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Proyecto de Acuerdo 264 de 2021 Concejo de Bogotá, D.C.

Fecha de Expedición:
--/ 00/2021
Fecha de Entrada en Vigencia:
Medio de Publicación:
La Secretaría Jurídica Distrital aclara que la información aquí contenida tiene exclusivamente carácter informativo, su vigencia está sujeta al análisis y competencias que determine la Ley o los reglamentos. Los contenidos están en permanente actualización.


 
 

Proyecto de Acuerdo No. __264___de 2021

 

Ver Acuerdo Distrital 839 de 2022 Concejo de Bogotá, D.C.

 

POR MEDIO DEL CUAL SE ESTABLECEN LOS LINEAMIENTOS PARA LA CREACIÓN DEL PROGRAMA ‘MANILLAS SALVAVIDAS’ DIRIGIDO A PERSONAS MAYORES DIAGNOSTICADAS CON TRASTORNO NEUROCOGNITIVO MAYOR (DEMENCIA) EN EL DISTRITO CAPITAL, Y SE DICTAN OTRAS DISPOSICIONES

 

EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

 

1.             Objetivo del Proyecto

 

Establecer lineamientos del Programa ‘Manillas Salvavidas’ para la creación de una Ruta Integral de Atención a Personas Mayores con Trastorno Neurocognitivo Mayor (demencia) en el Distrito Capital, mediante el diseño e implementación de un sistema de identificación, información y un mecanismo oficial de búsqueda que posibilite su identificación y ubicación en caso de desorientación, extravío, abandono y, en general, cualquier situación de riesgo que pueda llegar a atentar contra su integridad, buscando la garantía y restablecimiento de sus derechos.

 

Al implementar en el Distrito un sistema de información que contenga datos en tiempo real de la cantidad de personas mayores en la capital, la prevalencia de problemas mentales o trastornos como la demencia, y posibles casos de maltrato, se busca garantizar la atención en salud necesaria por parte de las entidades que ofrecen servicios sociales a esta población.

 

Objetivos Específicos

 

·                Activar la ruta, en caso de extravío o desorientación de las Personas Mayores -PM- con demencia en el Distrito Capital, por parte de las entidades competentes adscritas al Programa de forma coordinada para su reubicación.

·                Implementar en el Distrito un sistema de información que contenga datos en tiempo real de la cantidad de PM en la capital y la prevalencia de la demencia.

·                Brindar una atención integral en salud para reducir el riesgo de deterioro cognitivo y demencia, expandiendo la detección y diagnóstico temprano.

·                Garantizar el acceso a servicios sociales del Distrito a las PM con demencia, especialmente aquellas con mayor fragilidad socioeconómica, de manera oportuna mejorando su calidad de vida.

·                Aportar a la prevención y control del delito de desaparición forzada de las PM en el Distrito Capital por causa accidental (como consecuencia de un trastorno mental como la demencia) o por causa criminal, valiéndose de la indefensión de la PM.

·                Mejorar el acceso a la administración de justicia en casos de maltrato, en cualquiera de sus formas, negligencia y/o abandono hacia la PM con síntomas o diagnóstico confirmado de demencia.

·                Capacitar a las familias y cuidadores(as) de las PM con demencia, y en general a trabajadores de las entidades adscritas al programa, en torno a la promoción de la salud mental y del buen trato y la prevención de la demencia.

 

2.             Justificación

 

En las últimas décadas se ha invertido la pirámide poblacional como consecuencia del aumento en la esperanza de vida y la disminución en la tasa de reproducción de la población, lo que ha generado un fenómeno acelerado de envejecimiento demográfico. Según cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre 2015 y 2050, la población mayor de 60 años casi se duplicará, pasando de 12% a 22%; en números absolutos, el aumento previsto es de 900 millones a 2000 millones. Ante esta realidad, no se puede ignorar que, en algunos casos, el envejecimiento trae consigo problemas físicos y mentales que provocan alteraciones a nivel funcional y pérdida de algunas capacidades.

 

Por ejemplo, más del 20% de las personas que pasan de los 60 años de edad sufre de algún trastorno mental, mientras que el 6,6% de la discapacidad en ese grupo etario, se atribuye a trastornos mentales y del sistema nervioso. Estos trastornos representan en la población mayor un 17,4% de los años vividos con discapacidad. La demencia y la depresión son los trastornos neuropsiquiátricos más comunes en este sector poblacional. La población mayor también es propensa a sufrir deterioros en su salud (física y mental) debido a procesos biológicos, psicológicos y/o sociales. Son múltiples los factores que dan lugar a las enfermedades mentales, pues, aparte de los procesos propios del envejecimiento, se encuentran la concurrencia de enfermedades médicas diversas, eventos traumáticos, la jubilación o la discapacidad.[1]

 

Ahora bien, la OMS define la salud mental como un estado de bienestar de la persona que le permite afrontar el estrés cotidiano, trabajar productivamente y contribuir a su comunidad. Al igual que la concepción de salud, va más allá de la ausencia de enfermedad y está determinada por múltiples factores socioeconómicos, biológicos, ambientales y culturales.[2] Particularmente en Colombia, la Ley 1616 define la salud mental como un estado que se manifiesta en la vida cotidiana a través del comportamiento y las relaciones, donde los individuos y colectivos utilizan sus recursos emocionales y cognitivos con el fin de construir relaciones significativas y contribuir a la sociedad.[3] A su vez, la mencionada Ley define el trastorno mental como una alteración a nivel cognitivo y afectivo que se manifiesta en trastornos del razonamiento y/o del comportamiento que dificulta la adaptación al contexto. También contempla los problemas psicosociales como acontecimientos vitales de carácter negativo, dificultades o deficiencias en el entorno, situaciones adversas a nivel familiar o interpersonal y cualquier otro problema relacionado con el contexto donde hayan emergido las alteraciones del sujeto.

 

En este orden de ideas, existe una amplia diferencia entre alteración y trastorno mental, siendo este último clínicamente significativo, por afectar el funcionamiento de la persona en su vida cotidiana. Los problemas o alteraciones mentales afectan la forma en que la persona piensa, se siente, se comporta y se relaciona con los demás, pero sus manifestaciones no son suficientes para que se incluya dentro de algún trastorno específico, conforme a los criterios diagnósticos de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE -10) y el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos mentales (DSM-5). Las alteraciones mentales se consideran más comunes, menos severas y menos persistentes en el tiempo, además no provocan un deterioro significativo en la vida social, laboral o en otras áreas de la vida cotidiana, sin embargo, sí son objeto de atención clínica dado que pueden derivar en trastornos mentales[4].

 

Cabe señalar que el enfoque actual para comprender la salud mental se basa en que los determinantes de la salud mental y de los trastornos no sólo dependen de características del individuo (capacidad de gestionar pensamientos, emociones, comportamientos y relaciones) sino que también obedecen a factores familiares, sociales, culturales, políticos y económicos. Dependiendo del contexto, algunas personas y grupos sociales pueden tener un riesgo significativamente mayor de tener problemas de salud mental. Entre ellos se encuentran personas que viven en condición de pobreza, aquellas con problemas de salud crónicos, niños expuestos a maltrato o abandono, adolescentes expuestos a abuso de sustancias, grupos minoritarios, poblaciones indígenas, población mayor de 60 años, población LGBTI, personas sometidas a violación de derechos humanos y aquellas expuestas a desastres naturales u otras emergencias[5].

 

Según el último censo del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) del 2018, el 9,2% de la población a nivel nacional son PM, lo cual evidencia un crecimiento rápido de este segmento poblacional, pues 30 años atrás era de apenas de 3,98%. Esto se traduce en un aumento de la expectativa de vida y, por tanto, en un mayor riesgo de desarrollar enfermedades mentales como la demencia. Además, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 8 de cada 10 PM presentan diagnósticos de alguna enfermedad neurodegenerativa, siendo el Alzheimer la más común.

 

Asimismo, la demencia, como cualquier otra enfermedad física o mental, lleva aparejados problemas sociales y económicos de envergadura por lo que toca a los costos de la asistencia médica, social e informal que impone. Por otra parte, las presiones físicas, emocionales y económicas pueden agobiar a las familias. Tanto las personas aquejadas de demencia como quienes las asisten, necesitan apoyo sanitario, social, económico y legal.

 

El envejecimiento poblacional se ha convertido hoy en un reto para la sociedad moderna, ya que el aumento en la esperanza de vida hace suponer que el contacto intergeneracional cada vez será mayor, y además conllevará al incremento del uso de servicios sociales y servicios médicos. Se espera que, con el envejecimiento poblacional, las cifras de maltrato contra las PM se incrementen, por lo cual, no solo las demencias, sino también este fenómeno se convierte en un problema de interés en salud pública que además hace preciso proteger a esta población jurídicamente creando rutas de atención.

 

Como se verá más adelante, Bogotá no cuenta con estudios propios sobre la salud mental de su población (ni por tanto sobre las PM en particular), mucho menos se conoce con exactitud la prevalencia de demencias como el Alzheimer, de modo que no se tiene un mecanismo de identificación para PM con demencia que puedan extraviarse y por tanto esta iniciativa cobra relevancia al cubrir dichos vacíos.

 

La importancia de esta iniciativa radica en las alarmantes cifras, que indican que la población mayor se incrementará aceleradamente en todo el mundo, por lo que, a su vez, la población en este rango de edad, sufrirá de trastornos mentales como la demencia. También propende por avanzar en el posicionamiento de la salud mental como un componente integral y fundamental de la salud pública.

 

En los siguientes apartados se dará un breve contexto acerca de la situación de salud mental en el mundo, en América Latina, en Colombia y por último en Bogotá, con énfasis en los trastornos mentales de la población mayor (como es la demencia y el fenómeno del maltrato), para luego abordar y comprender más a fondo el concepto de demencia desde lo clínico. Seguidamente, se abordará el fenómeno de la desaparición en el país y la capital, y, por último, se retomarán algunas políticas y planes en salud mental, así como la Política Pública Social de Envejecimiento y Vejez (PPSEV) para darle a esta iniciativa una mirada desde el enfoque de derechos. En pocas palabras, los conceptos que se conjugan en esta iniciativa son la demencia y la desaparición, y, secundariamente, el maltrato a la PM, que, como se verá más adelante, son fenómenos que pueden estar bastante entrelazados.

 

3.             Panorama de la Salud Mental

3.1          Situación de la Salud Mental en el Mundo y Latinoamérica

 

La OMS afirma que, a nivel mundial, casi 1 de cada 10 personas tiene algún trastorno mental; sin embargo, solo el 1% del personal de salud presta servicios en esta esfera. Alrededor de la mitad de la población mundial vive en países donde hay menos de un psiquiatra por 100.000 habitantes. Esto indica que hay grandes desigualdades geográficas en lo que respecta al acceso a los servicios de salud mental.[6]

 

De igual forma, el gasto mundial anual en salud mental es escaso; la cifra se sitúa en menos de 2 dólares por habitante en los países de ingresos bajos y medianos, y más de 50 dólares en países de ingresos altos. Gran parte de los recursos se destinan a hospitales psiquiátricos donde se presta atención a una pequeña proporción de personas que lo necesitan. Los países desarrollados tienen un mayor número de camas en dichos hospitales y tasas de hospitalización más elevadas.

 

Las naciones han ido avanzando en la formulación de políticas, planes y leyes sobre salud mental, que se constituyen en insumos para una adecuada gobernanza y prestación de servicios. Pese a estos avances, las políticas y leyes en su mayoría tienen una aplicación deficiente y la comunidad (personas con trastornos mentales, así como sus familias) no participa del todo en su elaboración.

 

De acuerdo a información del Proyecto Atlas de Salud Mental del 2017, como la fuente más completa sobre la situación de la salud mental a nivel mundial, los recursos en la región América (Norte, Centro y Sur) son insuficientes para abordar la creciente carga de la enfermedad mental, y se requiere una transformación que permita mejorar la cobertura y el acceso a la atención en salud mental.[7]

 

En toda América, hay 10,3 trabajadores de salud mental por cada 100.000 habitantes o 1 por cada 10.000 personas. Respecto a la composición del personal, la mayoría son psicólogos (47%), seguido por enfermeros (34%), psiquiatras (12%), y trabajadores sociales (2,2%). Los psiquiatras siguen siendo un recurso escaso, con una mediana regional de 1,4 psiquiatras por cada 100.000 habitantes, cifra similar al promedio mundial (1,3 por 100.000 habitantes).

 

Respecto a la atención hospitalaria, que se compone de hospitales psiquiátricos y de servicios de psiquiatría en hospitales generales, en América existen 16,7 camas por 100.000 habitantes en hospitales psiquiátricos, cifra que es alta teniendo en cuenta la transición de la Región hacia servicios de cuidado residenciales basados en comunidad y la atención psiquiátrica en hospitales generales.

 

Ahora bien, referente a la duración de la estadía en hospitales psiquiátricos, la mayoría de los pacientes hospitalizados en la región son dados de alta a lo largo de un (1) año (74%), mientras que un 20% tiene una estadía mediana mayor de 5 años. Esta tendencia es contraria a los datos mundiales, donde en países de mayor ingreso, el porcentaje de hospitalización de larga estadía en hospitales psiquiátricos es menor. Las Américas es la región con el porcentaje más alto de hospitalizaciones superiores a 5 años en hospitales psiquiátricos.

 

En hospitales generales donde se presta servicio de hospitalización de psiquiatría, solo se dispone de 2,9 camas por cada 100.000 habitantes, lo cual es cercano al promedio mundial (2.0 por 100.000 habitantes).

 

Por último, en cuanto a la atención ambulatoria, ésta está integrada por los departamentos de consulta externa de los hospitales, servicios ambulatorios de salud mental, centros de salud mental comunitarios y los establecimientos de salud mental de base comunitaria. Los dispositivos residenciales no hospitalarios basados en la comunidad, proporcionan servicios de residencia nocturna para personas relativamente estables que no requieren intervención médica intensiva y que necesitan un manejo social y clínico de sus problemas de salud mental. La tasa de estos dispositivos es la más alta entre todas las regiones con una tasa mediana de 1,4 por cada 100.000 habitantes. Sin embargo, la disponibilidad de camas es 12 veces menor que la de hospitales psiquiátricos. Esto permite evidenciar que, aunque en Latinoamérica hay servicios de salud mental comunitarios, no cuentan con tantas camas como los hospitales psiquiátricos.

Es evidente que los recursos físicos y humanos para la atención de personas con trastornos mentales son escasos, y, por tanto, no es favorable seguir en un modelo de salud centrado en la enfermedad y no en la prevención.

3.2 Epidemiología de la Salud Mental en Colombia

 

En el país se han llevado a cabo cuatro (4) encuestas poblacionales de salud mental: en 1993, 1997, 2003 y 2015, como respuesta a la falta de información sobre la prevalencia de trastornos mentales en el país.

 

La Encuesta Nacional de Salud Mental del año 2003 tuvo como propósito dar a conocer la situación de la salud mental en el país estimando la prevalencia de personas que sufren trastornos mentales (de 18 a 65 años), dar cuenta del inicio de la enfermedad, de su curso, recaídas y recuperación, y, por último, de los factores protectores y de riesgo[8].

 

Los resultados muestran que el 40,1% de la población colombiana presentó algún trastorno en su vida, 16,0% lo presentó en los últimos 12 meses y el 7,4% lo reportó durante los últimos 30 días. O sea que 8 de cada 20 colombianos presentó trastornos mentales alguna vez en la vida; 3 de cada 20 en el último año y 1 de cada 20 en el último mes.

 

Los trastornos más frecuentes fueron los de ansiedad (19,3% alguna vez), en segundo lugar, los del estado de ánimo (15%) y por último los trastornos de uso de sustancias psicoactivas (10,6%). Los hombres tienen prevalencias globales más altas en cualquier trastorno alguna vez en la vida, pero las mujeres presentan prevalencias un poco más elevadas para cualquier trastorno en el último año y en el último mes. Respecto a las diferencias por sexo, los principales trastornos para las mujeres fueron: episodio depresivo mayor, fobia específica y trastorno de ansiedad de separación del adulto. Mientras que para los hombres fueron: abuso de alcohol, fobia específica y trastorno de conducta.

 

Otro aspecto relevante que toma en cuenta el estudio es la prevalencia de acuerdo al régimen de seguridad social en salud. Los resultados señalan que hay mayor prevalencia de trastornos mentales en personas afiliadas al régimen subsidiado (39,4%); mientras que para los diagnósticos de trastorno del estado de ánimo y por consumo de sustancias psicoactivas se encontró el porcentaje más alto en población sin régimen de seguridad social, con un 17,5% y 12,3% respectivamente.

 

En esa misma línea se observa que la frecuencia de uso de servicios de salud, ya sea medicina general, medicina especialista, alternativa, psiquiatra o servicios sociales es muy baja, está entre un 5% para trastornos de consumo de SPA y alcanza el 14,2 para trastornos del estado de ánimo. Esto demuestra que aproximadamente entre un 85.5% y un 94.7% de población con trastornos mentales no están accediendo a ningún servicio de salud.[9]

 

El estudio del 2003 concluye afirmando que el inicio de un trastorno mental a edad temprana sugiere que la población está en condición de vulnerabilidad, está expuesta a factores de riesgo y seguramente tiene un bajo acceso a servicios de salud. Frente a esto, cobran importancia las acciones de promoción y prevención.  En comparación a los demás países, Colombia está entre aquellos que tienen mayor prevalencia de trastornos mentales y a su vez menor proporción en el uso de los servicios.

 

Por otro lado, está la Encuesta Nacional de Salud Mental del año 2015. Allí se hacen visibles por primera vez los problemas mentales, es decir, aquellos síntomas o conductas que no constituyen un trastorno mental diagnosticado. El objetivo que se planteó fue brindar información actualizada de la salud mental teniendo en cuenta el enfoque de los determinantes sociales y de la equidad[10].

 

Para la población de 7 a 11 años se tuvieron en cuenta: depresión mayor, ansiedad de separación, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno negativista desafiante, trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y trastorno de la conducta. Para la población adolescente de 12 a 17 años se incluyen: trastorno depresivo mayor, menor y distimia, trastorno afectivo bipolar I y II, trastornos de ansiedad generalizada, pánico y fobia social y, por último, conducta suicida. Para el grupo adulto, se abordan los mismos trastornos que los adolescentes y la conducta suicida[11].

 

Respecto a los resultados de los trastornos mentales en el grupo de adultos, se observa una prevalencia en el país de 9,1% para los trastornos mentales siendo de 8,2% en hombres y de 10,1% en mujeres. Para los últimos 12 meses la prevalencia es de 4% (3,2% para hombres y 4,8% para mujeres) y para los últimos 30 días es de 1,6% (1,1% en hombres y 2,1% en mujeres).  La prevalencia de trastornos afectivos y de ansiedad son similares (2,1% y 2,4% respectivamente), además las prevalencias en las mujeres suelen ser mayores que en los varones, siendo el trastorno que ocupa el primer lugar el depresivo con un 1,6%, seguido de la fobia social. Al discriminar los resultados por grupo etario, los adultos entre 18 y 44 años presentan prevalencia más alta en los tres periodos (toda la vida, últimos 12 meses y últimos 3 meses).

 

La prevalencia de trastornos alguna vez en la vida es superior en las zonas urbanas (6,0%) que en las rurales (3,3%). Bogotá es la ciudad con prevalencia más alta para toda la vida con un 9,4%. Por último, hay diferencias en la medición de los últimos 12 meses en relación con la pobreza: es más alta la prevalencia en adultos en condición de pobreza (2,4%) en comparación con los que no están en esa situación (1,9%).

 

En términos generales, en adultos (18 años y más) 1 de cada 25 personas tiene alguno de los trastornos mentales evaluados en los últimos 12 meses y 9 de cada 100 ha padecido alguno en el transcurso de su vida. Teniendo en cuenta que la encuesta del 2015 solo contempló solo algunos trastornos mentales, de los evaluados, los más prevalentes en adultos son el trastorno depresivo mayor y la fobia social; los trastornos afectivos y de ansiedad fueron más frecuentes en mujeres adultas que en hombres[12].

 

Pese a los anteriores estudios de carácter nacional, no se conocen cifras sobre la prevalencia de demencias en la población mayor, toda vez que se contemplaron trastornos más prevalentes en todo el país, como la depresión y la ansiedad, dejando por fuera muchos otros.

 

3.3 Enfermedades mentales en las Personas Mayores en el Distrito Capital

 

En el caso concreto del Distrito Capital, el último censo poblacional demostró que, al igual que la tendencia mundial, la población bogotana se está envejeciendo. Según la información reportada, Bogotá tiene hoy 53 PM por cada 100 menores de 15 años, lo cual se traduce en 1 PM por cada 2 jóvenes. En los últimos 13 años, los menores de 15 años pasaron de ser el 27% de la población al 19%, y se calcula que para 2050, habrá 2 PM por cada persona joven[13].

 

Bogotá no cuenta con estudios propios sobre el estado de salud mental de su población; la información disponible se encuentra en los estudios nacionales en esta materia[14]. En el último estudio nacional del 2015, se dividieron los grupos etarios en niños, adolescentes, adultos jóvenes (18 a 44 años) y adultos de 45 años y más, de manera que no se abordó específicamente la vejez, pues se le incluyó en un solo grupo de adultos. Esto es un limitante para comprender a fondo los problemas y trastornos de salud mental más prevalentes en las PM de 60 años, tanto hombres como mujeres.

 

No obstante, la capital, en cabeza de la Secretaría Distrital de Salud, dispone de sistemas de vigilancia e información específicos para determinados eventos en salud mental que resultan prioritarios para la salud pública: ideación y conducta suicida, violencia intrafamiliar, maltrato infantil, violencia sexual y consumo de sustancias psicoactivas. Si bien los casos los tienen desagregados por sexo y edad, y se puede inferir la cantidad de PM con estos problemas, nuevamente, como a nivel nacional, ha faltado dar mayor prioridad al tema de los TNMA como las demencias (incluyendo el Alzheimer), aun cuando año tras año la población de PM está incrementándose y la prevalencia de esta enfermedad es cada vez más alta según lo advirtió la OMS.

 

Adicionalmente, según información reportada por la Secretaría Distrital de Integración Social en respuesta al Derecho de Petición con radicado E202100195, la Secretaría Distrital de Salud ha emitido durante el período 2012 – 2020, un informe donde indica que se realizaron 276.999 atenciones a las personas con enfermedades de salud mental, con una prevalencia en aumento de la morbilidad atendida de salud mental toda vez que para el año 2012, el porcentaje de prevalencia de salud mental era del 3,50% del total de la población adulto mayor de Bogotá y actualmente se ubica en el 5,48% del total de la población de personas mayores que habitan la ciudad. La siguiente gráfica muestra los diferentes tipos de

enfermedades mentales y personas reportadas entre los años2012 a 2020, así:

 

Gráfica 1 Tipos de enfermedades mentales vs personas reportadas 2012 – 2020

 

Fuente: SDIS

 

De la gráfica anterior se puede inferir que se viene presentando un aumento considerable en la prevalencia de las enfermedades mentales en Personas Mayores en el Distrito Capital, duplicándose el número de casos reportados de enfermedades como la Demencia y el Alzheimer, que son las enfermedades que dan lugar a la desubicación, desorientación y extravío de las PM, las cuales son objeto de los beneficios que les otorgaría el presente proyecto de acuerdo, al implementar un sistema de identificación, información y un mecanismo oficial de búsqueda de las PM que sufran estas patologías.

 

Lamentablemente, el contexto de la población mayor de 60 años en Bogotá es preocupante, pues, según información reportada por el Distrito, de 1’097.995 de PM que viven en la Ciudad Capital, más del 60% presentan enfermedades crónicas de larga duración y prolongados tratamientos. A esto se le suma que unas 95.000 presentan discapacidad y requieren cuidado permanente, y de ellas, el 10%, cerca de 9.500 personas, no tiene quien las cuide.

 

En cuanto a las enfermedades mentales, la Secretaría Distrital de Salud y la Organización Panamericana de la Salud, en el mes de octubre de 2017 hicieron públicos los resultados del primer estudio de salud mental en Bogotá, que estableció que los principales trastornos que sufre la población son la ansiedad y la depresión. Los hallazgos esenciales del estudio probabilístico refieren al trastorno de ansiedad como el problema de salud mental que más afecta a los ciudadanos, tanto en hombres como en mujeres, en todos los grupos etarios y en todos los estratos socioeconómicos. La población adulta, de entre 60 y 69 años, es la más vulnerable a este tipo de trastornos, que equivaldría a 233.469 PM.

 

Le sigue el trastorno depresivo, que padecen principalmente las mujeres entre los 18 y 69 años de edad, representado en una población de 320.287 mujeres. Otro de los trastornos identificados y que afecta en tercer lugar la salud mental de la población es el del abuso de alcohol, el cual se presenta en mayor proporción en hombres entre los 18 y 28 años, en estratos socioeconómicos 3 y 4, con aproximadamente 66.473 afectados.

 

La conducta suicida también fue identificada en el estudio, con una prevalencia equivalente al 4,1% que correspondería a 85.000 jóvenes entre los 18 y 28 años de edad. Este trastorno es más frecuente en el género femenino, representado en 2 mujeres por cada hombre. En el nivel nacional la tasa de suicidio es de 5.2% por 100.000 habitantes, en Bogotá 3.7% por 100.000 habitantes. 

 

Ahora bien, según información suministrada por las entidades de salud, en el Distrito Capital fueron atendidas 12.062 personas por Alzheimer entre el 2018 y septiembre de 2019, de las cuales el 74% fueron mujeres y el 26%, hombres, la mayoría, mayores de 60 años. Asimismo, es relevante señalar que las localidades que tienen más proporción de atenciones son Suba, con 16,25%; Barrios Unidos, con un 14,41%, y Chapinero, con 12,21%[15].

 

Violencia o maltrato a la PM

 

En Colombia, el Instituto de Medicina Legal acoge dentro del concepto de violencia familiar cualquier clase de maltrato (físico, psicológico o sexual) que tiene lugar entre los miembros de una familia. Sin embargo, el concepto de maltrato posiciona a la PM no solo dentro de la dinámica familiar, sino como parte de la comunidad.

 

El maltrato a las personas de edad está en aumento, generando graves consecuencias personales y sociales. A pesar de ello, continúa siendo un tipo de violencia de los menos estudiados y menos incluidos en los planes de prevención de la violencia. Un estudio de la OMS reveló una tasa de prevalencia combinada para el abuso de PM en general de 15,7%, donde la prevalencia para el abuso psicológico fue de 11,6%, para el abuso financiero 6,8%, para negligencia 4,2%, por abuso físico 2,6% y por abuso sexual 0,9%. El maltrato parece afectar a 1 de cada 6 PM en todo el mundo, lo equivale a 141 millones de personas, aproximadamente.

 

A medida que aumenta la edad, es probable que aumente el riesgo de tener dependencia por deterioro funcional, lo que tiene un mayor costo a nivel individual, familiar y social. Los cuidadores de las PM dependientes tienen afectaciones de orden físico, psicológico y socioeconómico, lo que asocia a un elevado estrés que, en últimas, repercute en la calidad del cuidado.

 

El proceso de envejecimiento va ligado a cambios físicos, psicológicos y sociales, con la aparición por lo general de enfermedades crónicas y de demencia, de manera que se dificulta el desempeño de las funciones familiares, laborales o actividades de la vida cotidiana; en consecuencia, esto afecta la autonomía y derechos de la PM, de manera que empieza el maltrato por parte de sus familiares con quienes convive o por parte de los cuidadores, ya sea en su hogar o en hogares geriátricos. Desde luego, el fenómeno de la demencia complica aún más la situación y el manejo de este grupo poblacional. Los planes relacionados con la demencia se orientan al sector salud: a mejorar la atención médica, optimizar los servicios de salud, pero es necesaria la implementación de programas en todas las instancias de la sociedad.

 

Desde 1995, en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social de la ONU se destacaba, entre otros elementos, el respeto a los derechos humanos y libertades de grupos vulnerables y desfavorecidos. Una sociedad equitativa e inclusiva para todas las edades es aquella donde se ajustan sus estructuras, funcionamiento, políticas y programas a las necesidades de todas las personas, quienes, independientemente de su edad, pueden contribuir a la sociedad.

 

Ahora bien, se considera maltrato hacia la PM todo acto aislado o reiterativo, o bien la omisión de una intervención adecuada, en el contexto de una relación donde existen expectativas de confianza y seguridad, que genera perjuicio y angustia a la persona de edad. Es constatable objetivamente o de manera subjetiva, independientemente del medio donde ocurra (familiar, comunitario, institucional). Aspectos como la salud precaria, la dependencia, el aislamiento y la sobrecarga en el cuidador son factores que pueden llevar a un incremento en la vulnerabilidad, el abuso y la negligencia de quien está a cargo del cuidado.

 

La negligencia, considerado otro tipo de maltrato, es el incumplimiento de las funciones de cuidado y puede ser activa (cuando por descuido se deja de proveer el cuidado de forma deliberada e intencionada) o pasiva, cuando se produce un descuido involuntario por ignorancia u olvido. Es una forma de abuso que resulta ser constante y se entiende como el fallo del cuidador al brindar alimentación, vestimenta, confort, seguridad y acceso a los servicios de salud. Se manifiesta con signos de desnutrición o pérdida de peso, higiene inadecuada, úlceras por presión, infecciones repetitivas y deterioro clínico inesperado que puede sugerir la falta de suministro de medicamentos o tratamientos a la PM.

 

Las PM con discapacidad física o mental tienen mayor riesgo de sufrir de abuso en cuanto tengan mayores limitaciones en las actividades de la vida diaria que los hagan dependientes parciales o totales. De otro lado, la mayor prevalencia de abuso, que suele darse en el ámbito domiciliario, puede ser explicado, en parte, por el alto nivel de estrés y problemas financieros que afectan a los cuidadores.

 

Una detección de maltrato debe poder identificar factores de riesgo de maltrato asociados a la PM, a su cuidador(a) y al entorno sociocultural. Desde una mirada más social, un estudio señala que existe una representación negativa de “carga” de la PM, tanto para los sistemas de seguridad social como para los que ejercen el rol de cuidado. Entre los principales motivos de la construcción social de este imaginario están las nuevas formas de vinculación en las relaciones humanas con tendencia al egocentrismo y hedonismo.

 

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud Bienestar y Envejecimiento (SABE Colombia), el 12,9% de las PM en el país informó haber sufrido maltrato, con mayor proporción de maltrato psicológico (12,3%), físico (3,4%), financiero (1,5%) y sexual (0,3%). Se registró una proporción de maltrato más alta en la zona rural, excepto para el maltrato psicológico, que fue más común en la zona urbana. En cuanto al estrato socioeconómico, se observó que el maltrato psicológico se ubicó en los estratos más bajos, el estrato 1 tuvo mayor proporción de maltrato físico, mientras que en estratos 5 y 6 presentaron mayores frecuencias de maltrato financiero.

 

El maltrato psicológico y la negligencia suelen ser los más recurrentes (el psicológico en la zona urbana y la negligencia en la zona rural), en los diferentes estratos socioeconómicos (con más frecuencia en estratos 1 y 2) y en todos los grupos de edad desde 60 a 80 años o más. Quienes infligen maltrato por negligencia pueden incurrir en abandono, desamparando a la PM de forma voluntaria que generalmente es dependiente. De acuerdo con la Secretaría Distrital de Integración Social (SDIS), en 2017 recibía casi a diario a 2 PM abandonadas en centros de salud por parte de sus familiares, pero también ocurre en otros lugares como el espacio público.

 

Frente a este fenómeno, la coordinación interinstitucional es un proceso por medio del cual se ordenan las funciones de las entidades, que a la ve permite agilizar los trámites inherentes a los casos de maltrato. Se requiere un plan de intervención individual, familiar y comunitario, realizando el respectivo reporte a los entes de control (Comisarías de Familia, Fiscalía General de la Nación), o seguimiento, en caso de que exista una notificación previa, garantizando además el reporte al Sistema de Vigilancia Epidemiológica de la Secretaría Distrital de Salud (SDS). Se espera que con el envejecimiento poblacional las cifras de maltrato contra las PM se incrementen, por lo cual este se convierte en un problema de interés en salud pública que además hace preciso proteger a esta población jurídicamente creando rutas de atención.

 

Desde la SDIS, a través de la Política Pública de Envejecimiento y Vejez, se requiere fortalecer aún más los derechos humanos en los mayores de 60 años, transformando imaginarios en torno a la vejez vista erróneamente como sinónimo de enfermedad, incrementando la inclusión social y protección especial, pues, eventualmente, todos los seres humanos envejecen y no debería existir discriminación por el hecho de la edad. Aunque se cuenta con la política pública de envejecimiento y vejez, se requiere comprometer la acción principal de la familia en cuanto a sus deberes con la PM.

 

4.             Trastorno Neurocognitivo Mayor o Demencia

 

La demencia se constituye en una de las principales causas de discapacidad y dependencia en las PM a nivel mundial. Afecta a unos 50 millones de personas en el mundo, de las cuales, cerca del 60% viven en países de ingresos bajos y medios. Se calcula que entre el 5% y el 8% de la población de 60 años o más en el mundo sufre demencia en un determinado momento de su vida.

 

Se estima que el número total de personas con demencia podría alcanzar los 82 millones en 2013 y 152 millones en 2050. Gran parte de ese incremento tiene que ver con el hecho que, en los países de ingresos bajos y medios, la cifra aumentará cada vez más (ver ilustración 1). Según la OMS, el Alzheimer es la forma más común de demencia, se calcula que representa entre un 60% y un 70% de los casos. Sin embargo, los límites entre las distintas formas de demencia son difusos y de manera frecuente coexisten formas mixtas.

 

Ilustración 1. Aumento personas con demencia a nivel mundial a 2050

Fuente: OMS (2013)

 

Los trastornos cognitivos son un síndrome, generalmente de naturaleza crónica o progresiva, que se caracteriza por el deterioro de la función cognitiva (capacidad de procesar el pensamiento) afectando la memoria, el pensamiento, el lenguaje, el aprendizaje, la comprensión, la orientación y el juicio, mientras que la conciencia no se ve afectada.

 

En el DSM-5 se clasifican de la siguiente manera: 1) Trastorno Neurocognitivo Mayor (TNMA) cuando se refiere a la demencia; y, 2) Trastorno Neurocognitivo Menor (TNME) cuando se trata de deterioro cognitivo leve. Estos trastornos hacen parte de las patologías más comunes que sufren las PM. La caracteristica común entre estos tipos de trastornos es el deterioro cognitivo (DC), definido como el conjunto de disminuciones de diferentes aptitudes intelectuales que pueden asociarse con alteraciones sensoriales, motrices y de la personalidad, atribuibles a distintas causas que incluyen, además de las de naturaleza orgánica, otras de tipo social y comportamental[16].

 

La diferencia entre ellos consiste en que, mientras los TNMA provocan limitación funcional y restan capacidad para realizar las actividades cotidianas, generando una gran dependencia y requiriendo un intenso cuidado; los TNME no alteran la capacidad funcional para la realización de dichas actividades.

 

Tabla 1. Diferencias entre trastorno neurocognitivo menor y mayor propuestas en el DSM-5.

 

Fuente: J. López-Álvarez “Nuevos criterios diagnósticos de la demencia y la enfermedad de Alzheimer”.

 

Aunque la edad es el principal factor de riesgo para el TNMA o demencia, la enfermedad no es una consecuencia inevitable del envejecimiento, y, por el contrario, es causada por diversas enfermedades y lesiones que afectan el cerebro de forma primaria o secundaria, como el Alzheimer o los accidentes cerebrovasculares[17].

 

Cabe recordar que el déficit no sólo se da en la memoria, sino que, como se dijo anteriormente, se acompaña de deterioro del control emocional, del comportamiento social o de la motivación, produciendo un deterioro intelectual apreciable que interfiere con las actividades cotidianas (asearse, vestirse, comer, entre otras), con una duración del cuadro no menor a seis (6) meses, habiéndose obtenido la información de la exploración del paciente y de una tercera persona[18].

 

Signos y síntomas de la demencia

 

a.             Etapa temprana: Puede pasar desapercibida pues el inicio es paulatino. Los síntomas incluyen tendencia al olvido, pérdida de la noción del tiempo y desubicación espacial, incluso en lugares conocidos.

b.             Etapa intermedia: Los síntomas se vuelven más evidentes y limitantes. Las personas empiezan a olvidar acontecimientos recientes y nombres de las personas, se desubican en su propio hogar, tienen dificultad para comunicarse, requieren más ayuda con la higiene personal y sufren cambios de comportamiento.

c.             Etapa tardía: La dependencia y la inactividad son casi totales. Los síntomas más frecuentes son una creciente desubicación en tiempo y espacio, dificultad para reconocer a familiares y amigos, mayor necesidad de ayuda para el cuidado personal, dificultad para caminar y alteración del comportamiento que puede desembocar en agresiones[19].

 

Ilustración 2. Síntomas de la demencia

Fuente: OMS 2013.

 

Factores de riesgo y prevención para la demencia

 

La edad es el principal factor de riesgo para la demencia o TNMA, pero ello no indica que todas las PM vayan a tener dicha enfermedad. Otro factor de riesgo importante es la depresión, el bajo nivel educativo, el aislamiento social y la inactividad cognitiva. Sin embargo, se puede reducir el riesgo mediante el ejercicio con regularidad, evitando el uso nocivo de alcohol y tabaco, controlando el peso, manteniendo una alimentación saludable, así como una tensión arterial baja y concentraciones sanguíneas adecuadas de colesterol y glucosa.

 

En la mayoría de los países existe una falta de comprensión acerca de la demencia, y es erróneamente considerada como algo propio del envejecimiento, y una condición para la que no se puede hacer nada. Esto se constituye en barreras para un diagnóstico oportuno como para acceder a atención médica y social, lo que da lugar a una gran brecha en el tratamiento.

 

Para el propósito del presente Proyecto de Acuerdo, se hará énfasis en el Trastorno Neurocognitivo Mayor (TNMA) -es decir la demencia- dado su alto impacto en el bienestar de las PM por las consecuencias que genera, en especial, porque una de sus características es la desorientación, confusión generalizada y extravío, lo cual conlleva a que las personas pierdan el sentido de ubicación, llevándolas a situaciones en las que se pone en riesgo su bienestar y hasta la vida misma.

 

4.1          El Alzheimer: la forma de demencia más común

 

Aunque las limitaciones más comunes en la PM tienen que ver con la movilidad y la fragilidad, una de las advertencias de la OMS es el aumento de las enfermedades mentales como la demencia y el Alzheimer. Esta última es una de las formas más prevalentes de demencia a nivel mundial (representa entre el 60% y el 70% de los casos de demencia). Tiene la característica de ser degenerativa, irreversible e incurable; en forma lenta y progresiva destruye las células del cerebro ocasionando pérdida de la memoria y de otras funciones mentales.

 

Si bien su incidencia es mayor en personas de más de 60 años, se han registrado también casos en personas de 40 años o menos, lo que indica que nadie está exento de padecerla. Cualquier persona sin distinción de raza, sexo, nivel educativo y/o sociocultural puede llegar a desarrollar dicha enfermedad. Se da por múltiples factores genéticos, ambientales, nutricionales y enfermedades crónicas, que resultan en unas ‘placas seniles’ en el cerebro constituidas por la acumulación anormal de alguna proteína en el mismo. Esa sustancia destruye lo que hay a su alrededor causando la muerte de células, deteriorando la conexión neuronal y disminuyendo la masa cerebral[20]. No solo la memoria resulta afectada, sino otras funciones mentales superiores, como la inteligencia, el lenguaje y la capacidad de entender y aprender. Una vez las funciones cerebrales se ven afectadas, se presenta disfunción en las actividades de la vida diaria de la persona.  Antes de presentar signos de olvido, podrían presentarse síntomas de depresión, alteraciones en el sueño o agresividad.

 

Señales de alarma para el Alzheimer

 

¿               Olvida cada vez con mayor frecuencia las palabras, los nombres, donde dejó las cosas, afectando no solo su desempeño en el trabajo sino las actividades de la vida diaria.

¿               No se da cuenta que ha hecho varias veces la misma pregunta o repetido el mismo evento en un corto espacio de tiempo.

¿               No recuerda en qué día, fecha o año se encuentra y se desorienta en lugares conocidos.

¿               Reacciona de manera exagerada e inusual ante la menor contrariedad.

¿               Parece no gustarle o llamarle la atención nada. Se muestra apático(a), deprimido(a) y con falta de iniciativa.

¿               Tiene dificultad con el manejo del dinero, siente mayor inseguridad y desconfianza hacia los demás.

¿               Le cuesta trabajo organizar y planear tareas. Su capacidad en la toma de decisión no es la misma[21].

 

5.             Comportamiento del fenómeno de la desaparición Colombia, año 2018

 

La desaparición es una problemática en la cual se desconoce el paradero de una persona, bien porque ésta haya sido retenida y oculta en contra de su voluntad, o producto de motivaciones de otra índole.

 

“La desaparición -voluntaria e involuntaria- de personas en el país es un fenómeno complejo que obedece a múltiples dinámicas y contextos entre los cuales la desaparición forzada, en el marco del prolongado conflicto armado, ha dominado las estadísticas y, por ende, los análisis especializados, invisibilizando, en cierta medida, aquellas desapariciones que no obedecen a este contexto”[22].

 

El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses se compromete con la búsqueda de personas desaparecidas en cumplimiento del Artículo 9 de la Ley 589 de 2000. La entidad administra y coordina el Registro Nacional de Desaparecidos (RND), único registro oficial de datos suministrados por distintas entidades el cual permite orientar la búsqueda de personas reportadas como desaparecidas y la identificación de aquellas que han fallecido. Su finalidad es dotar, tanto a las autoridades públicas como a las organizaciones de víctimas, de información para el diseño de políticas de prevención y control del delito de desaparición forzada.

 

Ahora bien, las desapariciones no asociadas a hechos de violencia son complejas en tanto que este fenómeno abarca varios hechos, pues comprende todos los casos de personas de quienes se desconoce su paradero -hecho que no es consecuencia de una conducta delictiva- tales como ausencias voluntarias, conflictos de custodia de menores, problemáticas familiares, desastres naturales o extravío de personas con discapacidad cognitiva. Para efectos del registro de los datos, los casos clasificados ‘sin información’ son aquellos en los cuales el contexto de los hechos no permite establecer que la desaparición se dio en contra de la voluntad de la persona o como consecuencia de una conducta delictiva.

 

Al 2015, de los 110.833 casos de personas desaparecidas, 87.392 (78,85%) se encuentran clasificados como sin información. Para estos casos, el porcentaje de personas que continúan desaparecidas es de 65,24%, mientras que el 30,26% fueron localizados con vida y el 4,5%, hallados muertos.

 

Tipos de Desapariciones

 

La criminóloga Carlota Barrios hace una división persuasiva del fenómeno de desaparición, clasificándolo según etiología, por un lado, y a las víctimas del delito por tipo de desaparición. Así, en cuanto a la etiología de la desaparición, la autora los clasifica en dos tipos, a) desapariciones voluntarias y b) desapariciones involuntarias o forzosas las cuales, a su vez, se dividirían entre desapariciones accidentales, por un lado, y criminales por el otro. Con respecto a las voluntarias, la autora refiere que estas son “Aquellas donde la persona quiere ‘desaparecer’, y por ejemplo deja una nota a la familia y se marcha donde nadie pueda encontrarlo. Estas desapariciones pueden ser investigadas por un detective privado, pero no por un criminólogo (no existe delito)”.

 

Ahora bien, con respecto a las de etiología criminal, pertenecen al grupo de las desapariciones forzosas, que implican que la persona no quiere desaparecer voluntariamente, sino que sufre algún percance que es lo que genera su desaparición. Las desapariciones forzosas pueden ser, según la autora, de dos tipos: A) De etiología accidental: La persona desaparecida ha sido víctima de una catástrofe o accidente. Este tipo de desapariciones son provocadas por un fenómeno natural, producto de una enfermedad mental o un accidente, sin la intervención directa (dolo), de una tercera o terceras personas. B) De etiología criminal: Son aquellas en las que una persona desaparece en contra de su voluntad, interviniendo para ello una tercera persona (o varias), que tiene una actitud dolosa (puede que desde un primer momento quiera hacer desaparecer a la víctima, o puede que, a consecuencia de un homicidio, decida deshacerse del cuerpo para que el crimen no se descubra).

 

Para el año 2018 en Colombia, el grupo de edad con el mayor número de registros de desaparición fue el de 15 a 17 años, seguido de 10 a 14 años, donde el 56,75 % de los casos (3.615) continúan desaparecidos. La zona urbana continúa predominando como lugar de desaparición en un 91,30 % de los casos. Según la clasificación de la desaparición, de los 177 casos en los que se obtuvo registro para esta variable, 155 casos corresponden a desaparición presuntamente forzada. Bogotá sigue encabezando en la tasa más alta 38,75 por 100.000 habitantes, así como en el mayor número de casos (3.170) en todo el territorio colombiano.[23]

 

Tabla 2 Personas reportadas como desaparecidas según tipo de desaparición y sexo. Colombia, año 2018.

 

Para el año 2020, el RND arroja que en Bogotá hay 45.358 personas desaparecidas, de las cuales, 44.764 son personas desaparecidas sin clasificar, o sea, que se presume que no se trató de una desaparición forzada. Sin embargo, en esta información de acceso público no se determinan ni muestran otras variables como edad. Asimismo, se presentaron 553 desapariciones forzosas.

 

Ilustración 3 Total personas desaparecidas en el país a 2020

Fuente: Instituto Nacional de Medicina Legal

 

Tabla 3 Desaparecidos en Bogotá por estado, tipo y género.

En la siguiente gráfica, se puede apreciar que Bogotá es la entidad territorial con mayor porcentaje de personas desaparecidas en el país, seguida por Antioquia y Valle del Cauca.

 

Ilustración 4 Distribución de desaparecidos en Colombia por departamento.

Fuente: Life – Localización de Información Forense Estadística

 

En la siguiente gráfica se muestra que la localidad más afecatada por desapariciones es la localidad de Kennedy, con el 12%, seguida por la localidad de Ciudad Bolivar, con el 11% y San Cristobal con el 9% de casos reportados.

 

Ilustración 5 Porcentaje de personas desaparecidas en Bogotá, por localidad

Fuente: Life – Localización de Información Forense Estadística

 

Causas de la desaparición

Del informe de Medicina Legal también se desprende que la mayoría de las personas que fueron encontradas luego de haber sido reportadas como desaparecidas en 2018, 2.328 (es decir, el 83 por ciento de los casos) se habían ido de manera voluntaria.

 

En otros 297 casos, la desaparición se dio de manera involuntaria; y de estos, 125 fueron por algún tipo de trastorno mental que padecía la persona. En 11 de los casos reportados en 2018 la desaparición tuvo que ver con un secuestro y en otros 11, con trata de personas. Solo en 27 de los reportes del año pasado se pudo establecer con certeza que se trató de una desaparición forzada. Hasta mayo de este año se han reportado 12 desapariciones forzadas. De los casos que han sido reportados, 727 personas habían abandonado sus lugares de vivienda de manera voluntaria; en otros 47, su desaparición se dio en contra de su voluntad y en 42 reportes se debió a razones relacionadas con algún trastorno mental.

 

5.1 Personas desaparecidas por enfermedades mentales

 

Es frecuente encontrar avisos pegados en los muros de la ciudad, en las redes sociales o las denuncias a la policía por las PM que sufren de demencia y se pierden al salir de sus casas. Los riesgos que corren estas personas son grandes, pues se exponen a la delincuencia común, a los embates del clima, a los accidentes de tránsito, entre otros peligros. Como si fuera poco, un buen número de estas personas pueden llegar a terminar en condición de habitabilidad de y en calle. El VII Censo de habitantes de la calle 2017, registró a una población total de 9.538 personas; en Bogotá hay 781 PM de 60 años en condición de habitabilidad en la calle: 720 hombres y 61 mujeres. Si bien no hay estudios que aseguren en qué grado las PM con demencia que se extravían terminan viviendo en las calles, son fenómenos que pueden estar ligados.

 

Tras realizar esta investigación, se pudo constatar que el Distrito Capital no cuenta con un registro personalizado de PM diagnosticadas con  TNMA o demencia, razón por la cual, en la iniciativa que se está presentando, se propone la creación de un sistema de información en la cual reposen los datos básicos y familiares de las personas mayores de 60 años diagnosticadas con esta enfermedad, y que se encuentren en riesgo de desaparición forzada, ya sea por accidente o como consecuencia de un delito, ambos asociados a su condición mental. Tiene un enfoque preventivo y de ninguna manera busca estigmatizar a la PM al sugerir que por tener demencia pueda llegar a desaparecer.

 

Se busca también desde la Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia. como entidad competente, prevenir y controlar el delito de desaparición forzada hacia PM valiéndose de su condición de salud mental (demencia en cualquiera de sus estados –inicial, intermedio, avanzado-), aunque no se cuente con estudios que respalden esta hipótesis o se cuente con cifras específicas que caractericen el fenómeno de la desaparición de este sector poblacional en específico.

 

6.             Planes, Programas y Estrategias de Salud Mental

6.1          Plan de Acción Integral sobre Salud Mental Mundial 2013-2020[24]

 

Frente a las problemáticas evidenciadas a nivel mundial, la OMS en el año 2013 implementa el Plan de Acción Integral sobre Salud Mental 2013-2020 para generar mejoras en la gobernanza en el ámbito de los servicios de salud mental y asistencia en entornos comunitarios, en las estrategias de promoción y prevención en este campo y en los sistemas de información e investigaciones. El alcance es mundial y tiene por objeto brindar orientaciones para los planes de acción nacional.

 

De acuerdo a este Plan, la salud mental, al igual que otros aspectos de la salud, puede verse afectada por diversos factores que deben ser abordados a través de estrategias integrales de promoción, prevención, tratamiento y recuperación que involucren a todos los gobiernos. La visión que contempla el plan es que se fomente y se proteja la salud mental, se prevengan los trastornos mentales, y, quienes son afectados por ellos, ejerzan sus derechos y accedan de forma oportuna a los servicios sanitarios logrando el mayor nivel de salud y participación en la sociedad y el ámbito laboral sin lugar a estigmatizaciones ni discriminaciones.

 

Sin embargo, para la OMS, no se evidencia una respuesta adecuada por parte de los sistemas de salud, hay gran divergencia entre la necesidad y la prestación de servicios. En países de ingresos bajos y medios (Colombia se encuentra entre los de ingresos medios-altos), entre un 76% y un 85% de sujetos con algún trastorno mental grave no reciben ningún tratamiento; mientras que en los países de ingresos altos la cifra está entre un 35% y un 50%. El panorama se oscurece más por la escasa calidad en la atención. Esto puede deberse a escasez de recursos en los países para responder a las necesidades y a la distribución inequitativa, así como el uso poco eficiente de los recursos. Si se reorientara la financiación hacia servicios comunitarios y programas en salud materna, sexual, reproductiva e infantil, VIH y enfermedades no transmisibles, más personas accederían a intervenciones costo efectivas y de mejor calidad.

 

La legislación es escasa en países de ingresos bajos y medios, con un porcentaje de 36%. Esto quiere decir que sólo este porcentaje de personas están amparadas por políticas de salud mental en comparación con el 92% de países desarrollados.

 

En segundo lugar, la disponibilidad de medicamentos básicos en la atención primaria para trastornos mentales es baja si se compara con otras enfermedades infecciosas e incluso las no transmisibles; otro obstáculo es la ausencia de personal cualificado para ofrecer tratamiento no farmacológico.

 

Tabla 3. Objetivos y Metas del Plan de Acción 2013-2020[25]

 

PLAN ACCIÓN SOBRE SALUD MENTAL 2013-2020

Objetivos plan de acción

Metas del plan de acción

Valores de referencia para 2013

OBJETIVO 1. Reforzar un liderazgo y una gobernanza eficaces en el ámbito de la salud mental.

Meta 1.1: El 80% de los países habrán elaborado o actualizado sus políticas y planes de salud mental en consonancia con los instrumentos internacionales y regionales de derechos humanos (para el año 2020).

Ochenta y ocho países, es decir, el 56% de los países que respondieron al cuestionario y el 45% de los Estados Miembros de la OMS. El valor se basa en una autoevaluación mediante la verificación de una lista de parámetros (véase el apartado 2,1 del informe).

Meta 1.2: El 50% de los países habrán elaborado o actualizado sus legislaciones sobre salud mental en consonancia con los instrumentos internacionales y regionales de derechos humanos.

Sesenta y cinco países, es decir, el 42% de los países que respondieron al cuestionario y el 34% de los Estados Miembros de la OMS. El valor se basa en una autoevaluación mediante la verificación de una lista de parámetros (véase el apartado 2.1 del informe).

OBJETIVO 2. Proporcionar en el ámbito comunitario servicios de asistencia social y de salud mental completos, integrados y con capacidad de respuesta.

Meta 2: La cobertura de servicios para los trastornos mentales graves habrá aumentado en un 20% (para el año 2020).

No puede calcularse a partir de datos del Atlas de 2014 pero, de acuerdo con los estudios realizados sobre los déficits de tratamiento y la población tratada en los servicios sanitarios, se estima que el porcentaje es inferior al 25%.

OBJETIVO 3. Aplicar estrategias de promoción y prevención en materia de salud mental.

 

Meta 3.1: El 80% de los países tendrán en funcionamiento como mínimo dos programas multisectoriales nacionales de promoción y prevención en materia de salud mental (para el año 2020):

Ochenta países, es decir, el 48% de los países que respondieron al cuestionario y el 41% de los Estados Miembros de la OMS. El valor se basa en inventarios cumplimentados por los países sobre sus programas actuales (véase el apartado 4 del informe.

Meta 3.2: Se habrá reducido en un 10% la tasa de suicidios en los países (para el año 2020).

11,4 por cada 100.000 habitantes. El valor se basa en un cálculo normalizado según la edad a nivel mundial (véase el informe de la OMS de 2014 sobre el suicidio).

OBJETIVO 4. Reforzar los sistemas de información, los datos científicos y las investigaciones sobre salud mental.

Meta 4: El 80% de los países calculará y notificará sistemáticamente cada dos años al menos un conjunto básico de indicadores de salud mental por medio de su sistema nacional de información sanitaria y social (para el año 2020).

Sesenta y cuatro países, es decir, el 42% de los países que respondieron al cuestionario y el 33% de los Estados Miembros de la OMS. El valor se basa en una autoevaluación de la capacidad para recopilar periódicamente datos sobre salud mental correspondientes, al menos, al sector público (véase el apartado 1 del informe).

 

6.2          Políticas de salud mental en Colombia

 

Ley 1616 “Por medio de la cual se expide la ley nacional de salud mental y se dictan otras disposiciones”

 

La ley 1616, expedida en el 2013, tuvo como propósito garantizar el derecho a la salud mental de la población, estableciendo como prioridad a niños, niñas y adolescentes. Concibe la salud mental como un elemento esencial del bienestar y la calidad de vida de la población. Otorga por tanto al Estado la responsabilidad de garantizar dicho derecho mediante: la promoción de la salud mental y la prevención del trastorno mental, atención integral para el diagnóstico, tratamiento y rehabilitación[26].

 

Asimismo, plantea la promoción de la salud mental como una estrategia intersectorial que está orientada a transformar los determinantes de la salud mental, mientras que se concibe la prevención como aquellas intervenciones dirigidas a impactar en los factores de riesgo asociados a los trastornos mentales y en detectar factores protectores. Las acciones de promoción incluyen la inclusión social, eliminar la discriminación, el buen trato y prevención de violencias, del suicidio y del consumo de SPA; participación social, etc.

 

Otro elemento clave que plantea la ley 1616 es que la atención en salud mental adoptará el marco de la Atención Primaria en Salud (APS) en sus protocolos y guías de atención, se deberá contar con la participación ciudadana de las personas con trastornos mentales, sus familias, cuidadores y otros actores importantes. Esto incluye acciones complementaras al tratamiento como la integración familiar, social, laboral y educativa para lo cual se requiere la incorporación de diferentes sectores -además del sector salud- para el diseño, la implementación y evaluación de la atención integral en salud.

 

6.2.1 Plan Nacional de Salud Mental[27]

 

Este plan retoma los objetivos, metas y estrategias propuestas en el Plan Decenal de Salud Pública 2012-2021. Dentro de sus componentes prioritarios, están: acciones promocionales de la salud mental, acciones de prevención del trastorno mental y acciones de atención integral en salud mental. Para las problemáticas prioritarias, éstas son las que aparecen definidas en la Política Nacional de Salud Mental 1998, el Estudio Nacional de Salud Mental del 2003 y los planes de salud pública, entre otros. Dichas problemáticas son: violencia y convivencia, trastornos mentales comunes (ansiedad y depresión) y abuso y dependencia de sustancias.

 

Cabe mencionar que el enfoque retomado en el Plan es el de determinantes sociales, el cual contempla que son factores importantes en la génesis, el desarrollo y la presencia de problemas de salud mental, que generan efectos negativos e impactan en la salud, siendo estos efectos susceptibles de ser prevenidos e intervenidos para minimizarlos. Uno de los que más se destacan es la condición socioeconómica. En segundo lugar, el Plan hace énfasis en la promoción mediante el fortalecimiento de factores protectores (por ejemplo, el apoyo social) y la prevención mediante la mitigación de factores de riesgo como la pobreza, la violencia, entre otros. Por último, se establece que es preferible intervenir sobre factores protectores y de riesgos generales en vez de específicos, por generales se refiere a aquellos factores cuyos efectos se relacionan al tiempo con varias condiciones.[28]

 

Dentro de las áreas prioritarias mencionadas anteriormente, está en primer lugar la violencia y convivencia, donde se cuenta con 4 estrategias: entornos favorables para la convivencia (promoviendo la interacción en espacios públicos como parques y zonas de recreación bajo responsabilidad de los gobiernos municipales); redes socio-institucionales (promoviendo la convivencia social, fortalecimiento del tejido social, capital social y redes de apoyo); movilización social y comunitaria (el objetivo es fortalecer la participación social para combatir el estigma de los trastornos mentales lo cual será responsabilidad e los gobiernos municipales y de las EPS implementando estrategias de promoción de la salud mental); y por último, la gestión de conocimiento en salud mental (fomento de investigación aplicada para promover el conocimiento sobre actividades efectivas en salud mental a cargo de COLCIENCAS y sus proyectos financiados).

 

Objetivo General del Plan Nacional de Salud Mental:

 

Promover la salud mental como elemento integral de la garantía del derecho a la salud de todas las personas, familias y comunidades, entendidos como sujetos individuales y colectivos, para el desarrollo integral y la reducción de riesgos asociados a los problemas y trastornos mentales, el suicidio, las violencias interpersonales y la epilepsia.

 

Objetivos específicos:

 

1.             Desarrollar acciones promocionales para el cuidado de la salud mental de las personas, familias y comunidades.

2.             Orientar acciones para la prevención de los problemas y trastornos mentales, el suicidio, las violencias interpersonales y la epilepsia.

3.             Promover la integralidad de las atenciones en salud para los problemas y trastornos mentales, el suicidio, las violencias interpersonales y la epilepsia.

4.             Implementar acciones de rehabilitación basada en comunidad para la inclusión social de personas con problemas y trastornos mentales, epilepsia y victimas de violencias interpersonales.

5.             Fortalecer los procesos sectoriales e intersectoriales de gestión de la salud publica en salud mental.

 

Ejes de la política nacional de salud mental

 

Los ejes de política orientan estratégicamente las acciones sectoriales, intersectoriales, sociales y comunitarias que garantizan el ejercicio pleno de la salud mental como parte integral del derecho a la salud de la población que reside en el territorio colombiano con enfoque de atención primaria en salud. A continuación, se enuncia y describe cada uno de ellos, así como se plantean líneas de acción que permitirán la materialización operativa de esta Política.

 

Considerando que esta Política se armoniza con la Política de Atención Integral en Salud y el Modelo Integral de Atención en Salud, los ejes que se describen a continuación se desarrollarán a través de las Rutas Integrales de Atención en Salud – RIAS-, toda vez que éstas son las herramientas que orientan a los agentes del Sistema de Salud (territorio, asegurador, prestador) y de otros sectores, acerca de las condiciones necesarias para asegurar la integralidad en la atención a partir de acciones para promover el bienestar y el desarrollo de los sujetos en los entornos, así como las intervenciones para la prevención, diagnóstico, tratamiento, rehabilitación y paliación. En tal virtud, se plantean los siguientes ejes de la Política26 en los cuales se enmarca el Presente Proyecto de Acuerdo:

 

Ilustración 6. Ejes de la Política Nacional de Salud Mental

EJE

DEFINICIÓN Y ALCANCE

OBJETIVO

ESTRATEGIAS

Promoción de la convivencia y la salud mental en los entornos

 

Agrupa todas aquellas acciones intersectoriales orientadas al desarrollo de capacidades individuales, colectivas y poblacionales que reconozcan a los sujetos ejercer y gozar de los derechos, y por esta vía vivenciar una salud mental para afrontar los desafíos de la vida, trabajar y establecer relaciones significativas y contribuir a un tejido comunitario basado en relaciones de poder equitativas, dignas y justas para todas y todos.

Lo anterior implica comprender la salud mental como un proceso histórico, dinámico y contextualizado, en el que se pone en juego la capacidad de agencia de las personas, el tejido de relaciones humanas que se construyen y el conjunto de potencialidades individuales y colectivas que se desarrollan cuando se decide libre y conscientemente relacionarse con otros y otras.

Crear las condiciones individuales, sociales y ambientales para el desarrollo integral de las personas, promoviendo y manteniendo el bienestar emocional y social.

 

Fortalecimiento de la cultura propia como factor protector de la salud mental:

El desarrollo de este eje desde el sector salud se dará a través de la implementación de la Ruta Integral de Atención para la Promoción y Mantenimiento de la Salud en el Curso de Vida; con la participación de los demás sectores según su competencia. Esta ruta, de carácter individual y colectivo, promueve la salud mental, previene los riesgos asociados a los trastornos mentales y genera cultura del cuidado de la salud mental en las personas, familias y comunidades e incluye como atenciones obligatorias para toda la población colombiana: la valoración integral del estado de salud, la detección temprana de alteraciones, la protección específica, y la educación para la salud, que contiene el cuidado a los cuidadores.

Atención Integral de los problemas, trastornos mentales y epilepsia. (Tratamiento integral)

Se refiere a la organización y complementariedad de las acciones de los actores de sistema de salud para responder a las necesidades de atención de las personas, familias y comunidades. Según la Política Integral de Atención en Salud, la integralidad en la atención comprende la igualdad de trato y oportunidades en el acceso (principio de equidad) y el abordaje integral de la salud y la enfermedad. Para su desarrollo requiere adicionalmente de la integración exitosa de la salud mental a la atención primaria de salud mental que promueve el respeto de los derechos humanos.

Disminuir el impacto de la carga de enfermedad por problemas y trastornos mentales, violencia interpersonal y epilepsia en las personas, familias y comunidades, aumentando la oportunidad, el acceso, la aceptabilidad, la calidad, la continuidad y la oferta de servicios de salud mental.

Desarrollo de redes integrales, con enfoque de atención primaria, para la atención en salud mental y epilepsia.

Mejorar los servicios de baja complejidad que faciliten el acceso y la atención integral en salud mental y epilepsia de las personas en el territorio, vinculando a gestores comunitarios.

Incentivar el desarrollo de los servicios especializados en salud mental y epilepsia que se requieran.

Promover la creación de unidades funcionales de prestadores de servicios que garanticen el manejo integral en salud mental y epilepsia, incluyendo el fortalecimiento de los servicios de hospitalización parcial.

Realizar los procesos de gestión necesarios para el funcionamiento de las redes integrales de atención, tales como la formación continua y suficiencia del talento humano, habilitación y acreditación, definición de procesos y procedimientos de atención, definición de mecanismos de contratación y pago, adaptación intercultural participativa de los servicios en salud mental y epilepsia para la atención de población étnica.

Fortalecer el sistema de información para el seguimiento y monitoreo de la provisión de servicios.

Este eje se desarrollará a través de las Rutas Integrales de Atención en Salud que aborden riesgos en salud mental; con intervenciones individuales y colectivas dirigidas tanto a evitar la aparición de condiciones específicas en salud mental como a realizar el diagnóstico y la remisión oportuna para el tratamiento.

 

Es el proceso continuo y coordinado, tendiente a obtener la restauración máxima en los aspectos funcionales físicos, psicológicos, educativos, sociales, y ocupacionales, con el fin de lograr equiparación de oportunidades e integración social de todas las personas con discapacidad. Incluye la rehabilitación psicosocial y continua en la comunidad con apoyo directo de los entes de salud local.

La rehabilitación integral en salud mental se implementa a través de esfuerzos combinados de las propias personas con discapacidad, de sus familias y comunidades, y de los servicios de salud, educativos, sociales y de carácter laboral correspondientes, enfocándose en las necesidades de las personas con problemas, trastornos mentales y epilepsia. Implica de esta manera, la articulación permanente entre los servicios sociales y de salud, y de otros sectores, así como la agencia de las personas y las comunidades para el abordaje de la discapacidad mental o psicosocial, y la superación del estigma y la discriminación.

Lograr la rehabilitación integral y la inclusión (social, familiar, laboral/ocupacional, educativa, religiosa, política y cultural), de las personas con problemas y trastornos mentales, sus familias y cuidadores, mediante la participación corresponsable de los diferentes sectores en el desarrollo de acciones que transforman los entornos (familiar, laboral, educativo, comunitario e institucional), hacia la construcción de comunidades más incluyentes, favoreciendo el desarrollo humano y la calidad de vida de todos sus miembros.

 

Ampliar la cobertura y cualificar la implementación de la Rehabilitación Basada en Co- munidad en Salud Mental:

a.  Identificar y caracterizar a las personas con trastornos mentales, sus familias, cuida- dores y comunidad de referencia.

b.  Remitir oportunamente los casos detectados a los servicios de salud y a otros sectores, y realizar seguimiento con la familia y la comunidad.

c.  Apoyar y acompañar a las familias y cuidadores de personas con trastornos mentales incluyendo el fortalecimiento de capacidades para el manejo del trastorno mental.

d. Conformar grupos de apoyo y de ayuda mutua.

e.  Fomentar acciones de reducción del estigma y prevención de la exclusión social.

f.   Fortalecer redes socio-institucionales para la gestión de oportunidades sociales, laborales, educativas, recreación y cultura para las personas con trastornos mentales.

g. Fortalecer las organizaciones sociales y comunitarias para la planeación participativa en salud mental, la evaluación de servicios de salud, la movilización social y la incidencia política.

El desarrollo de este eje se dará mediante la implementación Ruta Integral de Atención para la Promoción y Mantenimiento de la Salud en el Curso de Vida y las Rutas Integrales de Atención en Salud que aborden riesgos en salud mental.

 

Rutas Integrales de Atención en Salud – RIAS

 

Se enmarcan en el Modelo Integral de Atención en Salud (MIAS) y definen las condiciones necesarias para asegurar la integralidad en la atención por parte de los agentes del Sistema de Salud (territorio, asegurador, prestador) y de otros sectores. Ordenan la gestión intersectorial y sectorial como plataforma para la respuesta que da lugar a las atenciones/intervenciones en salud dirigidas a todas las personas, familias y comunidades, a partir de: i) Acciones intersectoriales y sectoriales orientadas a promover el bienestar y el desarrollo de las personas, familias y comunidades, ii) Atenciones individuales y colectivas para la promoción de la salud, prevención de la enfermedad, diagnóstico, tratamiento, rehabilitación y paliación y iii) Acciones de cuidado que se esperan del individuo para el mantenimiento o recuperación de su salud.[29]

 

El objetivo de las RIAS es garantizar la atención integral en salud a las personas, familias y comunidades a partir de intervenciones de valoración integral de la salud, detección temprana, protección específica, diagnóstico, tratamiento, rehabilitación, paliación y educación para la salud, teniendo en cuenta el mejoramiento de la calidad en todo el continuo de atención, el logro de los resultados esperados en salud, la seguridad y aumento de la satisfacción del usuario y la optimización del uso de los recursos. [30]

Las RIAS están constituidas por tres tramos: 1. Ruta integral de atención para la promoción y mantenimiento de la salud en el curso de vida de carácter individual y colectivo, dirigidas a promover la salud, prevenir el riesgo, prevenir la enfermedad y generar cultura del cuidado de la salud en las personas, familias y comunidades; incluye como atenciones obligatorias para toda la población colombiana: la valoración integral del estado de salud, la detección temprana de alteraciones, la protección específica y la educación para la salud, que contiene el cuidado a los cuidadores. 2. Rutas integrales de atención para grupos de riesgo, intervenciones individuales y colectivas dirigidas a la identificación oportuna de factores de riesgo y su intervención, ya sea para evitar la aparición de una condición específica en salud, o para realizar un diagnóstico y una derivación oportuna para el tratamiento. 3. Rutas integrales de atención específica para eventos, intervenciones individuales y colectivas dirigidas principalmente al diagnóstico oportuno, tratamiento, rehabilitación y paliación de los eventos o condiciones específicas de salud priorizadas.

 

Ordenadores de las rutas integrales de atención en salud

 

-        Momentos del curso de vida

De acuerdo con el documento de apropiación del enfoque de curso de vida del Ministerio de Salud y Protección Social (MSPS) del 2014, este enfoque aborda a las personas en los diferentes momentos del continuo de la vida reconociendo las características y los cambios que, desde la particularidad de cada uno, potencian el desarrollo y la salud de las personas, constituyéndose en una aproximación transversal para facilitar la medición y monitoreo, sin perder de vista que se trata de un continuo, evitando caer en el error de analizar segmentos aislados.

 

Para abordar los momentos vitales se tiene en cuenta que la edad debe ser considerada como un valor social más que cronológico, ya que se constituye en una construcción social e histórica al interactuar con los roles sociales, marcando trayectorias y cursos de vida diferentes para los sujetos, de acuerdo con la cultura, la historia y el contexto social, político y económico de cada persona.

 

Vejez: Hace referencia a hombres y mujeres de sesenta (60) años en adelante, sujetos de derechos, plenos y activos; poseedores de experiencias, capacidades y habilidades que les permiten participar y tomar decisiones respecto de situaciones que afecten su presente y su futuro; y que pueden contribuir en espacios familiares, sociales e intergeneracionales en los sistemas sociales, económicos, políticos, culturales y ambientales de los que hacen parte.

 

Grupos de riesgo: El MSPS ha definido como grupo de riesgo a un conjunto de personas con condiciones comunes de exposición y vulnerabilidad a ciertos eventos que comparten: i) La historia natural de la enfermedad, ii) factores de riesgo relacionados, iii) desenlaces clínicos y iv) formas o estrategias eficientes de entrega de servicios. Son dieciséis (16) grupos de riesgo priorizados para la elaboración de rutas integrales de atención en salud:

 

Ilustración 7.Grupos de riesgo priorizados para las RIAS

Fuente: Ministerio de Salud (2014)

 

Los grupos de riesgo serán tenidos en cuenta por las entidades territoriales de acuerdo con el análisis de la situación en salud, para la realización de acciones de promoción de la salud e intervenciones sectoriales e intersectoriales, así como para realizar las interfaces con los aseguradores para orientar las intervenciones individuales y colectivas que conlleven a los resultados esperados en salud en su jurisdicción.

 

Para efectos de este proyecto de acuerdo, los grupos de riesgo priorizados son en aquellos con problemas de salud mental y aquellos con trastornos degenerativos y neuropatías, y, a la luz del enfoque de curso de vida, las PM.

 

6.2.2 Plan Decenal de Salud Pública

 

En el Plan Decenal de Salud Pública, el objetivo general de la dimensión de salud mental es crear espacios que contribuyan al desarrollo individual y colectivo, gestionar de manera integral los riesgos asociados a la salud mental, y, por último, disminuir la carga de la enfermedad mental. En otras palabras, busca no sólo impactar en la salud mental individual sino también en el entorno familiar, educativo, comunitario y laboral.

 

Existen dos dimensiones explícitas asociadas a la salud mental: en primer lugar, la convivencia, entendida como el desarrollo de relaciones basadas en el respeto, la tolerancia por la diferencia y la participación para construir consensos. Los objetivos del componente de la convivencia son fomentar el autocuidado, incidir en los imaginarios culturales, promover factores protectores e impactar en los determinantes psicosociales de la salud. Para alcanzar dichas metas, se propusieron entornos protectores de la salud mental; entornos favorables para la convivencia mediante la resolución adecuada de conflictos, la comunicación asertiva, entre otros; redes sociales e institucionales; información y educación a partir de acciones pedagógicas y movilización social y comunitaria para garantizar el derecho de la atención psicosocial.

 

El segundo componente dentro del Plan Decenal de Salud Pública, tiene que ver con la prevención y atención de problemas y trastornos mentales temporales o permanentes detectados por el sujeto o por otras personas que puedan poner en riesgo el bienestar de la persona y su relación con la comunidad y el entorno. Se debe hacer énfasis en estados de alto impacto y costo emocional, social y económico. Por ello establece como objetivos la intervención de factores de riesgo; fortalecer la gestión institucional y comunitaria; identificar necesidades que requieren atención psicosocial, sectorial y transectorial, entre otros.

 

Respecto a las estrategias del componente, prioriza igualmente la participación comunitaria como la estrategia Rehabilitación en Salud Mental Basada en Comunidad; educación para la prevención de violencia; políticas públicas para disminuir el porte y uso de armas; estrategia nacional frente al consumo de alcohol.

 

6.2.3     Política Distrital de Salud Mental

 

“La Política Distrital de Salud Mental 2015-2025 ha sido desarrollada para garantizar el derecho a la salud mental como una prioridad de la población del Distrito capital, en términos de disponibilidad, acceso, permanencia, calidad y pertinencia en la prestación de servicios integrales en salud mental, armonizando procesos sectoriales, transectoriales y comunitarios que aporten al mejoramiento de la calidad de vida”[31].

 

Objetivo general

Garantizar el derecho a la salud mental como una prioridad de la población del Distrito capital, en términos de disponibilidad, acceso, permanencia, calidad y pertinencia en la prestación de servicios integrales en salud mental, armonizando procesos sectoriales, transectoriales y comunitarios que aporten al mejoramiento de la calidad de vida.

 

Objetivos específicos

1.             Posicionar nuevas comprensiones de la salud mental en el Distrito capital desde un concepto positivo que permita la transformación de imaginarios, representaciones y prácticas sociales instauradas frente a la salud mental asociada a la enfermedad y el trastorno.

2.             Garantizar la atención integral, integrada y de calidad en salud mental, desarrollando y fortaleciendo programas y servicios y consolidando la red de atención en salud mental en el Distrito capital.

3.             Desarrollar y fortalecer sistemas de información y vigilancia de los eventos, trastornos mentales y del comportamiento, encaminados al análisis, la orientación de las intervenciones, la toma de decisiones y la incidencia política.

 

Estructura de la Política Distrital de Salud Mental

 

Eje 1. Posicionamiento de la salud mental

 

El Estado y la sociedad en general deben reconocer que la salud mental es esencial para el desarrollo integral, y que se materializa en la vida cotidiana a través de las relaciones que se establecen en el contexto. Debe subrayarse que la salud mental posibilita el ejercicio pleno de la ciudadanía, el cual requiere del desarrollo humano, del goce efectivo de los derechos y de la calidad de vida; de igual forma, es un factor fundamental para la interacción, la convivencia, la equidad y el desarrollo económico y social.

 

Componente 1. Participación social, comunitaria y ciudadana con incidencia política.

El posicionamiento de la salud mental requiere acciones progresivas y constantes que fortalezcan y sostengan la articulación de instancias nacionales, distritales y locales que incentiven la participación y la movilización social y comunitaria, orientadas a la incidencia en el financiamiento, regulación y desarrollo de planes de acción sectoriales y transectoriales, a través del ejercicio de control social.

 

Eje 2. Atención integral e integrada en salud mental

 

De acuerdo a la Ley 1616 de 2013, la atención integral en salud mental es la concurrencia del talento humano y los recursos suficientes y pertinentes en salud para responder a las necesidades de salud mental de la población, incluyendo la promoción, prevención secundaria y terciaria, diagnostico precoz, tratamiento, rehabilitación en salud e inclusión social. La atención integrada hace referencia a la conjunción de los distintos niveles de complejidad, complementariedad y continuidad en la atención en salud mental, según las necesidades de salud de las personas. A través de este eje se busca materializar el derecho a la salud mental en términos de disponibilidad, acceso, permanencia, calidad y pertinencia en la prestación de servicios integrales. Para ello, se requiere consolidar la oferta de programas y servicios en salud mental, así como fortalecer tanto la red de atención como el equipo humano y sus condiciones operativas.

 

RIA Distrital

 

De los dieciséis (16) grupos de riesgo priorizados por el MSPS para la elaboración de rutas integrales de atención en salud, el que compete a nivel distrital para la presente iniciativa, es la RIA para población con riesgo o trastornos psicosociales y del comportamiento y epilepsia.

 

Esta RIA busca “brindar Atención Integral e Integrada en Salud Mental a toda la población de Bogotá, en el marco del modelo integral de atención en salud y de su operacionalizacio´n a través de la RIAS, mediante el desarrollo de estrategias específicas, dirigidas a la promoción y el mantenimiento de la salud mental, a la identificación y gestión del riesgo colectivo e individual y a la alta resolutividad en el abordaje de los problemas, trastornos mentales y eventos psicosociales de alta prioridad en salud pública, con pertinencia, oportunidad, accesibilidad, eficacia, eficiencia y efectividad”.

 

Ilustración 8. Ruta Integral de Atención en Salud Distrito

Fuente: Secretaría Distrital de Salud

 

 

 

Fuente: Secretaría Distrital de Salud

 

 

6.2.4. Sistema Distrital del Cuidado

 

El Plan Distrital de Desarrollo “Un nuevo contrato social y ambiental para la Bogotá del Siglo XXI” incorporó dentro de sus programas el Sistema Distrital de Cuidado- SIDICU- con el cual buscan articular servicios, existentes y nuevos, para atender las demandas y necesidades de cuidado de personas que requieren altos niveles de apoyo, como las niñas y niños menores de 5 años, las personas con discapacidad, las personas mayores, y las personas cuidadoras[32].

 

Cabe señalar que el SIDICU cuenta con un presupuesto de $5,2 billones de pesos distribuido en 25 metas sectoriales. Dentro de estas metas, corresponde específicamente al Sector Salud incrementar la vinculación de 70.000 personas con discapacidad y cuidadoras/es a las acciones individuales y colectivas para la identificación, reconocimiento y atención integral a las necesidades diferenciales en salud e inclusión, priorizando estrategias de prevención de la salud mental, meta establecida para el 2024[33].

 

Los servicios del Sistema serán brindados por el Estado, el sector privado y el sector comunitario, bajo un modelo de corresponsabilidad. Dentro de sus objetivos se encuentra el de fortalecer y ampliar la oferta de servicios de cuidado para la atención a la población con mayores niveles de dependencia funcional, incluidos los de la atención para la primera infancia, para la población con discapacidad, para la vejez y los relacionados con apoyos alimentarios[34].

 

De acuerdo con la información presentada, se puede observar que la iniciativa puesta a consideración en el presente proyecto de acuerdo se acomoda al programa del Sistema Distrital del Cuidado, en la medida en que busca atender una demanda y necesidad de cuidado de personas que requieren altos niveles de apoyo, como las personas mayores con discapacidad, en el caso concreto de esta iniciativa.  

 

7.             Política Pública Social de Envejecimiento y Vejez

 

Recoge los esfuerzos que el Distrito venía forjando desde 1999 cuando se capacitó a las PM en Derechos Humanos fomentando ejercicios ciudadanos de participación desde el nivel local como fueron los Consejos Locales de PM. La participación de la opinión pública en la construcción de la Política pública Social de Envejecimiento y Vejez (PPSEV) se dio a través de la consulta social, en donde se estableció el objetivo de la política que consiste en garantizar la promoción, protección, restablecimiento y ejercicio pleno de los derechos humanos de las PM que permita su desarrollo en todas las esferas promoviendo el envejecimiento digno y activo.

 

La consecución de este objetivo se materializa a través de cuatro (4) servicios que presta Integración Social: 1. Apoyo económico, 2. Centro Día, 3. Centro Noche, y 4. Centro de Protección, que se encuentran articulados por un enfoque de desarrollo humano que busca ir más allá´ de la asistencia social, y, por el contrario, contribuir al desarrollo y fortalecimiento de las capacidades y potencialidades de las PM.

 

Una de las estrategias de la política ha sido la territorialización, en donde en cada localidad se procura llegar a la población más vulnerable, por lo que las acciones son descentralizadas desde cada subdirección de integración social local. En el trabajo intergeneracional, la política tiene el desafío de contemplar una estrategia que mitigue las vulnerabilidades de la población en las etapas anteriores a la vejez, para que en el futuro no se deba ampliar el uso de la asistencia económica y así´ superar el ciclo de pobreza en las generaciones futuras a través de la ampliación del acceso al empleo y la jubilación[35].

 

El mayor reto en materia de política pública, tanto en vejez como en salud mental, es estudiar y comprender la necesidad de todos los sectores poblacionales garantizando que el apoyo psicológico esté disponible como parte de los servicios esenciales, particularmente para la población más vulnerable.

 

No sólo basta con ampliar el talento humano en salud mental, sino, además, a través de la Secretaría Distrital de Salud (SDS), fortalecer la capacitación a todo el personal de salud y construir protocolos y guías clínicas para detección temprana e identificar necesidades que requieren atención psicosocial, sectorial y transectorial haciendo la respectiva remisión ya sea a servicios sociales o a servicios de salud.

 

Dentro de la ruta que se pretende crear a través del Programa de Manillas Salvavidas, se hará la identificación de población PM de 60 años a través de los profesionales de salud pública de las Subredes Integradas de Servicios de Salud E.S.E., en cabeza de la SDS, mediante un tamizaje en salud integral que valore no sólo factores de riesgo individual y familiar, su condición de salud física y mental, sino que también se promoverán acciones que protejan su salud mental para la prevención, detección e intervención oportuna de TNMA o demencias como el Alzheimer.

 

Ilustración 9. Estructura de la PPSEV

 

Este recorrido por las políticas, planes y programas dirigidos a la salud mental permite evidenciar que normativamente existe el andamiaje necesario que soporta la iniciativa puesta a consideración. En este orden de ideas, se puede establecer que el Programa Manillas Salvavidas busca materializar las políticas, planes y programas de salud mental dispuestas tanto a nivel nacional como distrital, ya que mediante este proyecto se garantiza el ejercicio pleno de la salud mental como parte integral del derecho a la salud de la población que reside en el Distrito Capital.

 

Asimismo, la iniciativa pretende responder a las necesidades de salud mental de la población, en sus componentes de tratamiento y rehabilitación en salud e inclusión social.

 

8.             Fundamento Jurídico

 

8.1          Legislación internacional

 

·                Declaración Universal de Derechos Humanos- Plan de Acción Internacional Sobre el Envejecimiento  (1982, 2002)

-                Artículo 11 Derecho A Un Nivel De Vida Adecuado.

-                Artículo 12 Derecho A La Salud Física Y Mental.

·                Convención Americana de Derechos Humanos (1969)

·                Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores

·                Principios de las Naciones Unidas en favor de las Personas de Edad (1991)

·                Proclamación sobre el Envejecimiento (1992)

·                Estrategia Regional de Implementación para América Latina y el Caribe del Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento (2003)

·                Declaración De La Segunda Conferencia Intergubernamental sobre Envejecimiento en América Latina y el Caribe Declaración de Brasilia (2007)

·                Plan de Acción de la Organización Panamericana de la Salud sobre la Salud de las Personas Mayores, incluido el Envejecimiento Activo y Saludable (2009)

·                Carta de San José sobre los Derechos de las Personas Mayores de América Latina y el Caribe (2012)

 

8.2          Marco Constitucional

 

Constitución Política de Colombia

·                ARTÍCULO 2. Son fines esenciales del Estado: servir a la comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución; facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y cultural de la Nación; defender la independencia nacional, mantener la integridad territorial y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo.

Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias, y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares”.

·                ARTÍCULO 13. Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna   discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica. El Estado promoverá las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva y adoptará medidas en favor de grupos discriminados o marginados. El Estado protegerá especialmente a aquellas personas que, por su condición económica, física o mental, se encuentren en circunstancia de debilidad manifiesta   y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan.

·                ARTÍCULO 46. El Estado, la sociedad y la familia concurrirán para la protección y la asistencia de las personas de la tercera edad y promoverán su integración a la vida activa y comunitaria. El Estado les garantizará los servicios de la seguridad social integral y el subsidio alimentario en caso de indigencia. 

·                ARTÍCULO 47. El Estado adelantará una política de previsión, rehabilitación e integración social para los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, a quienes se prestará la atención especializada que requieran

 

8.3          Legislación Colombiana

 

LEY 100 DE 1993. Congreso de la República Por la cual se crea el Sistema de Seguridad Social Integral y se dictan otras disposiciones, entre ellas el Sistema de Seguridad Social en Salud.

 

LEY 1251 DE 2008, Por la cual se dictan normas tendientes a procurar la protección, promoción y defensa de los derechos de los adultos mayores.

ARTÍCULO 1. Objeto. La presente ley tiene como objeto proteger, promover, restablecer y defender los derechos de los adultos mayores, orientar políticas que tengan en cuenta el proceso de envejecimiento, planes y programas por parte del Estado, la sociedad civil y la familia y regular el funcionamiento de las instituciones que prestan servicios de atención y desarrollo integral de las personas en su vejez, de conformidad con el artículo 46 de la Constitución Nacional, la Declaración de los Derechos Humanos de 1948, Plan de Viena de 1982, Deberes del Hombre de 1948, la Asamblea Mundial de Madrid y los diversos Tratados y Convenios Internacionales suscritos por Colombia.

ARTÍCULO 7. OBJETIVOS DE LA POLÍTICA NACIONAL DE ENVEJECIMIENTO VEJEZ. <Título artículo modificado por el artículo 8 de la Ley 1850 de 2017> El Estado, en cumplimiento de los fines sociales, es responsable de la planificación, coordinación, ejecución y seguimiento de las acciones encaminadas al desarrollo integral del adulto mayor, para lo cual deberá elaborar la Política Nacional de Envejecimiento y Vejez, teniendo en cuenta los siguientes objetivos: Numeral 1: Mejorar la calidad de vida de los adultos mayores como miembros de la sociedad, de manera preferente la de aquellos más pobres y vulnerables y numeral 7: Exigir una prestación de servicios con calidad al adulto mayor en todos sus ámbitos.

ARTÍCULO 17. AREAS DE INTERVENCIÓN. En la elaboración del Plan Nacional se tendrán en cuenta las siguientes áreas de intervención: Numeral 1: Protección a la salud y bienestar social. Los adultos mayores tienen derecho a la protección integral de la salud y el deber de participar en la promoción y defensa de la salud propia, así como la de su familia y su comunidad. El Ministerio de la Protección Social atenderá las necesidades de salud y de bienestar social de este grupo poblacional mediante la formulación de políticas y directrices en materia de salud y bienestar social, a fin de que se presten servicios integrados con calidad.

ARTÍCULO 20. REQUISITOS ESENCIALES. Para su funcionamiento, las instituciones que prestan servicios de atención al adulto mayor deberán acreditar: g) Salud mental. Garantizar la provisión de servicios y programas integrales de atención, promoción y prevención en salud mental que respondan a las necesidades de los adultos mayores e involucren a su grupo familiar.

 

LEY 1751 de 2015 "Por medio de la cual se regula el derecho fundamental a la salud y se dictan otras disposiciones”

Artículo 11. Sujetos de especial protecciónLa atención de niños, niñas y adolescentes, mujeres en estado de embarazo, desplazados, víctimas de violencia y del conflicto armado, la población adulta mayor, personas que sufren de enfermedades huérfanas y personas en condición de discapacidad, gozarán de especial protección por parte del Estado.         

 

LEY 1850 DE 2017 - Medidas de protección al adulto mayor en Colombia. Por medio de la cual se establecen medidas de protección al adulto mayor en Colombia, se modifican las leyes 1251 de 2008, 1315 de 2009 y 599 de 2000, se penaliza el maltrato intrafamiliar por abandono y se dictan otras disposiciones.

Artículo 8. Inclúyase en el artículo 7° de la Ley 1251 de 2008 (Objetivos de la Política Nacional de Envejecimiento Vejez), el siguiente numeral: 10. Incluir medidas con el fin de capacitar a los cuidadores informales que hay en los hogares para atender a sus familiares adultos mayores que se encuentren con enfermedades crónicas o enfermedad mental.

 

Normas de Orden Nacional

·                Resolución 2358 de 1998. Política Nacional en Salud Mental. Establece factores condicionantes de salud de diversa índole: biológica, ambiental, comportamental, social, política, económica, cultural. Asimismo estableció mediciones del nivel de salud a través de la estructura de la morbilidad, la mortalidad y la discapacidad específicas por grupo etario y por género.

·                Resolución 4886 de 2018 “Por la cual se adopta la Política Nacional de salud mental” 

·                Resolución 1378 DE 2015. “Por la cual se establecen disposiciones para la atención en salud y protección social del adulto mayor y para la conmemoración del “Día del Colombiano”

·                Decreto 345 de 2010 “Por medio del cual se adopta la Política Pública Social para el Envejecimiento y la Vejez en el   Distrito Capital”

ARTÍCULO 9°. Dimensiones, ejes y líneas. La Política Pública Social para el Envejecimiento y la Vejez en el Distrito Capital se estructura a partir de las siguientes dimensiones: Vivir como se quiere en la vejez, vivir bien en la vejez, vivir sin humillaciones en la vejez, Cambiando para mejorar y envejecer juntos y juntas.

 

Jurisprudencia

 

Sentencia: T-252/2017 Los adultos mayores son un grupo vulnerable, por ello han sido catalogados como sujetos de especial protección constitucional en múltiples sentencias de esta Corporación. Desde el punto de vista teórico, esto puede obedecer a los tipos de opresión, maltrato o abandono a los que puede llegar a estar sometida la población mayor, dadas las condiciones, físicas, económicas o sociológicas, que la diferencian de los otros tipos de colectivos o sujetos.

 

9.             Competencia

 

·                Decreto Ley 1421 de 1993.

 

El Concejo Distrital de Bogotá D.C. es competente de conformidad con el artículo 12:

Artículo 12º. Atribuciones. Corresponde al Concejo Distrital, de conformidad con la Constitución y a la ley:

 

1. Dictar las normas necesarias para garantizar el adecuado cumplimiento de las funciones y la eficiente prestación de los servicios a cargo del Distrito.

(…)

25. Cumplir las demás funciones que le asignen las disposiciones vigentes.

(…)”

·                Acuerdo 741 de 2019

Artículo 65.- INICIATIVA.

Los proyectos de acuerdo pueden ser presentados por los concejales individualmente a través de las Bancadas de manera integrada con otros concejales o Bancadas y por el Alcalde Mayor, por medio de sus Secretarios, Jefes de Departamento Administrativo o Representantes Legales de las Entidades Descentralizadas.

(…)

10.          Consideraciones finales

 

A lo largo de la justificación del presente Proyecto de Acuerdo se ha evidenciado que no solo la ciudad y el país se enfrentan a un acelerado envejecimiento demográfico a nivel mundial, sino a un aumento en la prevalencia de las enfermedades mentales como la demencia -entre estas, el Alzheimer- en las PM, así como también, probablemente, habrá un aumento en el maltrato en cualquiera de sus formas, particularmente hacia las PM con discapacidad física o mental y mayor nivel de dependencia.

 

En la exposición de motivos del proyecto de acuerdo puesto a consideración del Concejo de Bogotá y de la Administración Distrital en esta ocasión, se ha demostrado que las demencias, en la mayoría de los casos, son patologías progresivas e irreversibles, presentando síntomas como la pérdida de la memoria y la desorientación, que pueden conllevar a que estas personas se extravíen. Se trata de una problemática que afecta a las PM que genera consecuencias negativas, no solo al sujeto, sino también, a su familia y a la sociedad en su conjunto. Las presiones físicas, emocionales y económicas pueden agobiar a las familias. Tanto las personas aquejadas de demencia como quienes las asisten necesitan apoyo sanitario, social, económico y legal.

 

Las enfermedades mentales en las PM son un problema de salud pública que requiere una oportuna y eficaz solución por parte de las autoridades de salud, en especial, en un contexto en el que se ha demostrado que la pirámide poblacional sufre una transformación. Si bien los trastornos afectivos y del estado del ánimo (como la depresión), así como la ansiedad y el consumo y abuso de sustancias psicoactivas han sido los más prevalentes en la población del país en todos los grupos etarios, conforme a las encuestas nacionales de salud mental, la demencia sigue siendo una de las principales causas de discapacidad y dependencia de las PM de 60 años a nivel mundial y se da en mayor medida en países de ingresos bajos y de ingresos medios como Colombia. Por ello, el Estado tiene la responsabilidad de implementar las políticas públicas para grupos según su curso de vida o vulnerabilidad, para garantizar los derechos de la población y contribuir con ello directa o indirectamente a la salud mental[36].

 

Pero no solo las PM de 60 años están dentro del grupo social con un riesgo significativamente mayor de tener problemas y/o alteraciones de salud mental que puedan derivar en un trastorno mental, sino además aquellas PM que viven en condición de pobreza, abandono, maltrato y que tienen problemas de salud crónicos. Otro importante factor de riesgo para enfermedades mentales como la demencia son la depresión, el bajo nivel educativo, el aislamiento social e inactividad cognitiva.

 

Los pocos estudios de salud mental a nivel nacional no contemplaron los TNMA para los adultos y PM de 60 años, por lo que no se sabe a ciencia cierta cuál es la prevalencia de estos trastornos en el país y en la capital, ya que no siempre los diagnósticos son oportunos, y no siempre los ciudadanos acceden a los servicios de salud. Esto lo confirma la OMS cuando reporta que, en países de ingresos medios como Colombia, entre un 76% y un 85% de sujetos con algún trastorno mental grave no reciben ningún tratamiento; mientras que en los países de ingresos altos la cifra está entre un 35% y un 50%. Además, conforme a la literatura, hay una gran brecha en la detección oportuna de las demencias, toda vez que su inicio es progresivo y no siempre sus primeras manifestaciones se dan en la esfera de la memoria, o en ocasiones, los síntomas se dan cuando ya la enfermedad está en una fase avanzada; por otro lado, por desconocimiento, las familias no le prestan la atención suficiente por considerar que los problemas de memoria son propios de la edad y algo para lo cual “no se puede hacer nada”.

                   

Médicos, como Liliana Romero, detallan que a la fecha no se ha identificado la causa que desencadena del Alzheimer, pero se sabe que existen dos tipos de depósitos de neuronas degeneradas en el cerebro: las placas seniles y los ovillos neurofibriales. Explica a su vez que, cuando la degeneración neuronal es más acelerada, las placas se depositan más frecuentemente en la corteza cerebral, zona en donde se dictan las órdenes, pero el problema radica en que los signos y síntomas se presentan hasta que el daño está muy avanzado. Se dice que cuando la persona empieza a tener síntomas, es porque ya lleva entre 10 y 20 años que estas placas se están depositando; cuando el estadio ya es bastante avanzado es que los pacientes comienzan a dar manifestaciones iniciales. Además, ningún fármaco ha logrado probar el retraso de la enfermedad o la detención de su progresión[37].

 

Los investigadores aún no tienen pruebas concluyentes para prevenir o retrasar la demencia, pero se sabe que los cambios en el cerebro, en el caso del Alzheimer, la forma de demencia más común a nivel mundial, ocurren varios años antes de que aparezcan los primeros síntomas. Estos cambios tempranos en el cerebro apuntan a una posible ventana de oportunidad para prevenir o retrasar el debilitamiento de la memoria y los otros síntomas que acompañan la demencia. De manera que es clave implementar programas de promoción y prevención con la población de mayor riesgo para estas enfermedades mentales como son PM de 60 años, hombres y mujeres, teniendo en cuenta que algunos estudios observacionales han encontrado que la presión arterial alta en la adultez, junto con otros factores de riesgo cerebrovascular como la diabetes y el tabaquismo, aumentan el riesgo de desarrollar demencia. La mejor estrategia para prevenir la demencia parece ser una combinación de medidas[38].

 

En este contexto, se ha evidenciado también la ausencia de un mecanismo oficial de búsqueda e identificación de PM diagnosticadas con Trastorno Neurocognitivo Mayor en el Distrito Capital. Razón por la cual es necesario adoptar mecanismos encaminados a garantizar el bienestar de las personas que hacen parte de este grupo poblacional, lo cual implica adoptar medidas para salvaguardar su vida y bienestar, así como el de sus familias. Debe subrayarse que la salud mental posibilita el ejercicio pleno de la ciudadanía, el cual requiere del desarrollo humano, del goce efectivo de los derechos y de la calidad de vida; de igual forma, es un factor fundamental para la interacción, la convivencia, la equidad y el desarrollo económico y social.

 

La iniciativa de las “manillas salvavidas” busca implementar un mecanismo oficial de identificación de las PM diagnosticadas con demencia, mediante un dispositivo que contenga un código con el que previamente se ha inscrito a la PM a la base distrital, con el fin de proveer ayuda en caso que la persona se extravíe en la calle o le ocurra algún accidente o evento adverso que atente contra su integridad, que permita la identificación y ubicación de la PM en su lugar de residencia en caso de desorientación o extravío.

 

A través de la Policía Metropolitana de Bogotá, se crearía un reporte de persona desaparecida y se activará una red de apoyo comunitario para ayudar a localizar a la persona que deambula, para reencontrarla con sus seres queridos. Pero la iniciativa también contempla una ruta en caso que la persona mayor sea abandonada y no sea posible reunirla con su familia, acciones que en este caso estarían a cargo de la SDIS, coordinando sus acciones con entidades como SDS y Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia (SDSCJ).

 

La propuesta que se quiere poner a consideración del Cabildo y de la Administración Distrital consiste no solo, a partir de la manilla o el dispositivo que la Administración considere más conveniente, en identificar -y mucho menos estigmatizar- a las personas con trastorno cognitivo mayor (demencia), sino especialmente en servir como un sistema de prevención y atención temprana a PM con estas características para que se les brinde el tratamiento oportuno, teniendo en cuenta que un diagnóstico temprano puede hacer una gran diferencia. Adicionalmente, para que además se impacte en su calidad de vida a través de la articulación con otros sectores del Distrito como Integración Social y el IDRD con el fin que no pierdan su actividad mental y enriquezcan sus funciones cognitivas, con el objetivo principal de hacerlos lo más independientes posible, desde una mirada no asistencialista sino de promoción de los derechos humanos en el marco de la PSSEV. Sin olvidar a la familia, la PM inscrita en el programa dispondrá de los datos de su familiar o cuidador principal con el fin que, periódicamente, pueda asistir a capacitaciones para el manejo y cuidado de la PM con demencia.

 

En resumen, el Programa Manillas Salvavidas, retomando como base la iniciativa de Cerebro Saludable (Healthy Brain Initiative 2018-2023 Road Map), busca posicionarse brindando lineamientos en salud pública para que los sectores adscritos a la iniciativa puedan actuar rápida y estratégicamente preparando a las comunidades para el aumento en la prevalencia de demencias como el Alzheimer, a través de acciones para: i. reducir el riesgo de deterioro cognitivo y demencia, ii. expandiendo la detección y diagnóstico temprano, iii. mejorando la seguridad y calidad de vida de las PM que viven con demencia, y, por último, iv. fortaleciendo a los cuidadores.

 

Este programa será liderado por la SDS quien, a través de las Subredes Integradas de Servicios de Salud, mediante el Plan de Intervenciones Públicas y de sus distintos profesionales, detectará en los entornos hospitalarios, así como en los territorios PM quienes ya cuenten con el diagnóstico y harán la respectiva inscripción al Programa Manillas Salvavidas. Pero, adicionalmente, dentro de los tamizajes de salud mental, los profesionales harán una detección temprana de posibles casos con el fin que sean remitidos a su respectiva EPS para una cita médica para corroborar si hay una posible demencia en la PM, a lo cual se le deberá hacer seguimiento. Estas acciones también deberán implementarse en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana, no solo en el ámbito hospitalario.

 

Una tercera línea dentro del Programa Manillas Salvavidas es que, a las PM y a sus familias, se les realizarán acciones de educación sobre salud mental, la prevención de la demencia y la importancia de la detección, diagnóstico e intervención temprana. También se les proveerá información acerca de los retos a los que comúnmente se ven enfrentados las personas con demencia y sus cuidadores durante el curso de la enfermedad.

 

Basados en los argumentos expuestos, el espíritu del presente proyecto de acuerdo gira en torno a la garantía del derecho a la vida, el bienestar y la salud mental de las PM en el Distrito Capital que padecen algún tipo de TNMA o demencia, buscando impactar positivamente su calidad de vida y la de su familia o persona a cargo de su cuidado.

 

11.          Impacto fiscal

 

Ley 819 de 2003 ordena lo siguiente:

 

"Artículo 7º. Análisis del impacto fiscal de las normas. En todo momento, el impacto fiscal de cualquier proyecto de ley, ordenanza o acuerdo, que ordene gasto o que otorgue beneficios tributarios, deberá hacerse explícito y deberá ser compatible con el Marco Fiscal de Mediano Plazo.

 

"Para estos propósitos, deberá incluirse expresamente en la exposición de motivos y en las ponencias de trámite respectivas los costos fiscales de la iniciativa y la fuente de ingreso adicional generada para el financiamiento de dicho costo".

 

12.          Conclusión

 

En la exposición de motivos que se acaba de presentar, se puso en evidencia la carencia en el Distrito Capital de un sistema de información en el que se disponga de los datos de las PM diagnosticadas con demencia. Tampoco existe un mecanismo oficial de identificación y búsqueda de estas personas, por lo cual, muchas de éstas no aparecen o son encontradas tras varios días después de haber padecido la inclemencia de las calles capitalinas. Por tal razón, se pone a consideración del Concejo Distrital esta iniciativa que busca dar una solución a un problema que cada vez cobra mayor relevancia en el contexto de las políticas dirigidas al sector salud, como es la salud mental, en una sociedad cuya población se está envejeciendo.

 

En la mayoría de los países existe una falta de comprensión acerca de la demencia, y es erróneamente considerada como algo propio del envejecimiento, y una condición para la que no se puede hacer nada. Esto se constituye en barreras para un diagnóstico oportuno como para acceder a atención médica y social, lo que da lugar a una gran brecha en el tratamiento. La iniciativa busca incidir en esta problemática.

 

Por último, a partir de mesas de trabajo con SDS y SDIS, se vio la necesidad de ir más allá de la identificación y dotación de un mecanismo para ubicar a la PM con posible demencia que se extravía, creando lineamientos generales -teniendo en cuenta que el Concejo no es competente para asignar funciones a la Administración y sus entidades- no solo para la creación del Programa sino para una ruta y una serie de acciones (que no serían necesariamente lineales o secuenciales) para una atención integral e intersectorial que resulte más eficaz en conseguir su propósito (ver ilustración 10 y 11).

 

Ilustración 10. Propuesta ruta Programa "Manillas Salvavidas"

Fuente: Mesa de trabajo con Secretaría de Salud (2020)

 

Ilustración 11. Propuesta ruta Programa "Manillas Salvavidas" en casos de abandono

Fuente: Mesa de trabajo con Secretaría de Salud (2020)

 

En conclusión, se debe capacitar al personal médico (y demás trabajadores del sector social) en torno a las políticas de vejez, de salud mental y de maltrato hacia la PM, con el fin de sensibilizar y tener un adecuado abordaje. Una segunda línea consiste en identificar a la PM, su condición de salud, explicar a ésta y a su familia el propósito del Programa “Manillas Salvavidas”, y brindar orientación a la persona cuidadora, haciendo el respectivo seguimiento. En tercer lugar, se deben implementar acciones para saber qué hacer y cómo actuar en caso de encontrar una PM con posible demencia desorientada en la calle, contactando a la Policía y a la Línea de Emergencias 123, dependiendo también del estado de salud de la PM en ese momento (si ha sufrido algún accidente o caída); por último, se deberá remitir a un CAI o a SDIS para brindar atención psicosocial, ubicar a su familia en la medida de lo posible o en caso de un posible abandono, iniciar la ruta para su protección.

 

Proyecto de Acuerdo No. ___ de 2021

 

“POR MEDIO DEL CUAL SE ESTABLECEN LOS LINEAMIENTOS PARA LA CREACIÓN DEL PROGRAMA ‘MANILLAS SALVAVIDAS’ DIRIGIDO A PERSONAS MAYORES DIAGNOSTICADAS CON TRASTORNO NEUROCOGNITIVO MAYOR (DEMENCIA) EN EL DISTRITO CAPITAL, Y SE DICTAN OTRAS DISPOSICIONES”

 

EL CONCEJO DE BOGOTÁ D.C.

En uso de sus facultades constitucionales y legales, en especial las otorgadas en la Constitución Política y en el Artículo 12, numeral 1 del Decreto Ley 1421 de 1993.

 

ACUERDA:

 

ARTÍCULO 1. OBJETIVO GENERAL. Establecer lineamientos para la creación del Programa ‘Manillas Salvavidas’ para la creación de una Ruta Integral de Atención a Personas Mayores con Trastorno Neurocognitivo Mayor (demencia) en el Distrito Capital, mediante el diseño e implementación de un sistema de información y un mecanismo oficial de búsqueda que posibilite su identificación y ubicación en caso de desorientación, extravío, abandono y, en general, cualquier situación de riesgo que pueda llegar a atentar contra su integridad, buscando la garantía y restablecimiento de sus derechos.

 

ARTÍCULO 2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

 

·                Implementar en el Distrito Capital un sistema de información que contenga datos en tiempo real de la cantidad de personas mayores en la capital y la prevalencia del trastorno neurocognitivo mayor.

·                Brindar una atención integral en salud para reducir el riesgo de deterioro cognitivo y trastorno neurocognitivo mayor, expandiendo las acciones de detección y diagnóstico temprano dirigidas a personas mayores y adultos en el Distrito.

·                Garantizar el acceso a servicios sociales del Distrito a las personas mayores diagnosticadas con trastorno neurocognitivo mayor, especialmente aquellas en situación de vulnerabilidad, de manera oportuna mejorando su calidad de vida.

·                Aportar a la prevención de la desorientación, extravío y abandono de las personas mayores en el Distrito Capital como consecuencia del trastorno neurocognitivo mayor.

·                Mejorar el acceso a la administración de justicia en casos de maltrato, en cualquiera de sus formas, negligencia y/o abandono hacia la persona mayor con trastorno neurocognitivo mayor.

·                Capacitar a las familias y cuidadores de las personas mayores con trastorno neurocognitivo mayor y a servidores públicos y trabajadores de las entidades adscritas al programa, en torno a la promoción de la salud mental, el buen trato y la prevención de este trastorno.

 

ARTÍCULO 3. LINEAMIENTOS. Serán lineamientos del Programa ‘Manillas Salvavidas’ los siguientes:

 

1.             Garantizar la protección al derecho a la salud y al bienestar social de las personas mayores en el Distrito Capital. Las personas mayores tienen derecho a la protección integral de la salud y el deber de participar en la promoción y defensa de la salud propia, así como la de su familia y su comunidad.

2.             Establecer mecanismos y estrategias de coordinación y articulación entre los diferentes actores con miras a la implementación de un protocolo para la activación de la Ruta Integral de Atención de Personas Mayores con Trastorno Neurocognitivo Mayor, a fin de garantizar su derecho a la protección de la salud y el bienestar social.

3.             Promover campañas de sensibilización orientadas al cuidado y protección de las personas mayores con trastorno neurocognitivo mayor en situación de desorientación, extravío y/o abandono.

4.             Implementar un sistema de información y de alerta que permitan identificar a la población de personas mayores con trastorno neurocognitivo mayor en situación de desorientación, extravío y/o abandono en el Distrito Capital.

5.             Adoptar un mecanismo de identificación de las personas mayores diagnosticadas con trastorno neurocognitivo mayor en diferentes contextos para prevenir el riesgo de desorientación, extravío y/o abandono.

6.             Implementar y fortalecer programas de promoción y prevención en enfermedades mentales para adultos y personas mayores del Distrito.

 

ARTÍCULO 4. SISTEMA DE INFORMACIÓN. La Administración Distrital implementará un sistema de información que consolide los datos de las personas mayores diagnosticadas con trastorno neurocognitivo mayor que sean beneficiarias del Programa ‘Manillas Salvavidas’.

 

ARTÍCULO 5. AUTORIDADES COMPETENTES. Para el diseño e implementación del Programa ‘Manillas Salvavidas’  la Secretaría Distrital de Salud, de conformidad con lo dispuesto en el Artículo 85 del Acuerdo 257 de 2006, y en el marco del Sistema Distrital del Cuidado, orientará y liderará la formulación, adopción e implementación del programa mediante las estrategias conducentes a garantizar la efectividad del mismo, en conjunto con las siguientes entidades: Sector Integración Social; Seguridad, Convivencia y Justicia; Secretaría de la Mujer; así como demás sectores en el marco de sus competencias, según lo defina la Administración Distrital. En consonancia con lo establecido en la normatividad, cada una de las entidades desarrollará acciones acordes con sus funciones y misionalidad para garantizar la operación del programa.

 

ARTÍCULO 6. DISEÑO E IMPLEMENTACIÓN DE LA RUTA. La Administración Distrital coordinará con los sectores involucrados en el Programa ‘Manillas Salvavidas’ el diseño e implementación para la Ruta integral de Atención de Personas Mayores con Trastorno Neurocognitivo Mayor en casos de desorientación, extravío y/o abandono.

 

Parágrafo. ACTIVACIÓN DE LA RUTA. En caso de desorientación, extravío o abandono de la persona mayor con trastorno neurocognitivo mayor en el Distrito Capital, la Administración Distrital determinará las entidades y protocolos para la activación de la Ruta integral de Atención de Personas Mayores con Trastorno Neurocognitivo Mayor de forma coordinada para la reubicación de la persona mayor en su núcleo familiar, con sus cuidadores o en un centro de protección social realizando los respectivos reportes a los entes de control para los casos de presunto abandono.

 

ARTÍCULO 7. ALCANCE. El Programa ‘Manillas Salvavidas’ busca materializar las políticas, planes y programas de salud mental a nivel nacional y distrital. Los lineamientos del programa están basados en la estrategia de Atención Primaria en Salud para la prevención, detección temprana e intervención oportuna dirigidas a las personas mayores del Distrito Capital con diagnóstico de trastorno neurocognitivo mayor, sus familiares y/o cuidadores.

 

La dotación de la manilla (o el mecanismo que sea definido por la Administración) se otorgaría de manera voluntaria y bajo consentimiento informado de la persona mayor con diagnóstico de trastorno neurocognitivo mayor y de su familia y/o cuidadores.

 

ARTÍCULO 8. ENFOQUES. El Programa ‘Manillas Salvavidas’ está basado en los enfoques que se presentan a continuación:

 

·                Enfoque de Derechos Humanos: Implica que el Estado debe garantizar la promoción, reconocimiento, restitución y ejercicio de los derechos fundamentales de las personas mayores sin distinción alguna. En esta misma línea, la dignidad humana es un derecho fundamental: i. Entendida como autonomía o posibilidad de diseñar un proyecto de vida (vivir como se quiere); ii. entendida como determinadas condiciones materiales concretas de existencia (vivir bien); y iii. entendida como intangibilidad de los bienes no patrimoniales, integridad física e integridad moral (vivir sin humillaciones).

 

·                Enfoque de Salud: Para efectos del presente acuerdo, será conforme a las definiciones de la Organización Mundial de la Salud y La Ley 1616 “Por medio de la cual se expide la ley de Salud Mental y se dictan otras disposiciones”: la salud consiste en el disfrute del más alto nivel de bienestar físico, mental y social; desde el enfoque de los determinantes sociales, los resultados de salud de las personas no dependen sólo de la atención sanitaria sino que obedecen a factores más amplios a nivel social, cultural, histórico, económico y político, como por ejemplo las condiciones en que las personas nacen, viven, trabajan y envejecen. No es viable el goce al derecho a la salud si persisten las inequidades (injusta distribución del poder, del dinero, recursos y condiciones de la vida cotidiana).

 

·                Enfoque diferencial: Dado que, de acuerdo con el contexto, algunas personas y grupos sociales pueden llegar a tener un riesgo significativamente mayor de tener problemas y enfermedades mentales. Para efectos del presente acuerdo se dará prioridad a personas que han sido históricamente discriminadas y de especial protección constitucional, como la población en condición de pobreza, con discapacidad, grupos minoritarios, poblaciones indígenas y rurales, personas expuestas a maltrato o abandono y a violación de sus derechos de humanos.

 

·                Enfoque de Cultura Ciudadana: Con el fin de transformar imaginarios como el considerar erróneamente el trastorno neurocognitivo mayor como algo propio del envejecimiento y una condición para la que ‘no se puede hacer nada’, que se traduce en una barrera de acceso no sólo para un diagnóstico oportuno sino también para acceder a una atención médica y a programas sociales del Distrito.

 

·                Enfoque de Pedagogía: orientado a enseñar a los ciudadanos (niños, niñas, jóvenes y adultos) a cómo actuar en una situación donde se encuentre a una persona mayor perdida y desorientada a causa de un posible trastorno neurocognitivo mayor.

 

ARTÍCULO 9. COBERTURA. El ‘Programa Manillas Salvavidas’ será implementado en el casco urbano y en el sector rural de Bogotá D.C. beneficiando a las personas mayores diagnosticadas con trastorno neurocognitivo mayor, sus familias y cuidadores.

 

ARTÍCULO 10. VIGENCIA. El presente Acuerdo rige a partir de la fecha de su publicación.

 

PUBLÍQUESE Y CÚMPLASE

 

Presidente Secretario General de Organismo de Control

 

Alcaldesa de Bogotá



[1] Tania Tello-RodríguezRenato, D AlarcónDarwin & Vizcarra-Escobar. “Salud mental en el adulto mayor: trastornos neurocognitivos mayores, afectivos y del sueño.”   Tomado de: https://rpmesp.ins.gob.pe/index.php/rpmesp/article/view/2211/2165

[2] OMS (2018). Salud mental: fortalecer nuestra respuesta. Recuperado de https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/mental-health-strengthening-our-response

[4] Ministerio de Salud y Colciencias (2015). Encuesta Nacional de Salud Mental 2015.

[5] OMS (2013). Plan de Acción sobre Salud Mental 2013-2020. Recuperado de https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/97488/9789243506029_spa.pdf?sequence=1

[6] OMS (2015). A nivel mundial, el personal sanitario y los fondos destinados a la salud mental siguen siendo escasos. Recuperado de http://www.who.int/mediacentre/news/notes/2015/finances-mental-health/es/

[7] Organización Panamericana de la Salud (2018). Atlas de salud mental de las Américas.

[8] Ministerio de la Protección Social y Fundación FES Social (2003). Estudio Nacional de Salud Mental Colombia. Recuperado de http://onsm.ces.edu.co/uploads/files/1243030_EstudioNacionalSM2003.pdf.

 

[9] Ministerio de la Protección Social y Fundación FES Social (2003). Estudio Nacional de Salud Mental Colombia. Recuperado de http://onsm.ces.edu.co/uploads/files/1243030_EstudioNacionalSM2003.pdf.

[10] Ministerio de Salud y Colciencias (2015). Encuesta Nacional de Salud Mental 2015.

 

[11] Ministerio de Salud y Protección social (2015). Encuesta Nacional de Salud Mental. Recuperado de https://tinyurl.com/y7lumsxh

[12] Ministerio de Salud y Colciencias (2015). Encuesta Nacional de Salud Mental 2015.

[13] Semana (2019). ¿Cuáles son los retos para una Bogotá que se envejece? Recuperado de https://www.semana.com/nacion/articulo/bogota-tiene-cada-vez-mas-adultos-mayores-de-60-anos/621265

[14] Alcaldía Mayor de Bogotá (2016). Política Distrital de Salud Mental, 2015- 2025. Recuperado de http://www.saludcapital.gov.co/Documents/Transparencia/3_Politica_de_Salud_Mental.pdf

 

[15] El Tiempo (2019). El drama de las familias de los abuelos que se pierden. Recuperado de https://www.eltiempo.com/bogota/Alzheimer-y-abuelos-perdidos-en-bogota-414770

[16]  Leiva, A. (2016). Factores relacionados con deterioro cognitivo y pérdida de autonomía en una población mayor de 64 años. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/tesis?codigo=58856

[17] OMS (2019). Demencia. Recuperado de https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/dementia

[18] J. López-Álvarez “Nuevos criterios diagnósticos de la demencia y la enfermedad de Alzheimer”. Recuperado de https://www.viguera.com/sepg/pdf/revista/0501/501_0003_0014.pdf

[19] OMS (2019). Demencia. Recuperado de https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/dementia

[20] El Tiempo (2020). ¿Por qué deberíamos conocer más del Alzheimer?

[22] Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses

[23] Medicina Legal

[24] OMS (2013). Plan de Acción Sobre Salud Mental 2013-2020. Recuperado de  http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/97488/1/9789243506029_spa.pdf

 

[25] OMS (2013). Plan de Acción Sobre Salud Mental 2013-2020. Recuperado de  http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/97488/1/9789243506029_spa.pdf

 

[27] Ministerio de Salud y Protección Social y OMS (2015). Plan Nacional de Salud Mental 2014-2021.

[28] Ministerio de Salud y Protección Social y OMS (2015). Plan Nacional de Salud Mental 2014-2021.

[30] Ibíd.  

[31] Política Distrital de Salud Mental, 2015-2025

 

[33] Plan Distrital de Desarrollo “Un nuevo contrato social y ambiental para la Bogotá del Siglo XXI”, Metas Sectoriales.

[34] Sistema distrital de cuidado, logro histórico para mujeres en Plan de Desarrollo. Recuerdo de: https://bogota.gov.co/mi-ciudad/mujer/el-sistema-distrital-de-cuidado-un-logro-historico-para-las-mujeres

[35] Jaramillo, A. y Forero, A. (2015). De la política a la acción: Estado y avances de la implementación de la política pública social para el envejecimiento y la vejez (PPSEV) en Bogotá. Recuperado de http://web.b.ebscohost.com.ezproxy.unal.edu.co/ehost/pdfviewer/pdfviewer?vid=1&sid=082460d4-e58f-41f6-969e-c545ee21b48b%40pdc-v-sessmgr05

[36] Ardón, N. y Cubillos, A. (2012). La salud mental: una mirada desde su evolución en la normatividad colombiana. 1960-2012. Gerencia y Políticas de Salud 11, 23. Recuperado de http://revistas.javeriana.edu.co/index.php/gerepolsal/article/view/4456

[37] López Dóriga Digital (2020). Identificar signos y síntomas del Alzheimer favorece su atención oportuna y mejora calidad de vida: IMSS. Recuperado de https://lopezdoriga.com/vida-y-estilo/identificar-signos-y-sintomas-del-alzheimer-favorece-su-atencion-oportuna-y-mejora-calidad-de-vida-imss/

[38] National Institute on Aging (2018). Basics of Alzheimer’s Disease and Dementia Cognitive Health. Preventing Alzheimer’s Disease: What do we Know? Recuperado de https://www.nia.nih.gov/health/preventing-alzheimers-disease-what-do-we-know