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Proyecto de Acuerdo 307 de 2007 Concejo de Bogotá, D.C.

Fecha de Expedición:
--/ 00/2007
Fecha de Entrada en Vigencia:
Medio de Publicación:
Anales del Concejo
La Secretaría Jurídica Distrital aclara que la información aquí contenida tiene exclusivamente carácter informativo, su vigencia está sujeta al análisis y competencias que determine la Ley o los reglamentos. Los contenidos están en permanente actualización.


 
 

PROYECTO DE ACUERDO No. 307 de 2007

POR EL CUAL SE ADOPTA LA MARCA CIUDAD DENOMINADA "BOGOTA: 2600 METROS MÁS CERCA DE LAS ESTRELLAS" Y SE DICTAN OTRAS DISPOSICIONES

EL CONCEJO DE BOGOTÁ, DISTRITO CAPITAL

En ejercicio de sus facultades constitucionales y legales, y en especial de las que le confiere el artículo 12 del decreto 1421 de 1993

ACUERDA:

ARTÍCULO 1º. La Administración Distrital, a través del Instituto Distrital de Cultura y Turismo o quien haga sus veces, adelantará las actividades y gestiones necesarias para adoptar y usar la marca ciudad: "Bogotá: 2600 metros más cerca de las estrellas".

ARTICULO 2o. La Administración Distrital a través del Instituto Distrital de Cultura y Turismo o quien haga sus veces, hará los tramites necesarios para registrar dicha marca como propiedad del Distrito Capital.

PARÁGRAFO: Fíjase un plazo de seis (6) meses, contados a partir de la fecha de la publicación del presente Acuerdo para dar cumplimiento al mismo.

PUBLÍQUESE Y CÚMPLASE

Dado en Bogotá, D.C., a los () días del mes de () de dos mil seis (2007)

PROYECTO DE ACUERDO No. DE 2007

POR EL CUAL SE ADOPTA LA MARCA CIUDAD DENOMINADA "BOGOTA: 2600 METROS MÁS CERCA DE LAS ESTRELLAS" Y SE DICTAN OTRAS DISPOSICIONES

EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

I. JUSTIFICACIÓN

Una ciudad es un conjunto de infraestructuras, límites y espacios de tránsito entre ellos. En la medida en que se planifican mejor estos elementos, una ciudad resalta como un territorio potencialmente apto para producir felicidad (calidad de vida) en sus habitantes o visitantes.

Pero para que esta obra física se traduzca en vida, es necesario considerar que lo que hace mejor o peor a una ciudad es la manera en que ella es habitada, la cual está directamente relacionada con la comprensión que sus habitantes tienen de ella, de sus posibilidades y de las ideas que la Administración pone en juego sobre la ciudad.

Sólo existiendo comprensión puede existir un ejercicio crítico constructivo del territorio común.

El compartir lecturas, conceptos, criterios, intenciones, produce tejido social. En las dinámicas de alta velocidad que vivimos, lo que potencia a una ciudad es el ejercicio eficiente de comunicación sobre los valores que guían las decisiones que afectan a la ciudadanía. Esta comunicación produce un capital de imagen en un sentido que debe interpretarse como un bien público, en la misma medida en que se interpretan como tales las calles, los parques, el mobiliario urbano, los puentes y los canales de circulación de los diferentes flujos físicos.

La inversión en comunicación logra cohesión en el colectivo que constituye una ciudad, produciendo actitudes en la población, las cuales se traducen en la energía de esa ciudad y en el intangible capital social que genera la voluntad de acción de una población. Una energía que a su vez genera proyectos, gestos, construcciones y maneras de encarar o convivir con los problemas del urbanismo. Una energía que produce un imaginario, es decir una percepción de esa ciudad en determinada dirección.

Por lo anterior, cuando una ciudad como Bogotá invierte en construir un imaginario positivo de ciudad, como es el caso de la inversión en torno al concepto y posicionamiento de "Bogotá: 2600 metros más cerca de las estrellas", lo que hace es invertir en la construcción de un bien público, intangible pero perfectamente perceptible. Ese bien público produce atracción en los extraños a la ciudad, interés en la misma desde múltiples puntos de vista (desde el turístico hasta el de individualizarla como posible foco de inversiones) y, simultáneamente, potenciando su desempeño, produce orgullo de ciudadanía y sentido de pertenencia.

Perfecto ejemplo de lo expuesto es lo que se vio en los años siguientes a la circulación del concepto "Bogotá: 2600 metros más cerca de las estrellas", cuando marcas comerciales como Avianca o Absolut utilizaron este concepto para individualizar internacionalmente a Bogotá: Este concepto dotaba a Bogotá de una "marca-ciudad", vale decir de un subrayado sobre determinada excepcionalidad capaz de atravesar positivamente los procesos de pertenencia e identidad colectiva y de convertirla en un foco de atracción. En un mundo global donde la diferencia hace valor y "posiciona" competitivamente, la marca ciudad se presenta como un complemento de valor agregado a la calidad de vida (incluidos los productos o servicios) que ofrece una ciudad.

Pero hay otro punto de valor en aquel concepto: es aquel que se circunscribe al ámbito de la atracción que ejerce la ciudad como ente colectivo y que corresponde al valor de "espectáculo" que adiciona "Bogotá: 2.600 metros más cerca de las estrellas" a todas las propuestas de la ciudad.

Una de las posibilidades que presenta una ciudad es la de recorrerla: es un territorio hecho de superficies por los que se desplaza la mirada. En ese territorio, caminar es como hablar o emitir un relato, reflexiona Jean-Francois Augoyard. Caminar es fundamentalmente pensar, "hasta el punto de que todo viandante es, en cierta manera, una especie de filósofo, abstraído en su pensamiento, que, a la manera del Rousseau de las Ensoñaciones de un paseante solitario, convierte su itinerario en su gabinete de trabajo, su mesa de despacho, su taller o laboratorio, el artefacto que le permite trabajar".

Vivimos una sociedad de miradas, en la cual el turismo se ha convertido en la industria fundamental de muchas ciudades y países. Una sociedad de miradas deambulantes y cavilantes que produce una cultura de la exhibición generalizada, donde se insertan las ciudades, sus personalidades, sus "imágenes de marca" y sus flujos de relaciones.

En esa sociedad de miradas, una definición de ciudad como "Bogotá: 2600 metros más cerca de las estrellas" cumple el rol de escenario central de las miradas y de los diálogos, es heredera directa de la definición de Atenas como ámbito de la ciudadanía, o de Roma como centro del mundo.

En Atenas el espectáculo de la ciudad se concentraba en el ágora, un espacio profano y sagrado a la vez: mercado en las mañanas, ámbito de la democracia en la tarde, sede del diálogo permanente, de las artes y sus festivales, así como escenario para la representación de las obras de teatro. Hacia el 500 A. C., finalizada la tiranía, las personas se reunían allí para intercambiar opiniones y producir juntos acciones. El ágora ejercía el disfrute sensual de desplazarse de un tema a otro, de un grupo de discusión a otro; daba forma a la democracia al abrir los problemas de la ciudad a los ciudadanos que quisieran participar e incidir en el curso de la solución. Como un velero que se inclina a ras del agua para alimentarse de los vientos, la idea del orzos se implantaba en los atenienses y guiaba sus cuerpos en medio de la multitud que poblaba el ágora: debatiendo temas e intereses, moviéndose entre prácticas de danzas religiosas, interpretaciones musicales y operaciones bancarias en mesas al sol: una mezcla de religión, vida social, economía y política, que luego se implantaría en la estructura rectangular del Forum Romanum que reemplazó el espacio alargado del ágora ateniense y que dio origen a las plazas cívicas.

En nuestra época, la comunidad es percibida como un gran grupo humano que comparte información y que la interpreta de una manera similar, bajo la guía de quienes transportan esa información. Entre los antiguos romanos, comunidad era la palabra que se utilizaba para referirse al lugar donde las personas se preocupaban de otras personas que se constituían en sus vecinos inmediatos. Antes de esto, polis, la palabra griega para el concepto ciudad, significaba en su contenido hondo el espacio donde las personas conjugaban la unidad social.

Esa unidad social -como bien que disfrutan las ciudades armónicas- es construida en gran medida por la coincidencia o la sintonía de los ciudadanos y las ciudadanas en el imaginario de ciudad. Esto es, en la condición excepcional de convivir "2600 metros más cerca de las estrellas".

Comprender qué ocurrió en Bogotá cuando se implementó exitosamente aquel concepto, es una tarea que requiere contemplar fragmentos varios de la realidad. Eduardo Mendoza, el escritor que recuperó para la literatura aquella Barcelona de la Exposición Universal donde campeaban el fuego y la rabia, reconstruye con pragmatismo catalán el resurgimiento de la ciudad puerto del Mediterráneo:

A partir de la década de los sesenta, Barcelona descubrió que además de vender productos manufacturados también podía vender su propia imagen, primero dentro de España y más tarde en el extranjero. Pero para eso tenía que crear una imagen coherente, desarrollar una personalidad urbana racional y asequible para el extraño.

Un edificio destinado a ser usado por unos pocos se convierte en una obra pública si embellece la ciudad o simplemente si va a salir fotografiado en los medios a causa de su singularidad. Esto no sólo tiene un valor publicitario, no sólo atrae turistas y, por consiguiente ingresos adicionales a la ciudad. El objetivo primordial es sumar al rendimiento material de la inversión el valor añadido de lo simbólico. Volviendo al caso concreto de Barcelona, la transformación se hizo sobre el modelo de convivencia propio de la socialdemocracia.

Este proyecto de ciudad socialdemócrata requería, aparte de una fuerte inversión pública, movilizar el entusiasmo ciudadano por una causa común. Y esta causa común sólo podía ser una ciudad imaginaria.

Hoy la riqueza y el poder de una ciudad están unidos por su conexión a redes globales y a su competitividad dentro de dichas redes. Según el Foro Económico Mundial, la competitividad de un país o de una región depende de la internacionalización de su economía, de la infraestructura de comunicaciones y transporte, del manejo de las finanzas, de la institucionalidad pública, de los modelos de gerencia empresarial implementados por sus industrias, del desarrollo de la ciencia y tecnología, del capital humano y del trabajo, tanto como de su imagen diferencial, a la cual sirve un concepto como "Bogotá: 2600 metros más cerca de las estrellas".

Vista así, la competitividad tiene evidentemente como base la construcción de capital, pero no sólo económico sino natural, financiero, de infraestructura, institucional, cultural, de conocimiento y, primordialmente, de capital humano, pues ninguno de los factores que inciden en la competitividad de un lugar, de una sociedad, pueden optimizarse sin contar con el mejoramiento integral de la calidad de vida de los ciudadanos que les permita ser productivos y competitivos.

Las ciudades, en todas las sociedades, concentran el poder, la riqueza, la ciencia, la tecnología y la cultura porque la proximidad de ellas permite economías de escala y de sinergia. El resultado es que también en la ciudad se concentran los empleos, las oportunidades para cada persona y cada familia, la mejor educación y los mejores servicios de salud. De ahí que cuanto mejor desempeño nacional e internacional logre una ciudad, mejor calidad de vida gozarán sus habitantes.

En este contexto, un concepto diferencial exitoso, como "Bogotá: 2600 metros más cerca de las estrellas", sirve fundamentalmente a la construcción de calidad de vida en la ciudad.

Cuando las dos últimas Administraciones de la ciudad, en una visión de corto plazo, optaron por abandonar este bien público dinámico de la ciudad interpretando que el mismo era sinónimo de una Alcaldía anterior, (sin darse cuenta siquiera que este nombre no se utilizó para denominar su Plan de Desarrollo) y desconociendo que "Bogotá: 2600 metros más cerca de las estrellas" era un bien público de imagen diferencial de la ciudad, lo que hicieron fue deteriorar y progresivamente destruir un patrimonio competitivo de Bogotá.

Es importante resaltar que esta iniciativa no pretende menoscabar el derecho de cada Alcalde a nominar su Plan de Desarrollo y con ello darle un énfasis a las políticas públicas que pretende impulsar en su mandato en la ciudad. Una marca distintiva responde a la idea de crear una especie de enseña comercial, una marca-ciudad que permita singularizar, distinguir o diferenciar a la ciudad como producto con características propias que la hacen única. No sobra recordar que en términos de publicidad es difícil encontrar esta clase de distintivos que tengan hondo calado en los consumidores, por eso una vez encontrado uno exitoso no se pude renunciar a él, independientemente de quien haya sido su creador o que Administración lo haya impulsado, pues nada justifica que el patrimonio intangible creado y el éxito logrado se puedan despreciar por razones políticas.

Para interpretar esa medida de estas dos Alcaldías, podemos analizar que lo normal en nuestros días es pensar en individualizar mediante el cambio, sin comprender que los procesos de comunicación son eso: procesos, esto es recorridos de largo plazo, sin olvidar que la vida propia esta íntimamente relacionada con la colectiva.

Los proyectos comunes y las sociedades humanas nacen de ideas-fuerzas que se refieren a unos valores compartidos, una tradición, unas creencias religiosas comunes, una tierra heredada desde el remoto pasado así como a un proyecto de Nación.

Nuestros países latinoamericanos en general se recuestan en patrimonios culturales débiles que se refieren a formas musicales, platos típicos y a algunos personajes en los que el colectivo se sintió realizado; siendo tan débil el proyecto de Nación que, tras más de un siglo, permanece vacío de contenidos de fondo.

La consecuencia es que hoy, en nuestros países, nadie sabe de qué Nación se habla cuando se habla de Nación, resultando de eso un enorme escenario para hacer reingeniería a nuestras ideas de ser colectivo en la dirección que se desee, produciendo comportamientos masivos, cultura, etc.

La cultura entendida como ese proceso de construcción por capas de creencias que nos lleva a coincidir en ciertas actitudes y que hace que compartamos lo que se llama "una identidad", vale decir esas características comunes que nos hacen sentir ser bogotanos, colombianos: conductas comunes, platos típicos, alguna marca de cerveza o refresco, clichés, cierto tipo de lenguaje a través del cual construimos nuestras relaciones. La cultura es un sedimento que se va acumulando, algo que, podemos decir, llevamos en la genética, y nos predispone a creer en ciertas afirmaciones.

Una ciudad no puede ser solo el resultado de una Administración y sus iniciativas, sino de una voluntad común de compartir y superponer visiones, estrategias y proyectos. He ahí un punto incomprendido, que es fundamental poner en claro para evitar la destrucción del patrimonio cultural de la ciudad de Bogotá por el deseo de imponer su propio sello por parte de las nuevas Administraciones.

Un proceso de comunicación que, si es exitoso, produce una particular manera de permanecer en quienes la habitan permanentemente: aquello que se traducirá en calidad y calidez en el servicio, en atención, en la actitud hacia quien visite o habite temporalmente la ciudad, en deseos de permanecer en ella, en deseos de invertir en ella, etc.

Todo lo anterior se sintetiza en que para lograr un resultado en esa dirección, como lo logró durante su implementación "Bogotá: 2600 metros más cerca de las estrellas", necesitamos dos procesos paralelos, que se nutran mutuamente en una misma dirección, que confluyan en un punto común: Un proceso que sintonice internamente, y otro que atraiga y establezca un eje de sentido hacia fuera.

Esto es así porque el resultado de una estrategia de comunicación que posicione a Bogotá como una ciudad diferente, excepcional, con mística, se convierte en valor agregado para la marca de esa ciudad, y en esta dirección será valor agregado para generar riqueza en múltiples sectores que hacen a la actividad económica de la ciudad, desde la hotelería hasta la educación, potenciando nuevas carreras profesionales en sus universidades, así como abriendo campos para la iniciativa empresarial, etc.

La motivación y la mística se vuelven actitud en la gente que habita una ciudad y produce la energía de esa ciudad. Una energía que a su vez genera proyectos, gestos, construcciones, maneras de encarar o convivir con los problemas. Es una energía que simultáneamente produce un imaginario, una percepción de esa ciudad en determinada dirección. Por eso invertir en comunicación de identidad de ciudad, es invertir en la construcción de un bien público, intangible pero perfectamente perceptible.

El punto inaugural del proceso "Bogotá: 2.600 metros más cerca de las estrellas" consistió en dotar a la ciudad de una "marca-ciudad", un subrayado sobre determinada excepcionalidad, capaz de atravesar positivamente los procesos de pertenencia, de identidad colectiva, al tiempo que actúe como identidad de atracción.

En diferentes ciudades y regiones del mundo se ha trabajado sobre la identidad, la calidad de vida y otros aspectos, buscando potenciar el atractivo de una ciudad o región. Lo han hecho Andalucía, Cataluña, el Valle del Loire, California, la Florida, las islas turcas, el Piamonte italiano, etc. Al tiempo que se daba este proceso, se trabajó en el desarrollo de la marca y sus símbolos, como un activo intangible de la ciudad o la región.

La identidad de una ciudad o una región, se relaciona con su historia, sus valores, con la actitud de los ciudadanos, con su patrimonio tangible, el diseño arquitectónico, los hitos urbanos, la estética del espacio, los paisajes, así como por la poética o "deseabilidad" en términos de comunicación gráfica o textual. Esto es, la marca.

Esto es lo que significó y significará si es recuperada la implementación de un concepto exitoso en su apropiación interna e internacional, como "Bogotá: 2.600 metros más cerca de las estrellas", una imagen de ciudad que aún hoy, seis (6) años después de haber sido abandonada por las Administraciones de la ciudad, con su consiguiente deterioro, sigue ejerciendo una influencia favorable sobre el pensamiento de los individuos cuando éste hace foco en Bogotá.

IMAGEN DE BOGOTA EN EL PAIS Y EL MUNDO

A pesar que han pasado más de seis (6) años sin que las Administraciones de Bogotá utilizaran esta marca ciudad, "Bogotá: 2006 metros más cerca de las estrellas", todavía en diferentes ciudades de Colombia, empresas como Avianca, publicidad como la del vodka Absolut, páginas de Internet de todo el mundo, aún lo identifican en el momento de hablar de nuestra ciudad y venderla turistícamente, lo anterior se demuestra en los siguientes registros:

*En la guía turística de Colombia en Internet, cuando se habla de Bogotá se identifica así:

"En Bogotá la cultura Colombiana se expresa en cada uno de sus rincones. Variedad de monumentos, museos, exposiciones, obras de teatro, danzas y sitios para la diversión y la buena mesa esperan por sus visitantes que en ella estarán a 2600 metros mas cerca de las estrellas."

*El Espectador Edición 22 de octubre de 2005:

"Bogotá, 2600 metros más cerca de las estrellas" ha sido el lema con el que la ciudad se ha dado a conocer al resto del mundo.

*El Tiempo-Colombia Positiva del 13 de abril de 2002:

"En el mundo de la música, el talento colombiano pasa por su mejor momento. Como Bogotá, que está 2.600 metros más cerca de las estrellas, estos son los cantantes y compositores que están en la ruta del éxito".

*En la página viajeros.com del 11 de abril de 2005 se encuentra lo siguiente:

2.600 METROS MÁS CERCA DE LAS ESTRELLAS

"Dicen que son 2.600 metros más cerca de las estrellas y el frío empieza a introducirse por nuestras manos y pies es la Capital de Colombia y como Metrópoli; el Modernismo y la Vanguardia se notan. La libre expresión se evidencia en las calles, en sus formas de vestir en su forma de hablar en sus sitios de reunión. (..). Un ciudad grande pero muy acogedora e inmensamente rica en Cultura"

*En la pagina Web Caiman.de, de Alemania:

Colombia: 2600 metros más cerca de las estrellas: Un Retrato de la Capital colombiana Santafe de Bogotá

Todo comenzó hace casi medio milenio con "doce chozas y una capilla" que mandó construir aquí el conquistador español Gonzalo Jimenez de Quesada el día 6 de agosto de 1538. Hoy se extiende en la "sábana" santafereña, a los pies de los dos montes sagrados Monserrate y Guadalupe, un océano infinito de casas y calles donde viven ya más de siete millones de habitantes. (...)Así que se hace verdad el lema turístico de la Oficina Nacional de Turismo: "Colombia - donde verde es de mil colores". Otro lema, especialmente creado para promocionar el turismo en la capital, también es acertado, y no sólo en noches claras constituye una verdad poéticamente expresada: "Bogotá - 2600 metros más cerca de las estrellas".

*Una empresa aérea de tanta importancia como AVIANCA utiliza esta marca-ciudad, para darle la bienvenida a los pasajeros que del resto del país y de diversas partes del mundo visitan nuestra ciudad.

*La publicidad de una bebida reconocida mundialmente utiliza esta marca "Bogotá 2600 metros más cerca de las estrellas", como incentivo para promover su producto en revisas y postales así:

II. COMPETENCIA

Esta iniciativa se enmarca en lo dispuesto sobre el particular en el numeral 9 del artículo 313 de la Constitución cuyo texto señala:

"ARTICULO 313 Corresponde a los Concejos:

9. Dictar las normas necesarias para el control, la preservación y defensa del patrimonio ecológico y cultural del municipio.

En el mismo sentido se pronuncia el numeral 13 del artículo 12 de Decreto¿Ley 1421 de 1993 (Estatuto Orgánico de Bogotá) que reza:

"ARTICULO 12. Corresponde al Concejo Distrital, de conformidad con la Constitución y a la Ley.

13. Regular la preservación y defensa del patrimonio cultural.

Por tanto el Concejo cuenta con competencia para dictar este Acuerdo que solo pretende defender el patrimonio intangible creado de los bogotanos.

Cordialmente,

LARIZA PIZANO ROJAS

ÁNGELA BENEDETTI

GILMA JIMENEZ GOMEZ

Concejal de Bogotá

Concejal de Bogotá

Concejal de Bogotá

JAIRO RODRIGUEZ VALDERRAMA

OMAR MEJIA BAEZ

HIPOLITO MORENO GUTIERREZ

Concejal de Bogotá

Concejal de Bogotá

Concejal de Bogotá

MARIA SUSANA GONZALEZ RONCANCIO

Concejal de Bogotá

Proyecto de Acuerdo No. de 2007 por el cual se adopta la marca ciudad denominada "Bogotá: 2600 metros más cerca de las estrellas" y se dictan otras disposiciones

JOSE FERNANDO ROJAS RODRIGUEZ

Concejal de Bogotá

GUILLERMO CORTES CASTRO

HUGO PATIÑO VASQUEZ

Concejal de Bogotá

Concejal de Bogotá

CARLOS ALBERTO BAENA LOPEZ

MARIA ANGELICA TOVAR RODRIGUEZ

Concejal de Bogotá

Concejal de Bogotá

SOLEDAD TAMAYO TAMAYO

SEVERO CORREA VALENCIA

Concejal de Bogotá

Concejal de Bogotá

FERNANDO LOPEZ GUTIERREZ

JOSE ABEL VALOYES CHAVERRA

Concejal de Bogotá

Concejal de Bogotá

Proyecto de Acuerdo No. de 2007 por el cual se adopta la marca ciudad denominada "Bogotá: 2600 metros más cerca de las estrellas" y se dictan otras disposiciones

CRISTINA PLAZAS MICHELSEN

Concejal de Bogotá

YAMILE MEDINA MEDINA

BRUNO ALBETTE DIAZ OBREGON

Concejal de Bogotá

Concejal de Bogotá

GILLERMO VILLATE SUPELANO

Concejal de Bogotá

ORLANDO SANTIESTEBAN MILLAN

MARIA CLARA RAMIREZ FERRO

Concejal de Bogotá

Concejal de Bogotá

ELVAR EMEL ROJAS CASTILLO

Concejal de Bogotá

Proyecto de Acuerdo No. de 2007 por el cual se adopta la marca ciudad denominada "Bogotá: 2600 metros más cerca de las estrellas" y se dictan otras disposiciones

CARLOS ORLANDO FERREIRA PINZÓN

Concejal de Bogotá

DARIO FERNANDO CEPEDA PEÑA

ALVARO MEJIA BRAVO

Concejal de Bogotá

Concejal de Bogotá