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Proyecto de Acuerdo 193 de 2014 Concejo de Bogotá, D.C.

Fecha de Expedición:
--/ 00/2014
Fecha de Entrada en Vigencia:
Medio de Publicación:
La Secretaría Jurídica Distrital aclara que la información aquí contenida tiene exclusivamente carácter informativo, su vigencia está sujeta al análisis y competencias que determine la Ley o los reglamentos. Los contenidos están en permanente actualización.


 
 

PROYECTO DE ACUERDO 193 DE 2014

"Por medio del cual se crea el programa Mendicidad Cero en Bogotá"

EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

 Honorables Concejales:

Tengo el gusto de someter a consideración del Concejo de Bogotá el proyecto de Acuerdo

 OBJETO DEL PROYECTO DE ACUERDO

El proyecto tiene como objeto atacar y erradicar en un plazo razonable de 10 años la práctica crónica de la mendicidad y disponer acciones contra la indigencia en Bogotá. En este sentido el proyecto apunta a conseguir los siguientes propósitos:

1. Eliminar la práctica de la mendicidad en la ciudad como un modo de vida de una franja de habitantes;

2. Atacar la indigencia como fuente generadora de delincuencia y de promoción de sustancias alucinógenas

3. Coordinar las acciones que desde varias instancias se ocupan de proyectos gubernamentales que mitigan y atiende problemas sociales que generan mendicidad e indigencia en Bogotá

4. Disponer una sólida estructura estatal en el Distrito que erradique de manera efectiva la mendicidad para siempre en la capital

5. Involucrar medidas punitivas que disuadan y castiguen a los habitantes que escogen la mendicidad y la indigencia como modo de vida

MARCO JURÍDICO

La Constitución política de Colombia establece en su Título I, capítulos I y II, derechos fundamentales para los habitantes del país. En especial sus artículos 42 al 52, que consagran prescripciones para defender la familia, la niñez, la tercera edad, y derechos como el trabajo, la educación y la seguridad social.

Cabe traer a colación en este apartado antecedentes jurídicos que han intentado atacar el problema de la mendicidad. Por ejemplo, el Acuerdo 1 de 1918 del Concejo de Bogotá creó el impuesto Fondo de Pobres y el artículo 17 de la Ley 72 de 1926, dispuso proveer recursos para evitar la mendicidad en Bogotá, mediante la prestación de los servicios de asistencia de los menesterosos del Distrito Capital en los asilos y casas de la Beneficencia. El impuesto gravaba con el diez por ciento (10%) el valor de las entradas efectivas, sin excepción, a teatros, conciertos, cinematógrafos, plazas de toros, hipódromos, circos de maroma y demás espectáculos públicos análogos.

La renta fondo de pobres comparado con el impuesto de azar y espectáculos presentaba una menor erosión de la base gravable, es decir, era un impuesto con menor número de exenciones o tratamientos especiales.

COMPETENCIA DEL CONCEJO

El Concejo Distrital de Bogotá D.C. es competente de conformidad con el Decreto Ley 1421 de 1993 el cual en su artículo 12 numeral 1, señala como atribución de la Corporación:

"Artículo 12. Atribuciones. Corresponde al Concejo Distrital, de conformidad con la Constitución y la ley

1. Dictar las normas necesarias para garantizar el adecuado cumplimiento de las funciones y la eficiente prestación de los servicios de cargo del Distrito".

4. MARCO DE REFERENCIA

La pobreza extrema y la pobreza en Bogotá ha venido cediendo en el porcentaje de la población que se encuentra en ese estado. Así lo revelan los datos del DANE durante los últimos años de reporte, pero también se pueden soportar dichas cifras en la acción efectiva que han venido provocando programas públicos como los adelantados en los Planes de Desarrollo Por la Bogotá que queremos, Bogotá sin indiferencia y Bogotá Positiva, con los que se implementaron masivamente proyectos públicos contra el hambre a través de comedores comunitarios, proyectos de salud y otros de carácter recreativo para una importante franja de la población vulnerable de la capital.

Dichas acciones gubernamentales también se continuaron en los años recientes y ello sin lugar a dudas ha posibilitado en una reducción significativa de la pobreza en la capital, al igual que en general en el país. La tabla que sigue muestra la evolución reciente de la pobreza en la principales ciudades del país.

Fuente: DANE, cálculo con base en GEIH.

De las cifras mencionadas, no obstante, Bogotá no puede enorgullecerse del todo en tanto el rostro de la mendicidad sigue siendo enojoso y de gran malestar para los habitantes de la capital, pues la mendicidad en la ciudad no es un problema sólo generado por la pobreza, sino que está hondamente escrito en la historias der la capital. Es decir, también podría decirse que ha habido cierta predisposición en una franja de la población a siempre justificar la práctica de la mendicidad, con lo cual los factores de orden económico y social deben dar paso también a los de orden cultural.

Sin duda alguna factores económicos y sociales han pesado en la ciudad para arrojar a muchos de sus habitantes a la mendicidad. Pero esa explicación es insuficiente como se verá más adelante en las consideraciones generales del proyecto que proponemos a discusión de la corporación y de la ciudad. La prueba evidente, en nuestra opinión, es que en otras ciudades, pese a tener mayores índices de pobreza extrema, no se visibiliza ni es tan enojosa la mendicidad que se muestra en esas ciudades.

Y por otra parte, aunque las cifras de indigencia en la ciudad son de sólo el 2%, no por ello la representación del problema en la práctica es detonante para disparar la percepción de inseguridad que se aprecia en Bogotá. Ahora bien, ¿qué número de habitantes de la calle tiene la ciudad y qué motivaciones tienen para decidirse por ese modo de vida? Bien podemos encontrar esa respuesta en la siguiente narración de un texto del periodista Holman Morris de 2001, periodista hoy director de Canal CAPITAL. El relato es el siguiente:

"Los motivos que más han impulsado a esos diez mil habitantes de la calle que tiene Bogotá (según el estudio Brigadas de acercamiento a la calle, elaborado por el Bienestar Social de la Alcaldía de Bogotá en el año 1999) se reparten en 28%, que manifiesta que el consumo de droga lo empujó a vivir en la calle; 10,9%, que expresa que abandonaron su hogar por voluntad propia; 8,2%, que abandonó su casa debido al maltrato de sus padres. Por su parte, 8,1% culpabiliza su suerte a la orfandad que enfrentaron desde muy pequeños y el 8.3% cree que fueron los amigos los que influyeron en esta decisión"2.

Un dato del año 2011 sobre el número de habitantes de la calle, también ubica su número cerca de la cifra anterior. "Según el último censo de habitantes de calle, en Bogotá hay alrededor de 8.358 personas que viven en la calle", informaba el 19 de septiembre de 2011 la emisora Radio Santafe3 al dar espacio a declaraciones de la excandidata a la Alcaldía de Bogotá, doctora Gina Parody.

No obstante, el dato más reciente reportado por la propia Secretaría Distrital de Integración Social bajo el oficio radicado ER 17498, del 21 de agosto de 2013, indica que según el censo de 2011 de la Secretaría mencionada, en Bogotá había 9.614 habitantes de calle, "lo que significa una tasa de 12,87 habitantes de calle por cada 10.000 habitantes"

Reportaba la Secretaría Distrital de Integración Social la siguiente composición de género, de procedencia y de edades: "Del total de HC, EL 88,93% son hombres, el 10,95% mujeres y el 0,05% intersexuales. El 59,17% nació en Bogotá, el 40,18% en otro municipio, el 0,24% en otro país y no se tiene información del 0,41%. Sobre los grupos etáreos, el 0,12% se encuentra entre los 0 y 5 años; el 0,19% entre 6 y 13 años; el 2,11% entre 14 y 17 años; el 21,16% entre 18 y 26 años; el 69,69% entre 27 y 59 años; y el 6,04% con 60 años y más. No se cuenta con información del 0,67%".

De acuerdo con la distribución de los habitantes de calle, éstos se encuentran por toda la ciudad lo que lo convierte en un problema de todas las comunidades, si bien se concentra en las localidades que definen el centro de la capital. Los siguientes son las cifras la SDIS nos hizo saber:

Localidad

Población censada

Usaquen

152

Chapinero

222

Santafe

1586

San Cristóbal

236

Usme

74

Tunjuelito

91

Bosa

118

Kennedy

356

Fontibón

63

Engativá

250

Suba

199

Barrios Unidos

300

Teusaquillo

629

Los Mártires

2496

Antonio Nariño

157

Puente Aranda

458

La Candelaria

300

Rafael Uribe

169

Ciudad Bolívar

115

Institución

1643

Total

9614

Por otra parte, recientemente una escritora y periodista se ha referido a la mendicidad y al rato que reciben en otras latitudes. Decía Piedad Bonnet, que en "algunos países, como en Letonia, mendigar se castiga con cárcel. En otros multan al que pide y al que da. En Nanchang, en China, les permiten pedir, pero encerrados en jaulas. Qué horror. Se olvidan de que los mendigos son una llaga abierta por la que asoma el rostro de la sociedad que los engendra"4.

Naturalmente, el gobierno de la ciudad, ya decíamos que ha puesto en marcha algunos proyectos y políticas públicas que seguramente han evitado más proliferación de mendigos en Bogotá. En términos concretos, del proyecto 743 mediante el que se atiende dicha población, en el año 2013 se apropiaron $15.347.264.000, de los cuales hasta junio se habían ejecutado $8.0007.636.085. Pero llegó la hora de declararle la guerra a ese flagelo vergonzoso estableciendo un centro coordinador institucional que en un horizonte de corto tiempo elimine esa práctica de la ciudad. No debe haber más tolerancia ni contemporización con la mendicidad en Bogotá.

5. CONSIDERACIONES GENERALES

Cabe advertir que la mendicidad, en particular en Bogotá, constituye una desgraciada práctica histórica. Es decir no es un asunto de ahora, sino que viene desde generaciones pasadas que se remontan hasta finales del siglo XIX, situación que además se constituye en una vergüenza para la capital.

A fines de siglo XIX el dirigente Miguel Samper describía en un conocido texto el perfil de la mendicidad en Bogotá. De dicho texto se pueden extractar descripciones que desde la época ya mostraban la inclinación de algunos habitantes de acudir a la mendicidad para buscar satisfacer el hambre que se presentaba en la ciudad. Miremos cómo se la presentaba:

"Si se examina la condición de las diversas clases sociales de que se compone Bogotá, el cuadro que resultará de esta descripción no podrá menos que abatir el ánimo de todos los que sientan interés por su propia suerte, la de sus familias, la de sus amigos y compatriotas. De todas las capitales de Sur América, Bogotá es la que más atrás se ha quedado, sin que le sea dado sostener la comparación con Caracas, Lima, Santiago y Buenos Aires.

Veamos cómo se nos presenta esta ciudad:

Los mendigos llenan calles y plazas, exhibiendo no tan sólo su desamparo, sino una insolencia que debe dar mucho en qué pensar, pues la limosna se exige y quien la rehuse, queda expuesto a insultos que nadie piensa en refrenar. La mendicidad en un país fértil, de benigno clima y en donde la industria apenas empieza a explotar los recursos con que le brinda la naturaleza; en un país cuyas instituciones abren la puerta a todas las voluntades, a todos los esfuerzos, para adquirir la riqueza; y en donde, delante de la ley escrita todos los derechos son iguales y no hay derechos de que alguno esté destituido por la ley escrita! la mendicidad, decimos, desarrollada en grandes proporciones y con caracteres que le son extraños, es un hecho alarmante en más de un aspecto.

Pero no todos los mendigos se exhiben en las calles. El mayor número de los pobres de la ciudad, que conocemos con el nombre de vergonzantes, ocultan su miseria, se encierran con sus hijos en habitaciones desmanteladas, y sufren en ellas los horrores del hambre y la desnudez. Si se pudiera formar un censo de todas las personas a quienes es aplicable en Bogotá el nombre de vergonzantes—entre las cuales no faltan descendientes de próceres de la Patria—el guarismo sería aterrador y el peligro se vería más inminente. Las escenas que pasan en esas familias a quienes él pudor mantiene encerradas, que se alimentan como por milagro, o que perecen de hambre, antes que salir a importunar en las calles, conmoverían el corazón de todos aquellos que directa o indirectamente han contribuido a crear esta situación.(…)

La ley y las nuevas costumbres políticas han venido a aumentar el número de los vergonzantes. Las religiosas que fueron arrojadas a la calle en 1863, después de haber sido despojadas de cuanto tenían; los sacerdotes regulares y los que servían beneficios o fundaciones dotados con rentas de los bienes llamados desamortizados; los enfermos que en número de más de doscientos eran constantemente asistidos en Hospital de la ciudad, y que no hallando el remedio de sus dolencias no pueden trabajar y se convierten con sus familias en mendigos; en fin, los numerosos empleados cesantes, así civiles como militares, a quienes el espíritu de partido arroja sin piedad de sus empleos; todas estas clases han venido, más o menos, a pesar con sus necesidades sobre los recursos de la sociedad en general"5.

Y al mostrar cómo la gente acudía a lo que hoy llamamos popularmente el rebusque, es notable como Miguel Samper recrea un cuadro descriptivo que representa el ingenio de la gente de la época para conseguir unos pesos. Esta es su descripción:

"Tan grande es el desarrollo del parasitismo, que el contestar un saludo es hoy asunto de meditarse despacio; y el hacer uno de esos cumplimientos castellanos, como "estoy a sus órdenes", "mande usted", etc., constituye un verdadero peligro para el bolsillo. Poco a poco desaparecen en nuestro trato social aquellos semblantes risueños y abiertos, propios de nuestro clima, de nuestra raza y de nuestros antiguos y familiares hábitos, porque cada sonrisa es un estímulo, y cada estímulo trae una sangría. Hoy puede considerarse como una ocupación cotidiana el ramo de petardos. Esquelas nominativas, esquelas circulares, esquelas en verso que empiezan por la historia de los Persas o de los Asirios para terminar, como los avisos de Holloway, recomendando las píldoras; casualidades calculadas; discursos orales precedidos de larguísimo prólogo; mil rasgos de verdadero ingenio; invitaciones para rifas y aun para dar socorros; todo eso y mucho más se emplea para obtener limosna.

Las calles y plazas de la ciudad están infestadas por rateros, ebrios, lazarinos, holgazanes y aun locos. Hay calles y sitios que hasta cierto punto les pertenecen como domicilio, y no falta entre ellos persona que, so pretexto de insensatez, vierta sin interrupción torrentes de palabras obscenas, que son otras tantas puñaladas dirigidas contra la inocencia del niño o el pudor de la mujer. La noche pone exclusivamente a la disposición del crimen o del vicio todo cuanto hay de sagrado. Escenas increíbles ocurren a pocos pasos de la puerta de la iglesia Catedral. Ya no es la seducción sino el asalto el medio que se emplea para saciar apetitos brutales. El hogar doméstico no tiene protección, desde las paredes, las vidrieras y las ventanas, hasta el descanso y el sueño de las familias.

La podredumbre material corre parejas con la moral. El estado de las calles es propia para mantener la insalubridad con sus depósitos de inmundicias. El servicio o abasto de aguas es tal, que las casas que deben recibirla bajarán pronto de precio como gravadas por un censo en favor de los albañiles y del fontanero. El alumbrado, exceptuando las pocas calles del comercio, nos viene de la luna. En fin, la administración municipal de la ciudad es poco menos que nula, debido, en mucha parte, a que ella fue también despojada de sus cuantiosos bienes; y aunque parte de ellos se le han mandado devolver, no sabemos que haya empezado a percibir la renta. Mas ¿qué podrá agregarse cuando se sabe que las sesiones nocturnas de la Asamblea Constituyente del Estado corren riesgo de celebrarse a oscuras?

Si de estos hechos que nos avergüenzan y que exigen valor para darlos a la publicidad, pasamos a considerar la condición de las clases trabajadoras, el cuadro no será menos sombrío. El obrero no halla constante ocupación, ni el jefe de taller expendio para su obra; el propietario no recibe arriendos ni alquileres; el tendero no vende, ni compra, ni paga, ni le pagan; el importador ve dormir sus mercancías en el almacén y sus pagarés en la cartera; el capitalista no recibe intereses, ni el empleado sueldo; los carros y las mulas andan vacíos; los edificios se quedan sin concluir; los cultivadores venden a vil precio sus papas, trigo, miel y demás productos; los ganados y caballos están escasos y a la vez baratos; no hay numerario, o a lo menos escasea el legítimo; el crédito ha desaparecido, porque no hay confianza, y los pocos capitales que pudieran circular, se ocultan; los acreedores públicos son calificados de agiotistas y no reciben su renta. No hay confianza en la administración de la justicia, y a la menor amenaza de pleito, el poseedor está pronto a dar rescate. Finalmente, la inseguridad ha llegado a tal punto, que se considera como acto de hostilidad el ser llamado rico"6

Y es también visible en las imágenes fotográficas de décadas anteriores el rostro de la mendicidad en Bogotá, tal como se muestra en la imagen que sigue, del gran fotógrafo Leo Matiz, de 1953.

Y así, la mendicidad se ha prolongado hasta nuestros días. El problema de esta práctica es que en la actualidad se ha convertido en pretexto de avivatos y mafias que decidieron traficar con la miseria, las discapacidades y las necesidades de un significativo número de habitantes.

Pero además porque se ha vuelto una práctica agresiva y violenta por toda Bogotá y no sólo exclusiva de su centro histórico. De hecho, se pude decir que dar limosnas en la capital es una suerte de otro servicio público que a veces es mucho más caro que otros, si nos ponemos a sumar cuánto ofrecemos de limosnas al enjambre de mendigos e indigentes que se reparten por toda la ciudad.

Y todo esto sucede pese a que la Alcaldía de la ciudad ha dispuesto desde años anteriores de instancias como los Albergues para las personas de la tercera edad y de Hogares de Paso para desplazados, indigentes y niños y niñas que se encuentran en situación de indefensión o con desprotección transitoria.

Existen también las llamadas Casas Vecinales y los Centros Crecer, lugares en las que de algún modo se atacan situaciones que eventualmente pueden poner en situación de extrema vulnerabilidad a niños y familiares, que los impulsen a acudir a la mendicidad para saciar el hambre y mantenerse con salud.

Pero los estudios sobre la mendicidad son más bien escasos y se centran en aspectos del problema. En otras latitudes el fenómeno se ha estudiando sistemáticamente y se ha concluido de algún modo que la mendicidad emerge de un estado de necesidad y supervivencia de la gente. Pero que también está asociado a lo que en determinado momento se determina como límites de la pobreza. Y se atribuyen también causas de orden sicológico y ético que presionan también a las personas a caer en esa condición7. Pero acá no contamos con una visión integral del fenómeno, lo que también podría superar el establecimiento de un programa que sea del resorte directo de la Alcaldía Mayor.

6. DESCRIPCIÓN DEL ARTICULADO DEL PROYECTO DE ACUERDO

El proyecto de Acuerdo recoge en su articulado las áreas de que se ocupará el Programa Mendicidad Cero en Bogotá, áreas en las que se busca atender a la población a la que se dirige el proyecto, lo que se cree nos posibilitaría la erradicación del flagelo de la mendicidad en la ciudad.

Dispone también de una estructura que pretende ser efectiva a la hora de impulsar los proyectos y acciones para erradicar en un horizonte de 10 años la mendicidad en Bogotá.

El sentido del articulado lo que busca es reordenar y disponer una institucionalidad mucho más efectiva y bajo el control directo del Alcalde Mayor que le declare la guerra al mal crónico de la mendicidad en la ciudad, con los consiguientes beneficios colaterales que esto podría traer para la ciudad en materia de seguridad y de erradicación de la indigencia y la pobreza en la Capital.

7. IMPACTO FISCAL DE LA INICIATIVA

Conforme a lo dispuesto en la ley 819 de 2003 que en su artículo 7 dispone que el impacto de todo proyecto debe ser explícito y compatible con el Marco Fiscal de mediano plazo por lo que deben incluirse los costos fiscales de la iniciativa y la fuente de ingreso adicional que se generaría para financiar tales costos, el proyecto que presentamos no implica más costos fiscales para la ciudad.

El proyecto lo que prescribe es la reordenación y reasignación de recursos con los que ya cuentan instancias del Distrito como la Secretaría de Integración Social, la Secretaría de Salud, la Secretaría de Gobierno y la Secretaría de Educación. Dado que los recursos que hoy tienen esas secretarías para atender la población vulnerable de la ciudad se centraría en el programa contra la mendicidad, adscrito directamente a la Alcaldía Mayor de Bogotá. Se faculta, eso sí, a la Secretaría de Hacienda para que establezca el monto preciso de esos recursos, de tal modo que la dirección encargada del programa pueda saber con certeza el presupuesto con que contaría para atacar la mendicidad en la ciudad.

Estos son pues, los términos del proyecto de Acuerdo que pongo a consideración del Honorable Concejo de la Ciudad.

Cordialmente;

HOSMAN YAITH MARTINEZ

Concejal de Bogotá

Partido Verde

 EL CONCEJO DE BOGOTA, D.C

En uso de sus facultades constitucionales y legales, en especial las dadas en el numeral 1 del Decreto-Ley 1421 de 1993 y en el artículo 313 de la Constitución Política

ACUERDA:

Titulo I. Disposiciones Generales

Capitulo I. Definición y Objetivos

Artículo 1°.Definición. Créase el Programa Mendicidad Cero en Bogotá (M-Cero) entendido como instancia institucional cuya finalidad será erradicar la mendicidad y la indigencia en Bogotá atacando las causas sociales, económicas, políticas y culturales que han facilitado esta práctica y la han arraigado en el tiempo en la ciudad capital de la república.

Artículo 2°. Objetivos. Serán objetivos del Programa Mendicidad Cero, los siguientes:

a) Promover proyectos que permitan erradicar la mendicidad en la capital de la república

b) Garantizar la disponibilidad de recursos financieros para el impulso de políticas y proyectos que de manera progresiva permitan la erradicación de la mendicidad y la indigencia en un lapso de 10 años

c) Disponer de la infraestructura adecuada para la atención de la población de la calle y en situación de mendicidad

d) Llevar a la práctica las propuestas de gobierno y del Estado que permitan el funcionamiento del Programa y la lucha contra la mendicidad de manera permanente

e) Atacar las fuentes que desde la mendicidad generan inseguridad en Bogotá

f) Reorientar y redisponer la estructura institucional con que cuenta hoy la capital para garantizar con los mismos recursos la infraestructura física, los recursos humanos y los recursos financieros con los que se atenderá permanentemente la población en condición de mendicidad que hoy tiene la capital.

Parágrafo: La Secretaría de Integración Distrital facilitará las cifras del censo actual de la población mendiga e indigente de Bogotá, con el propósito de que el Programa M-Cero cuente de entrada con la población a atender. En adelante el Programa será el encargado de actualizar el Censo para evaluar la efectividad de los proyectos y políticas contra la mendicidad en la capital.

Título II. Del Programa Mendicidad Cero en Bogotá

Capítulo I. Generalidades del Programa

Artículo 3°. Orientación del programa. El Programa Mendicidad Cero será una unidad administrativa adscrita a la Secretaría de Integración Social Distrital, pero dirigida y orientada desde el despacho del señor Alcalde Mayor de Bogotá.

Artículo 4°. Áreas del Programa. El Programa M-Cero actuará en las siguientes áreas:

a) Alimentación y vestuario básico de la población de la calle en condición de mendicidad e indigencia

b) Capacitación y trabajo mediante proyectos que decidirá la dirección del Programa

c) Rehabilitación y propuestas para la reinserción social que aleje a la población en mendicidad de las drogas y la delincuencia

d) Intervención de la policía para evitar la ocupación de la calle por habitantes en condición de mendicidad e indigencia.

Parágrafo: La policía de Bogotá estará facultada para recoger todo habitante que se encuentre pidiendo limosnas en las calles de Bogotá y llevarlos a los lugares designados para acogerlos en la ciudad.

Capitulo II. De la Dirección del Programa

Artículo 5°. Director del Programa. El Director será nombrado por el Alcalde Mayor, cuya función será la de garantizar el funcionamiento de los proyectos que decida su dirección y de las áreas del programa que establece el presente Acuerdo

Artículo 6°. Composición. Estará constituida la dirección del Programa M-Cero, además de su director, por un Secretario General, un jefe de dirección administrativa y financiera y un jefe por cada una de las áreas aquí definidas para el Programa

Artículo 7°. Funciones. La dirección del Programa M-Cero tendrá las siguientes funciones:

a) Velar por la correcta utilización de la infraestructura física del Programa, sus recursos financieros y la ejecución de sus proyectos de manera efectiva y cumplida

b) Elaborar un Plan Estratégico de Trabajo que en el horizonte de 10 años permita la erradicación de la mendicidad y la indigencia en Bogotá y evaluar su cumplimiento cada año

c) Aprobar los proyectos que anualmente ejecutará el Programa M-Cero

d) Aprobar y ordenar la ejecución del presupuesto anual asignado al Programa M-Cero

e) Rendir informe semestral ante el Alcalde Mayor de Bogotá sobre el funcionamiento y logros del programa M-Cero

f) Disponer las orientaciones para el funcionamiento de las áreas del programa M-Cero

g) Las que le asigne el señor Alcalde Mayor de Bogotá

Capitulo III. De la Estructura del Programa

Artículo 8°. Composición. La estructura del Programa M-Cero será la siguiente:

a) La Dirección del Programa ya señalada,

b) Las Áreas definidas en el artículo 4°. del presente Acuerdo

c) Los lugares en los que se acoja a los habitantes en condición de mendicidad e indigencia

d) Los Proyectos aprobados en cada anualidad o que tengan vigencia en su ejecución

Artículo 9°. Funciones. La estructura del Programa M-Cero tendrá las siguientes funciones:

a) Velar por la correcta utilización de los lugares de acogida y permanencia de los habitantes que se integran al Programa

b) Llevar el registro de los habitantes en condición de mendicidad que se encuentra en cada lugar de acogida

c) Garantizar que a los habitantes en condición de mendicidad tengan la atención básica en alimentación, vestido, higiene, capacitación, trabajo, ocupación del tiempo libre y dormida.

d) Establecer la identidad y la documentación legal de cada beneficiario del Programa M-Cero.

e) Reportar a la dirección del Programa M-Cero y a las autoridades de policía la deserción o fuga de los habitantes en condición de mendicidad de los centros de acogidas dispuestos para que superen dicha condición.

f) Ejecutar y supervisar el objeto de los proyectos y acciones decididas para el cumplimiento de las metas del Programa M-Cero

g) Velar por la correcta utilización de los recursos asignados a cada unidad y a cada servidor público para el cumplimiento de sus funciones

Artículo 10°. Planes. Todas las Unidades que constituyen la estructura del Programa M-Cero deberán contar con Planes de Trabajo anuales que definan metas de manera clara y medible.

Título III. Disposiciones complementarias y de transición del Programa

Artículo 11°. Divulgación y pedagogía del Programa M-Cero. La

Alcaldía Mayor dispondrá directamente, con recursos de la Secretaría de Integración Distrital, una campaña de divulgación del presente Acuerdo poniendo especial énfasis en que la mendicidad no se consentirá ni se permitirá en tanto que se ha decidido una infraestructura para evitar la presencia de habitantes de la calle pidiendo limosnas.

Artículo 12°. Permanencia en el programa M-Cero. El programa dispondrá los proyectos y acciones indispensables para la permanencia en el programa de los habitantes en condición de mendicidad.

Artículo 13°. Oportunidad para los habitantes en mendicidad. El Programa M-Cero es concebido como una oportunidad cierta de superación de la mendicidad para los habitantes de la calle y por ello no se cree razonable ni tolerable que se siga permitiendo en la ciudad la mendicidad como modo de vida. Por eso si él o la habitante de la calle se fuga o deserta del Programa tendrá una segunda oportunidad que quedará en el registro de los beneficiarios del Programa.

Artículo 14°. Castigo a la deserción del Programa. El o la habitante que en la segunda oportunidad de registro de entrada al Programa M-Cero deserte o huya de los lugares de acogida dispuesto para su ocupación y se vuelva a encontrar en la calle, será sometido por la policía e integrado a trabajos comunitarios de la institución.

Artículo 15°. Sanción y castigo para quienes promueven la mendicidad. El o la habitante que se le compruebe que dispone acciones para convertir en mendigos a niños u otras personas, serán sometidos a exposición pública de sus imágenes mediante campañas oficiales que les generen la sanción social de los habitantes de Bogotá, sin perjuicio de las potenciales acciones penales que quepan de sus actividades ilegitimas. También recibirán sanción simbólica mediante comparendos pedagógicos quienes ofrezcan limosnas a los habitantes de la calle

Artículo 16°. Transición del Programa. La Alcaldía Mayor de Bogotá dispondrá de tres(3) meses a partir de la vigencia del acuerdo, conforme a los recursos ya dispuestos en las secretarías que involucrara el programa M-Cero para decidir sobre la dirección y estructura del programa M-Cero, su puesta en funciones, los lugares de acogida de la Secretaría de Integración Social exclusivamente asignados para la población objeto del presente Acuerdo y el monto de los recursos que se reorientaran de otras instancias del Gobierno Distrital para asignarles al nuevo Programa.

Artículo 17°. Vigencia. El Presente Acuerdo entra en vigor a partir de la fecha de su expedición y deroga las disposiciones que le sean contrarias.

PUBLÍQUESE Y CUMPLASE.

Dado en Bogotá a los __ días del mes de __ de dos mil catorce (2014).

NOTAS DE PIE DE PÁGINA

1 http://www.dane.gov.co/files/investigaciones/condiciones_vida/pobreza/cp_pobreza_2011.pdf Recuperado: junio 16 de 2013.

2 Revista SOHO. 18 de diciembre de 2001.

3 http://www.radiosantafe.com/2011/09/19/gina-parody-promete-erradicar-la-mendicidad-en-bogota/ Fuente: Radio Santa Fe (consultado: mayo 28 de 2013).

4 El Espectador. Enero 5 de 2013.

5 Cita en extenso del texto La Miseria en Bogotá (1867), de Miguel Samper.

6 Op. Cit. Samper, M.

7 Un estudio interesante es el que se encuentra en: Pobres, mendigos y vagabundos. La supervivencia en la necesidad, 1450-1850. Rheinheimer, Martin. Madrid, Siglo XXI, 2009.