condiciones y requerimientos de producción intelectual.

Según el doctor Carlos Arturo Sarmiento Lima, director del programa de Medicina de la Universidad de Boyacá: ¿¿La ¿doctoritis¿ tiene mucho que ver con un comportamiento cultural de hace 30 o 40 años. A las personas que se les daba el título de doctor era a los médicos, pero después el colombiano muy astuto y vivo, empezó a regar esa denominación porque le abría puertas, le garantizaba atención así no se tratase de un médico, y entonces a cualquier persona se le llama doctor así no tenga nada que ver con medicina¿¿.

El Doctorado en el mundo, como el título académico más alto que generalmente otorgan las universidades, tiene una historia tan larga como la de la casa de estudios donde nació hace unos mil años, dicen investigadores extranjeros. Este grado académico, sin embargo, conserva todavía gran vigencia, prestigio y estimación. De allí que sea útil para todo profesional o dirigente de la educación superior, de la ciencia o de la cultura en general conocer el origen, evolución, significado y perspectivas de este grado académico.

Germán Cortina, quien obtuvo su título de doctor en Genética en Moscú, catedrático de Fundación Juan de Castellanos y profesor de la UPTC, asegura que para obtener este título se requiere esfuerzo y dedicación y ha podido ver los frutos de ese estudio hoy en día en que puede multiplicar sus conocimientos.

¿Doctor, don, sumercé?

El Don se importó de España, dice el historiador Javier Ocampo. ¿¿Antes se hablaba de Don y no de doctor, pero no a todo el mundo se le podía decir Don. En la época colonial e hispánica para ser Don se debía tener un mayorazgo, que era un reconocimiento importante en una sociedad¿¿. Dice. Y afirma que mientras a los caballeros se les decía Don a las señoras se les denominaba Doña. Ellos eran quienes tenían casa en el pueblo y hacienda, esclavos o indios encomendados. El título de licenciado era para los abogados y letrados como Gonzalo Jiménez de Quesada. En el siglo XX ya se le decía Don a cualquier persona.

El sumercé era una distinción de familia. El llamado del padre a la esposa o los hijos. En Boyacá entró el sumercé para que indios o mestizos se dirigieran a los amos. Era un signo de alta distinción para unos y para el campesino un símbolo de subyugación. Después se popularizó y hoy en día todavía es distinción de familia.

Como el doctorado, traduce una alta capacitación profesional en algún sector de la ciencia, la tecnología o el arte, cumpliendo un rol parecido al de los tradicionales títulos nobiliarios, muchos los buscan afanosamente entre sus congéneres, sin saber que obtenerlo cuesta.

Este atractivo especial por el grado doctoral ha hecho que incluso, los jefes prácticamente obliguen a los empleados a que les digan doctor, dice el profesor Olmedo Vargas. ¿¿No saben que cuando se les llama por su propio nombre es el mejor reconocimiento ciudadano. En Europa y Estados Unidos solo se saluda con todas las pompas adjetivables a los que son. A los demás e les dice, Señor Presidente, por ejemplo¿¿.

Según este doctor en Economía, después de su carrera profesional de cinco años, hizo una maestría de tres años y luego un doctorado de San Petesburgo de cuatro años más. Aunque él no lo esgrime como único elemento para destacar de su persona y vida, sabe que tuvo un costo muy alto en lo económico, moral y físico. ¿¿Me tocó criar a mis hijos que nacieron allá y estudiar en ese país con otra lengua. Eso es duro. Fueron muchos los sacrificios y se sienten más cuando ha trabajado en su país, siente el cambio cuando tiene que llegara un apartamento pequeño, gastar escasamente lo necesario y sacar solo una partecita de la plata para divertirse¿¿, dice.

Cuando estudiaba en la Universidad Externado de Colombia, viajaba todos los días de Tunja a Bogotá a las cuatro de la mañana y se devolvía a las 12 del día. En la flota leía los textos hasta alcanzar un nivel de cansancio extremo. Eso sin contar que no tenía tiempo para su familia. Hoy en día, luego de muchos esfuerzos cuenta entre sus haberes con un bachillerato hecho en Fusagasugá, en el colegio Ricaurte de curas, un título en Ciencias Políticas y Administrativas de la Esap, una maestría en Análisis de Problemas Económicos y Políticos Internacionales y un doctorado en Economía.

Por eso dice que: ¿¿Generalizar el adjetivo doctor a toda persona es cultura de subyugación heredado de la colonia. A mí siempre me ha disgustado que me digan doctor y en el caso de los alumnos, les pido que me digan Olmedo u profesor, eso es menos distante de la gente ¿¿.

El doctor Germán Cortina, cartagenero de 40 años, genetista, profesor de la UPTC, es de los que piensa que aunque todo conocimiento requiere esfuerzo, si se disfruta no es sacrificio. Aunque fue de los pocos que obtuvo una beca del Icetex para ir a Rusia, que cubrió su estudio y estadía, él pagó el viaje, que hoy en día vale más de cuatro millones de pesos. ¿¿Lo delicioso fue tener la oportunidad de obtener un título¿¿, dice y agrega que aunque muchas veces lo llaman doctor, no le molesta porque finalmente viene muchas veces de personas respetuosas, que le quieren mostrar su afecto y a quién no le gusta recibirlas. Aclara, eso sí que ¿es mejor ser un barrendero feliz que un profesional amargado¿.

El doctor Javier Ocampo está convencido que realizar un doctorado no es tarea fácil porque se necesita plata, si se quiere hacer en el exterior, tiempo y dedicación. ¿¿En Colombia casi no hay doctores de los verdaderos. Es que no hay doctorados y se debe salir del país. Se debe ir a España, Brasil, Francia, Rusia. Eso lo hace costoso y a todos no les aceptan una tesis de grado¿¿.

Dolly Camacho, casada con Manuel Caicedo, doctor en Política Económica y Administración de Empresas en la Universidad de Barcelona, dice que sus doctorados les han traído muchas satisfacciones personales. ¿¿E l haber podido vivir en España, la puerta de Europa, conocer sus formas de vida, de gobierno, conocer los verdaderos valores fue satisfactorio y frustrante a la vez¿¿, dice.

Tanto recurso y riquezas mal utilizadas, mal distribuidas, la forma en que esos países han podido eliminarla pobreza y manejan relativas igualdades, dice Camacho, solo reafirma el hecho de que en este país las desigualdades son cada vez más grandes y las leyes, normas y políticas tienden a aumentar esa desigualdad.

¿¿El doctorado requiere una dedicación exclusiva, el doctor se vuelve especialista en investigación pura, es quien va a crear cosas, y eso sí requiere de tiempo y recursos económicos. El que hace que doctorado n o puede trabajar, pues debe dedicarse a su actividad académica, necesita financiación, beca, e incluso tiene la exigencia de manejar una segunda lengua para adelantar sus estudios¿¿, dice el doctor Carlos Arturo Sarmiento Lima, quien se declara un doctor de ¿la vieja guardia¿.

¿¿Hay que recuperar el hablarle a todo el mundo por el nombre y solo en eventos de mucho protocolo utilizar los señores o doctores. El título como tal para lo único que sirve es para legitimar jurídicamente la posibilidad de acceder a un empleo¿¿, dice Vargas, colega de doctores como Alfonso López Díaz, Ingeniero Metalúrgico y doctor en Materiales (Alemania), Diana Soto Arango, Eduardo Pérez Ochoa, Javier Guerrero Varón, Antonio José Galvis y Enrique Vera, entre otros.

¿Técnico o doctor?

Mientras en 2003 Estados Unidos reportó 44.410 nuevos doctores, Canadá 8.874, España 7.539, Brasil 6.890, Corea 6.102, México 1.249, Colombia sólo registró 44, dice un estudio de la Universidad de Antioquia. El mismo estudio dice que en el 2003 el Alma Máter otorgó en maestrías y doctorados, estímulos, becas y exenciones por un valor aproximado a los $558 millones y en 2004 por un valor cercano a los $611 millones, es decir, un total de $1.169 en el periodo contemplado. Mucha plata.

Lo que también salió a relucir en este estudio es que, hoy en día, la gente prefiere hacer diplomados como opción más barata y rápida porque en la práctica se les reconoce igual que si cursaran una especialización que dura dos o tres semestres.

Y es que mientras en Estados Unidos y Europa, los jóvenes estudian carreras que la sociedad necesite, los latinos estudian pensando en el título de doctor que desean obtener. Es por eso que uno de los primeros retos de los estudiantes es dejar a un lado la creencia de que sólo por adquirir habilidades en oficios o tecnologías específicas no puede desempeñarse adecuadamente en el mercado laboral. Claro que también es importante que la Universidad y el país cambien la mentalidad hacia las carreras técnicas y tecnológicas con el fin de permitirles a quienes las estudian una mayor presencia en el mercado laboral y la posibilidad de educarse continuamente.

Olmedo Vargas dice que la decisión entre lo técnico y los doctorados está más relacionado con la ausencia total de fuentes de empleo privado y a nivel empresarial y el hecho de que se asumía que el sector público era la posibilidad para resolver el problema del empleo. ¿¿La falta de vocación por las carreras técnicas obedece más al hecho de la ausencia de opciones laborales. En Boyacá, por ejemplo, no hay industria, comercio desarrollado, no hay infraestructura desarrollada¿¿.

Tratamiento de respeto, hoy muy generalizado, que se antepone a los nombres masculinos de pila.

Antecedentes del doctorado

Lo primero y más elemental sobre este tema es que casi siempre se olvida que la palabra doctor proviene del latín "doctum", un derivado de "docere", que significa simplemente enseñar. En la época del Imperio romano se utili­zaba esta palabra para referirse a quienes se dedicaban a alguna enseñanza sistemática, tales como los juricon­sultos, los profeso­res de letras o artes, los maestros de escuela, así como los instructores de artistas, gimnastas, gladiadores, cocheros y solda­dos. Por otra parte, la connotación de dignidad que casi siempre acompaña a este título, proviene, según algunos autores (EUIEA,1930), del hecho de que los judíos, desde la antigüe­dad, llamaban rabbis [es decir, maestros], o docto­res, a quienes se distin­guían por su conoci­miento de la Ley judaica y, en tal sentido, ellos eran los encar­gados de conservar, interpre­tar, enseñar y aplicar dicho precepto.

Los primeros títulos, es decir, las primeras constancias escritas, de doctor fueron otorgados, con carácter honorífico, por la Iglesia cris­tiana en el siglo XII a los llamados "Doctores de la Iglesia", que, por cierto, no deben confundirse (aunque algunos tuvieron doble rol), con los "Padres" de la Iglesia, quienes son encomiados no por sus conocimientos sino por sus obras o sacrifi­cios en función de la Fe. Entre los primeros Doctores de la Iglesia están: Tomás de Aquino, llamado "Doctor angelicus"; Ramón Llul,"Doctor singularis"; Juan de Gerson, "Doctor angelicus"; Rogerio Bacon, :Doctor mirabilis"; Buenaventura, "Doctor seraphicus", así como Agustín, Gerónimo y Gregorio Magno, todos ellos personalidades extraordi­narias. Este título era otorga­do para dar constancia de la presen­cia de una personalidad eclesiás­tica destacada por su eminente doctrina, su vida santa y su perfecta ortodoxia (EI, 1949). En estos reconocimientos está el origen de los doctorados honorarios con los cuales todavía en el siglo XX las universida­des honran a personalidades del mundo de la cultura o la políti­ca.

Lo cierto es que el término "doctor" históricamente ha tenido diversas connotaciones, pero la dominante ha sido casi siempre la que aquí nos interesa, o sea, la que lo identifica como el título académico más alto que confieren las universidades a sus graduados. La diversidad semántica es tan grande en este sentido que inclu­sive en la Biblia se hace frecuente referen­cia a algunos "doctores" y los primeros sacerdotes cristianos eran identificados con tal calificativo.

No nos referiremos en este artículo a los que pudiéramos llamar doctorados espurios, es decir, aquellos que son concedidos sin cumplir los requisitos mínimos para el otorgamiento de este grado, es decir, la posesión previa de un título universitario de licenciado o equivalente, y la presentación y defensa de una tesis, termina explicando, Víctor Morles, investigador venezolano."

Teniendo en cuenta lo anterior uno de los mayores problemas que enfrentan las autoridades educativas, respecto al fomento de las carreras técnicas y tecnológicas, es la ¿doctoritis¿. El estudiante no ha dejado de lado la creencia de que sólo por adquirir habilidades en oficios o tecnologías específicas no puede desempeñarse adecuadamente en el mercado laboral y que por ello debe buscar el título de doctor, con o sin estudio.

A pesar que los estudios realizados por señalan que en el 2003 Estados Unidos reportó 44.410 nuevos doctores, Canadá 8.874, España 7.539, Brasil 6.890, Corea 6.102, México 1.249, Colombia sólo registró 44, dice un estudio de la Universidad de Antioquia. El mismo estudio dice que en el 2003 el Alma Máter otorgó en maestrías y doctorados, estímulos, becas y exenciones por un valor aproximado a los $558 millones y en 2004 por un valor cercano a los $611 millones, es decir, un total de $1.169 en el periodo contemplado.

Los estudios Universitarios nos llevan a obtener un titulo en determinada carrera (Ingeniero, Economista Abogado), la cual nos faculta para ejercer la Docencia lo que quiere decir que pasamos mas a ser Licenciados pero no necesariamente Doctores, para obtener el Doctorado se requiere mas tiempo de estudio y trabajos de investigación, es por ello que en que la palabra Doctor solo se le antepone al Doctor en Medicina ya que es una carrera que requiere investigación constante.

Debido ha esto queremos hacer una diferenciación entre estas dos palabras con el fin de concientizar a las personas, que el titulo de Doctor se gana con estudio y no porque alguien por subirle el ego se lo repita constantemente pasando ya del respeto al servilismo.

La legislación Educativa dice:"Los Catedráticos y Profesores titulares de universidades tendrán plena capacidad docente y cuando se hallen en posesión de Titulo de Doctor plena capacidad investigadora". En este caso el profesor que quiera concursar en Plaza de Profesor Universitario deberá sustentar su titulo de Doctor.

MARCO JURIDICO

Competencia del Concejo

"Articulo 12.- Atribuciones: Corresponde al Concejo Distrital, de conformidad con la Constitución y la ley:

"¿. 1.- Dictar las normas necesarias para garantizar el adecuado cumplimiento de las funciones y la eficiente prestación de los servicios a cargo del Distrito.

¿¿.25.- "Cumplir las demás funciones que le asignen las disposiciones vigentes."

Finalmente y teniendo en cuenta la anteriores consideraciones presento esta iniciativa al Concejo de Bogotá D.C., para que se convierta en Acuerdo de la ciudad y se establezca una campaña en el distrito capital para acabar con la "doctoritis".

Cordialmente,

LUÍS FERNANDO ROSAS LONDOÑO

YAMILE MEDINA MEDINA

Concejal de Bogotá D.C.

Concejal de Bogotá D.C.

MARIA ISABEL NIETO JARAMILLO

ISAAC MORENO DE CARO

Concejal de Bogotá D.C.

Concejal de Bogotá D.C

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Concejal de Bogotá D.C

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Concejal de Bogotá D.C

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PROYECTO DE ACUERDO No. de 2005

"Por medio del cual se establece una campaña para acabar con la "doctoritis" en el Distrito Capital."

El Concejo de Bogotá D.C., en uso de sus atribuciones constitucionales y legales especialmente, las contempladas en el decreto ley 1421 de 1993.

A C U E R D A

ARTICULO PRIMERO: Establézcase un programa permanente de actividades tendientes a sensibilizar a la comunidad Bogotana en el tema de cultura ciudadana cuya misión es concientizar a la sociedad sobre cuales profesionales deben llamarse doctores en nuestro país y como debe llamarse a los profesionales en otras áreas.

ARTICULO SEGUNDO: El programa debe contener objetivos claros los cuales deben ser implementados, a través de campañas educativas en las Instituciones Educativas Distritales, en las dependencias distritales y a los ciudadanos capitalinos.

ARTICULO TERCERO: El presente acuerdo rige a partir de su publicación.

PUBLIQUESE Y CUMPLASE